Todos quieren la suya. El éxito de un estudiante de Harvard que comenzó programando la versión online de un álbum fotográfico universitario allá por el año 2003 para acabar convirtiéndose en el segundo multimillonario más joven del planeta, en uno de los directivos con más dinero del mundo tecnológico y también en uno de los hombres más ricos de Estados Unidos justo por detrás del poderoso Bill Gates y por delante de apellidos tan conocidos como Page, Brin, Ballmer, o incluso Jobs en su día, parece haber despertado el interés por las redes sociales de inversores, gurús y competidores. No en vano, el invento de este emprendedor llamado Mark Zuckerberg cuenta ya con una base de 1.110 millones de usuarios repartidos a lo largo y ancho del mundo, de los que más de la mitad revisa su perfil cada día.
Por si eso no fuera suficiente, hace un año Facebook sorprendía con la compra de la aplicación fotográfica con tintes sociales y alma vintage Instagram. A principios de abril de 2012, cuando se anunció esta adquisición por 1.000 millones de dólares entre dinero en efectivo y acciones para alegría de sus co-fundadores Kevin Systrom y Mike Krieger (y pánico de los usuarios), este programa había sido descargado unos 30 millones de veces. Ahora, a pesar de los temores, ya hay más de 100 millones de personas enganchadas a su colección de filtros que evocan con gran sencillez el estilo de las cámaras antiguas. La red social por excelencia ha cumplido con lo pactado, manteniendo ambos negocios por separado, autorizando la publicación de fotos retocadas también en las redes de sus rivales o permitiendo seguir a gente independientemente de los contactos de Facebook.
Justo lo mismo que pretende hacer ahora Yahoo! con Tumblr. La CEO del atribulado gigante online que comienza a recuperar la sonrisa, Marissa Mayer, ha liderado la absorción de una decena de startups durante sus 300 primeros días en el cargo con el claro objetivo de contratar talento pero, sobre todo, para fortalecer su ecosistema móvil y rejuvenecer la edad media de su público. Se trata de negocios como Stamped, Alike, OntheAir, Jybe, Milewise, Astrid, GoPollGo, Loki Studios, la controvertida Summly y Snip.it, esta última especializada en la recopilación de artículos procedentes de toda la web y cuya tecnología servirá a Yahoo! para avanzar en su proyecto de “noticias sociales”.
Aunque, sin lugar a dudas, el acuerdo de 1.100 millones de dólares que viene de firmar con David Karp es el que más trazas tiene de convertirse en la gallina de los huevos de oro de sus nuevos dueños (si éstos consiguen monetizarla) y sacarlos del pozo en el que están sumergidos. La idea es negociar con los blogueros más transigentes con la incorporación de anuncios para utilizar su espacio como plataforma publicitaria a cierto nivel, siempre con autorización expresa, y llevar asimismo spots extra pero muy “light” al dashboard de la red de microblogging. Habrá que ver si la estrategia de Mayer consigue superar el pánico inicial, que ya ha derivado en la importación de más de 72.000 posts de Tumblr a WordPress en tan sólo una hora, pero lo que parece evidente es que ningún emporio quiere quedarse sin su propia red social… porque es lo que se lleva y lo que los usuarios buscan.
Por ejemplo, Google está redoblando sus esfuerzos en este campo con una alternativa de propia manufactura, Google+, que acaba de remozar con más de cuarenta pequeñas mejoras, la introducción de nuevas herramientas de retoque fotográfico y la elevación de Hangouts a la categoría de sistema de mensajería unificada, su gran punto fuerte junto a las comunidades privadas. Microsoft ha ido a por lo autóctono con So.cl y lo foráneo con Yammer, una compañía especializada en redes sociales privadas para empresas por la que ha pagado la friolera de 1.200 millones de dólares. Otra que ha sacado el talonario recientemente y no podía faltar en esta lista es Amazon que, sin olvidar sus orígenes, acaba de hacerse con la red social de lectura Goodreads.
Pinterest y el ataque de los clones
Así las cosas, el último gran trofeo (que no el único) que queda por repartirse en el ámbito social parece ser Pinterest. Fundada en 2009 por un ex-empleado de Google, Ben Silbermann. Lanzada como beta privada en marzo de 2010, elegida por los expertos como una de las 50 mejores páginas web del mundo y la mejor startup del año en agosto y diciembre de 2011, respectivamente, y aupada por los usuarios como una de las cinco webs que más tráfico directo redirecciona al comercio digital, Pinterest se ha ido consolidando como algo más que una moda pasajera. Se calcula que sus seguidores (o adictos) pasan un cuarto de hora de media navegando entre su contenido y que su comunidad supera ya los 48 millones de miembros, siendo la primera red social que rompe la barrera de los 10 millones de usuarios únicos en tan poco tiempo.
Los copistas chinos, conocidos por su maestría a la hora de reproducir gadgets tecnológicos o de imitar establecimientos enteros, y que tras desatarse el furor por los servicios de Twitter, Facebook y Tumblr dieron luz a Sina Weibo, Renren y Qing, se han implicado a lo grande con decenas de páginas parecidas a Pinterest tipo Moguije, Meilishuo y Woxihuan. Y a nivel mundial han surgido versiones temáticas de lo más variopintas. Para los viajeros en sus diferentes modalidades (Trippy, Wanderfly, Urbantag y Everplaces) o para lugares concretos (Pinme.ru, en este caso sobre Rusia). Para los cocinillas (I Wanna Nom!). Para los diseñadores (Usabilla Discover). Para los amantes de los gatos (PinCat), de la música (Sworly), de los vídeos (Chill) y de la moda (StylePin y SparkRebel). Para agregar los feeds de otras redes sociales (Kulisha) u obtener cupones descuento (Reclip.it). Para pornografía (Snatchly). Para cosas en general (Thinng). Y, en especial, para el público masculino que no acaba de enganchar Pinterest (Manteresting, Gentlemint, Dartitup, Dudepins y PunchPin).
Muchas de estas alternativas podrían satisfacer fácilmente el afán inversor de las grandes empresas, aunque la Pinterest primigenia es la más llamativa y también la más cara (está valorada en 2.500 millones de dólares). Ahora sus pines pueden ser “enriquecidos” con información sobre los objetos compartidos, como cantidad de inventario, precio y tiendas en las que están disponibles; con tiempos de cocción, ingredientes y número de personas según las cantidades utilizadas en distintas recetas; y con calificaciones y datos del reparto de películas, como pasos previos hacia la implantación de un nuevo modelo de negocio. Ya hay quien apunta a eBay y Amazon (o incluso Google ¿y Apple?) como compradores potenciales, por las ventajas de Pinterest para el e-commerce… pero Silbermann cree puede sacarle partido por sí solo y no parece muy por la labor de vender. ¿Acabará cediendo?
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