Casi todos los ciudadanos europeos llevamos ya un smartphone en nuestro bolsillo. Es evidente que el concepto de la movilidad ha alcanzado una nueva dimensión en los últimos años. Y esta nueva era exige un desarrollo normativo que permita adaptarse a los tiempos y seguir avanzando.
Es inevitable que nos preguntemos cómo está preparándose la Unión Europea para este desafío y, sobre todo, cuáles son los pasos que se están dando en este camino. Sobre todo si tenemos en cuenta que, aunque en teoría estamos inmersos en un mercado único, la fragmentación del territorio comunitario todavía es un hecho indiscutible en muchos ámbitos.
Los dirigentes europeos son conscientes de la disgregación interna de la UE en materia de telecomunicaciones, por lo que uno de los objetivos prioritarios para los próximos años es la consolidación del mercado único digital, tal y como indica la Comisión Europea.
El órgano de gobierno comunitario reconoce que existen barreras en el ámbito online. Y esto se traduce en la pérdida de bienes y servicios para los ciudadanos, además de limitar el horizonte de las empresas de internet y las start-ups europeas. Y también dificulta el aprovechamiento de las herramientas digitales por parte de los gobiernos y las compañías.
Por eso, ha llegado el momento de dar un paso adelante. “Las tecnologías digitales nos acompañan en todos los aspectos de la vida. Todos ellos requieren el acceso a internet de alta velocidad. Necesitamos estar conectados. Nuestra economía lo necesita. La gente lo necesita”, declaraba el pasado mes de septiembre Jean-Claude Juncker, presidente de la Comisión Europea.
Según indica el órgano comunitario, “es hora de que el mercado único de la UE encaje en la era digital, derribando los muros reguladores y pasando de 28 mercados nacionales a uno único. Esto podría contribuir con 415 millones de euros al año a nuestra economía y crear cientos de miles de nuevos puestos de trabajo”.
La Comisión Europea explica en un documento por qué necesitamos un mercado único. En primer lugar, señala que sólo el 59% de los europeos tiene acceso a redes 4G. Además, incide en que el 52% de las compras transfronterizas son bloqueadas, mientras que un mercado único permitiría ahorrar 11 billones de euros a los consumidores mediante la compra online. Asimismo, los pequeños negocios podrían ahorra 9.000 euros en gastos legales y de traducción gracias a la armonización de la legislación.
Considera que el mercado único digital mejoraría el ecommerce, el reparto de paquetería o la gestión del IVA, a la par que crearía un mejor entorno empresarial para las compañías del sector de las telecomunicaciones, medios de comunicación, plataformas online y el ámbito de la seguridad y los datos personales.
Por otra parte, esta unificación del entorno digital europeo llevaría hacia una nueva era en la gestión de los derechos de autor. La Comisión Europea estima que conduciría a una mejor elección y acceso a contenidos online transfronterizos, así como un entorno online más justo para creadores y medios de comunicación. Además, permitiría la mejora de las reglas de copyright para hacer más accesible el material de organizaciones educativas, de investigación y patrimonio cultural.
Asimismo, el órgano de gobierno europeo estima que impulsaría el desarrollo de la investigación, gracias a la creación de un entorno abierto y de confianza para compartir datos científicos, además de interconectar datos y a los propios investigadores.
El roaming ha sido uno de los mayores obstáculos para el establecimiento de un escenario de movilidad paneuropeo. Las autoridades comunitarias son conscientes de ello, por lo que los costes adicionales que soportan las comunicaciones en itinerancia han sido uno de los aspectos en lo que más ha incidido Bruselas.
Desde que la UE interniviera en 2007, el precio del roaming se ha reducido considerablemente. Así, desde abril de 2016 y hasta junio de 2017, los operadores podrán cobrar cantidades adicionales a la tarifa doméstica: 6 céntimos por minuto de llamada realizada; 2,4 céntimos por SMS enviado y 6 céntimos por MB de datos.
Además, hay que recordar que el Parlamento Europeo, el Consejo y la Comisión alcanzaron un acuerdo para la eliminación del roaming a partir del 15 de junio de 2017. Sin embargo, tendrá ciertas cortapisas. Así, se limitará a 90 días anuales el uso de tarifas móviles por territorio europeo al precio de contratación en el país de origen. Superado este límite, el cargo será de 4 céntimos por minuto, 1 céntimo por SMS y 0,85 céntimos por MB. Las personas que vivan cerca de la frontera entre dos países quedarán excluidas de esta restricción, pues se entiende que pueden moverse de un país a otro por motivos laborales o personales.
Bruselas pone este obstáculo para frenar algo que interpreta como un abuso, pues entiende que podría afectar a los precios de los operadores domésticos. Así, pretende evitar la adquisición la contratación de los servicios de operadores de otros países europeos en los que las tarifas sean más baratas.
En definitiva, aunque los pasos que se han dado hacia la eliminación del roaming sean estimables, la UE no se ha atrevido a dar el salto definitivo hacia un mercado único de las telecomunicaciones y una movilidad real. Las limitaciones impuestas siguen parcelando el territorio intracomunitario, obstaculizando la creación de un solo mercado, regido únicamente por la libre competencia entre operadores de todos los países.
El desarrollo de las redes móviles es otro de los afanes que ocupan a los dirigentes europeos. La Presidencia eslovaca del Consejo de la Unión Europea hizo especial hincapié durante su turno en el impulso de un internet móvil para todos los ciudadanos europeos. Fruto de este empeño, el pasado mes de diciembre llegó a un acuerdo informal con el Parlamento Europeo que permitirá unas velocidades mayores y un mejor acceso a internet móvil.
Dicho acuerdo afronta la necesidad de aumentar el espectro para la radiodifusión. “El espectro es un recurso valioso que debe usarse con sabiduría y visión estratégica. La liberación de la banda de frecuencias de 700 MHz para la banda ancha inalámbrica constituye una solución beneficiosa tanto para el sector digital y el audiovisual como para todos los consumidores. Aporta una seguridad normativa a largo plazo y es esencial para la implantación de la 5G. Ello supondrá disponer de una conectividad mejorada en todas partes”, explicaba Arpád Érsek, ministro de Transportes, Construcción y Desarrollo Regional de Eslovaquia y presidente del Consejo»
El resultado de las negociaciones se someterá a la aprobación de los estados miembros en los primeros meses de este año. Una vez alcanzado el acuerdo, los países de la UE deberán reasignar la banda de frecuencias de 700 MHz (694-790 MHz) a los servicios inalámbricos de banda ancha antes del 30 de junio de 2020. Se contempla un plazo excepcional de demora de hasta dos años para aquellos países que no hayan podido hacerlo, siempre y cuando se trate de casos debidamente justificados.
Dicha banda de frecuencias permite alcanzar altas velocidades y disponer de excelente cobertura, por lo que promoverá la implantación de la 4G y mejorará la oferta de banda ancha de alta calidad para todos los europeos, incluso en zonas rurales. Y esto no sólo redundará en el acceso a internet de los ciudadanos, sino que tendrá un importante impacto económico, ya que mejorará las condiciones para las empresas, aumentará la demanda de servicios e impulsará el desarrollo.
Además, la reasignación del espectro facilitará la generalización de la tecnología 5G. Su despliegue mejorará sustancialmente la capacidad de la red inalámbrica y servirá para el desarrollo de servicios innovadores, entre los que cabría destacar la atención sanitaria a distancia, el automóvil conectado y la puesta en marcha de infraestructuras inteligentes.
Los servicios de radiodifusión tienen garantizada hasta 2030 su prioridad en la banda inferior a 700 MHz (470-694 MHz), dependiendo de las necesidades nacionales. De esta manera, el sector podrá trabajar con una visión clara a largo, de forma que no influya en la prestación de servicios o la realización de inversiones. Actualmente, el intervalo de frecuencias de 470-790 MHz se usa sobre todo para la difusión de televisión digital y para los micrófonos inalámbricos empleados en teatros, conciertos, acontecimientos deportivos, etc.
Sólo Francia y Alemania han dado los primeros pasos para la liberación de la banda de frecuencias de 700 MHz, mientras que otros países europeos –Reino Unido, Suecia, Dinamarca y Finlandia- están trabajando en sus planes para reasignarla banda en los próximos años.
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