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#AFondo | Y Amazon se encaramó a la nube

La diversificación de negocio se ha convertido en una de las claves del éxito de Amazon. La que inició su andadura como una tienda de libros, aunque una tienda de libros muy especial que vendía su catálogo directamente por Internet, ha acabado siendo mucho más que eso. Por un lado, esta empresa que emplea a 97.000 personas, más o menos la misma gente que habitantes tiene el municipio de Girona, ha ampliado su catálogo online para acoger más contenido de entretenimiento, como música, películas, series de televisión, apps y juegos, y mucho más. Amazon ofrece sus propios dispositivos móviles y casi cualquier cosa que se pueda necesitar en la vida, ya sean sartenes, cunas para bebés, cepillos de dientes, esmalte de uñas, cajas fuertes, galletas, cerveza, ropa de marca, una baca para el coche… Las opciones de su mercado online son tremendas. Basta con llenar el carrito de la compra en Amazon y esperar a que el pedido llegue a casa, a veces en el mismo día. Su tienda cuenta incluso con productos específicos para Industria, Empresas y Ciencia.

Por otra parte, Amazon ha apostado con fuerza por el cloud computing. Amazon.com se dio a conocer en la World Wide Web en el verano de 1995. Tras explotar las posibilidades de las adquisiciones online, pero sin dejar de atenderlas, puso en marcha Amazon Web Services. Fue justo siete veranos después, en julio de 2002. Esta plataforma cloud permite a los desarrolladores crear por su cuenta. Ofrece a negocios grandes y emergentes de cualquier rincón del mundo servicios de computación, almacenamiento, bases de datos, análisis, aplicaciones e implementaciones que giran en torno a los conceptos de rapidez, escalabilidad y abaratamiento de costes TI. A partir de ahí, hay espacio para multitud de cargas de trabajo. Cubre desde aplicaciones a procesamiento de datos, archivado o Internet de las Cosas, por ejemplo. Y Netflix, WeTransfer, Airbnb o Bankinter son sólo algunos de los clientes que la han escogido.

Dos grandes pilares de AWS son Amazon Elastic Compute Cloud (Amazon EC2) y Amazon Simple Storage Service (Amazon S3). Amazon EC2 consiste en un servicio web que entrega capacidad de cómputo en la nube con un tamaño que se puede modificar. Amazon S3 se encarga de la parte del almacenamiento de objetos sin cuota mínima, con un pago por uso que promete duración y seguridad, y lo cierto es que su lanzamiento supuso todo un acontecimiento. Esta semana, en la que también se ha abierto la disponibilidad de AWS Database Migration Service, ha hecho justo una década desde que Amazon Web Services anunció la puesta en marcha de su servicio de almacenamiento. Definido por sus responsables como “almacenamiento para Internet”, en la primera nota de prensa de AWS de la que hay constancia se le atribuyen capacidades como la sencillez, la autonomía, la concurrencia controlada o la tolerancia a fallos.

“Amazon S3 se basa en la idea de que el almacenamiento de calidad basado en Internet debe darse por sentado”, explicaba entonces Andy Jassy, que aún hoy es vicepresidente sénior de Amazon Web Services. “Ayuda a los desarrolladores a no preocuparse por dónde van a almacenar los datos, si van a estar a salvo y seguros, si van a estar disponibles cuando los necesiten, costes asociados con el mantenimiento del servidor, o si tienen suficiente capacidad de almacenamiento disponible”. En definitiva, “Amazon S3 permite a los desarrolladores centrarse en innovar con los datos, en vez de en encontrar la manera de almacenarlos”, sentenciaba Jassy. Ahora que ha alcanzado diez años, este mismo directivo cree que la transición a la nube de la compañía de Seattle ha fructificado por defender la libertad para los creadores, a los que se otorga el control. “Se trata de proporcionarles esperanza para [que], cuando tengan una idea con capacidad real para cambiar sus empresas”, explican desde Amazon, “puedan hacerla realidad”.

Partiendo de los libros, Amazon ha sabido posicionarse como uno de los gigantes web de la actualidad. Sus grandes rivales son Microsoft y Google. Salesfoce y Oracle también compiten con ella en temas cloud. Todas estas compañías han comprendido que la nube es uno de los máximos contribuyentes de la transformación digital. Raro es el negocio que no se plantee ya dar el salto cloud, y Amazon y sus competidores les plantean sus propias soluciones para habilitar la transición. Hoy por hoy ya no es necesario preocuparse por las cuestiones de mantenimiento o por la posibilidad de acceso según el momento y el lugar. Los proveedores cloud son los que se ocupan de ello. En el caso de Amazon, comenzó a participar en este segmento porque desde su creación había sido capaz de desarrollar infraestructuras y la competencia necesaria de centros de datos a gran escala.

De dato en dato

Amazon fue el invento de un ingeniero informático con experiencia en Wall Street, Jeff Bezos, que de partida no se iba a llamar Amazon, sino Cadabra. Su nombre definitivo le llegó en honor al río Amazonas, o Amazon en inglés, que transcurre principalmente por Brasil donde también se le conoce como Solimões. Curiosamente, Amazon.com.br no hizo acto de aparición hasta hace poco más de tres años. Al principio daba pérdidas, pero justo después de explotar la burbuja de las puntocom, en 2001, Amazon logró informar sobre sus primeros ingresos netos: 5 millones de dólares en el último trimestre. La estrategia de expandirse centrándose primero en la experiencia y en competir por coste la ha repetido en otras ocasiones, sin ir más lejos con sus Kindle Fire, a pesar de la inversión que eso supone. Bezos ha sido reconocido por revistas como Time y Fortune por su carrera al frente de Amazon, si bien la fama de jefe duro le precede. También por Forbes en lo que se refiere a su fortuna, que sería la quinta mayor del mundo, sólo superada por la de Bill Gates en el ámbito tech. Y Amazon se ha colado entre el top 10 de empresas tecnológicas que más valen.

Otros detalles históricos que se conocen de Amazon son que el hogar de Bezos acogió sus primeros servidores y que, cuando arrancaron sus operaciones, se hacía sonar una campana si alguien compraba un libro de su catálogo. La campana tuvo que acabar silenciándose en cuestión de semanas, porque las ventas comenzaban a crecer. Amazon ha acabado distribuyendo más libros electrónicos que en papel. En cuanto a Amazon Web Services, uno de sus momentos clave se produjo el año pasado, cuando superó su primer millón de clientes activos. En 2015 aportó 7.880 millones de dólares en ingresos a Amazon, 2.400 millones sólo en el último trimestre. Esto es remarcable, porque no ha sido hasta hace un año que el gigante de Seattle se ha animado a revelar las cuentas de AWS. Se calcula que su negocio acapara más de una cuarta parte de toda la Infraestructura como Servicio. Según datos recopilados por Udemy, un tercio de los internautas visita cada día páginas que confían en AWS, no en vano tiene centros de datos en prácticamente 200 países con decenas de miles de computadoras.

AWS opera varias Regiones y Zonas de Disponibilidad, que están en aumento continuo, como los usuarios. En 2017 tiene previsto sumar nuevas infraestructuras en Estados Unidos, Canadá, China, la India y Reino Unido. La primera Región dentro de la Unión Europea se inauguró en noviembre de 2007 y ahora ya hay equipos locales de account managers, arquitectos de soluciones, formadores, ingenieros y demás especialistas repartidos por todo el continente. En su haber, AWS acumula estándares de seguridad como ISO 27001, ISO 27017, ISO 27018, SOC 1, 2, 3 y PCI DSS Level 1. Y a largo plazo espera progresar en cuestión de eficiencia energética. Aunque la meta es acabar tirando sólo de energías renovables, si todo va bien, a finales de este año la nube de Amazon debería depender en un 40 % de alimento verde. Veremos si es así. Hasta ahora pocas cosas se le han resistido a Amazon.

Mónica Tilves

Licenciada en Xornalismo por la Universidad de Santiago de Compostela en la especialidad de Periodismo Electrónico y Multimedia. Apasionada de los gadgets, la fotografía digital, el diseño web y el arte. Tras un primer contacto con el mundo de la prensa escrita y con la suficiencia investigadora debajo del brazo, me decanto por los medios online. Cubro la actualidad informativa en Silicon Week desde 2011, además de colaborar en otras publicaciones del grupo NetMediaEurope en España como Silicon News. Ahora en Silicon.es.

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