Acuerdo entre Lyft y Waymo para el desarrollo de vehículos autónomos
Los términos del pacto, que se lleva gestando desde el verano pasado, no se han hecho oficiales.
Movimientos en el siempre cambiante mercado de la tecnología de conducción autónoma: dos de las firmas con intereses en el sector, Waymo y Lyft, han llegado a un acuerdo de colaboración. La alianza se ha conocido de forma extraoficial, aunque ha sido confirmada posteriormente por las dos compañías, explica el diario The New York Times.
Dos fuentes anónimas han confirmado al periódico que el acuerdo establece que las firmas trabajarán juntas para acercar las herramientas de conducción autodirigida al gran público a través de proyectos piloto y otras medidas de desarrollo de productos.
Una portavoz de Lyft ha explicado en un comunicado que “Waymo tiene la mejor tecnología de autoconducción hoy en día, y colaborando con ellos alcanzaremos más rápido nuestra visión compartida de mejorar las vidas con el mejor transporte del mundo”. Desde la filial de Alphabet explican que “la visión y el compromiso de Lyft de mejorar la forma en que las ciudades se mueven ayudará a la tecnología autónoma de Waymo a llegar a más gente, en más lugares”.
Pocos más detalles han trascendido del acuerdo entre las dos compañías, que no han definido el tipo de productos en el que quieren trabajar o cuándo verán la luz pública. Waymo y Lyft comenzaban a explorar la posibilidad de colaborar el pasado verano, y se ha ido perfilando mediante visitas a la otra empresa a lo largo de estos meses.
Será interesante conocer qué opina de este acuerdo otra de las grandes startups relacionadas con la tecnología de conducción autónoma, Uber. La firma de la que es CEO Travis Kalanick tiene sonados choques con las dos nuevas aliadas.
Con Waymo, por ejemplo, está pendiente de ir a juicio después de los que Mountain View les acusaran de robar documentos propios para el desarrollo de una herramienta clave en la autoconducción. Las relaciones no son mejores con Lyft, después de que se conociese que Uber contaba con un software para espiar a los conductores de su competencia.