Si bien es cierto que ya existen varios emuladores y sucedáneos de Windows para Android, ninguno de ellos funciona realmente bien ni tiene tanta andadura como Wine en Linux.
Gracias a él numerosos programas pensados para funcionar en Windows han funcionado en Linux perfectamente, y aunque pueda parecer una herejía usar algo Windows en Linux, lo cierto es que muchas personas requieren programas que nunca se han portado a otro sistema que no sea Windows.
La emulación total del sistema operativo es una opción, pero la sencillez y el uso directo de aplicaciones con Wine ha hecho que sea una gran alternativa.
Pero antes de alegrarse hay que darse cuenta que a la portabilidad Android todavía le queda mucho camino, de hecho en su presentación el rendimiento fue, como cabría esperar, horroroso.
Aunque claro, también es cierto que parte de la culpa la tenía que se trataba de Wine funcionando en un emulador de Android corriendo en un MacBook. Algo así como poner a Alfredo Landa a traducir al español unas transcripciones en inglés provenientes de la traducción automática de un discurso en chino.
¿Qué opináis, gracias a los incrementos de potencia en ARM y desarrollo de software Android llegará antes la “emulación” de Windows a Android que la posibilidad de ejecutar aplicaciones de Windows directamente en un smartphone WP?
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