Almacenamiento de datos: del ‘cloud first’ al ‘workload first’
Un 72 % de las compañías españolas planea repatriar sus datos desde la nube y pasarlos a on-premise en un plazo de tres años.
Tras unos años de desplazamiento de los datos hacia las nube, hay empresas que están realizando la maniobra contraria. La estrategia consiste ahora en pasar del entorno cloud al on-premise.
Según el último estudio de Cloudera para España, el 72 % de las compañías planea repatriar sus datos desde la nube y pasarlos a infraestructuras on-premise en un plazo de tres años.
Aquí entran en juego cuestiones como el coste a medida que aumenta la escalabilidad o las normativas de protección, con el impulso de tendencias como la gobernanza y la soberanía del dato.
La idoneidad de una opción de almacenamiento u otra no se puede trazar por medio de una norma general. Cada negocio debería evaluar su caso para concluir si extraerá más beneficios de la nube o del almacenamiento local. Cuestiones como la propia carga de trabajo pueden decantar la balanza para cualquiera de los dos lados. De hecho, desde Cloudera recomienda remplazar la mentalidad “cloud first” por “workload first”.
Esta empresa identifica varias claves que se deberían tomar en consideración para elegir el entorno de almacenamiento adecuado. La primera de ellas es ese enfoque desde el punto de vista de las cargas de trabajo que maneja la organización, lo que implica analizar su rendimiento.
Las cargas que son más predecibles y que, por lo general, consumen un nivel estable de recursos, parecen más adecuadas para on-premise. Resultan económicas de ejecutar in situ. Por su parte, aquellas más variables y los servicios orientados a cliente se benefician de la elasticiadad del cloud computing.
En segundo lugar, importa el coste del cumplimiento, como respuesta a las regulaciones en materia de datos especialmente en sectores muy regulados. Esto, por sí solo, provoca que muchos negocios regresen sus datos a servidores on-premise para mantener el control.
Cloudera aconseja “políticas de seguridad cohesionadas en todos los entornos en los que operan” las compañías, incluyendo la implementación de “normativas globales definidas” para replicar estándares y reducir riesgos.
A la hora de valorar la nube, hay que tener en cuenta la cuestión del “coste versus flexibilidad“. El primero de estos factores se incrementa cuando los datos aumentan. “Así”, explican los expertos, “el principal error es asumir que el beneficio del salto a la nube reside en este factor cuando, en realidad, la ventaja está en la flexibilidad que ofrece la nube frente a sistemas on-premise”.
Por último, conviene destacar la capacidad de mover datos de una nube a otra nube, de la nube a local o de local a la nube. Con la aparición de nuevos sistemas de arquitectura de datos, es posible generar más valor y ahorrar en cloud, lo que supone una ventaja adicional.