Algunos desafíos que no dejan dormir a los CEOs
El manejo de la información, la globalización o la digitalización son algunos de los retos que debe afrontar un director general en la actualidad.
Dar a conocer los nuevos retos a los que las empresas y directivos deben enfrentarse para alcanzar sus objetivos es el propósito de la guía gratuita “Los 5 desafíos que no dejan dormir a los CEOs actuales”, publicada por EAE Business School.
El primero que anotan es el capital humano. Y es que las relaciones entre el talento y las empresas que lo buscan es una labor fundamental de los gerentes actuales. Además, no se trata únicamente de retenerlo, sino de crear redes de talento que atraigan especialistas y socios.
Parejo a esto, desde EAE Business School, también anotan que otros objetivos de los CEOs son aumentar la productividad y rentabilidad de las organizaciones, al tiempo que identificar y fomentar el nivel de engagement de los empleados.
El segundo reto que identifica la guía es el Big Data o “la revolución en la gestión de los datos”. Así, se recuerda que el objetivo final de ese gran volumen de datos tiene que ser la conversión en información concreta, significativa y aplicada al negocio.
Para que esto sea posible, se señala que las principales herramientas tecnológicas necesarias son bases de datos e infraestructura, software libre de gestión de datos y cloud computing.
El alto grado de competencia por la globalización es el tercer reto. Si la competencia siempre ha sido dura, ahora hay que hablar de hipercompetitividad. Por ello, un CEO precisa que su empresa cuente con la posibilidad de desarrollar flexibilidad estratégica o que se planteen alianzas estratégicas.
En cuanto a los retos que deberán enfrentarse en la transición e integración de lo digital, la guía indica hasta ocho; por ejemplo, la medición del retorno de la inversión, un plan de marketing integral, la asignación de un presupuesto, adecuar el marketing para asignar el presupuesto a los diferentes canales, etc.
Finalmente, el último desafío es que la ventaja competitiva ya no es sostenible, sino transitoria. Esa evolución provoca muchos cambios, empezando por una economía creativa, para conocer qué necesita la gente y por lo que pagará; por el diseño de nuevas y mejores experiencias; y por exprimir los nuevos rendimientos de los activos empresariales.