A fondo: Un año de Apple Watch, un año de expectativas e incertidumbres
Apple lanzó su smartwatch al mercado en abril de 2015, cuando ya existían varias alternativas firmadas por Samsung, Sony, LG o Motorola.
El lanzamiento del iPhone en 2007 dio fundamentos a la revolución móvil. No era el primer teléfono móvil que se anunciaba, ni mucho menos, pero sí que fue el primero que con su pantalla táctil, sus ambiciones a nivel de software y el apoyo de una marca de renombre se dispuso a liderar el batallón de los smartphones tal y como los conocemos en la actualidad. La presentación del iPad tres años después alimentó la leyenda de la era post-PC, algo a lo que han contribuido la propia crisis económica y otros factores que aún hoy mantienen las ventas de ordenadores bajos mínimos. ¿Y el desarrollo del Apple Watch? ¿Cómo ha afectado al mercado un producto que no ha sido supervisado por Steve Jobs, ni guiado por su maestría visionaria, como los otros dos?
¿Qué ha supuesto la comercialización de Apple Watch para el sector de los wearables? La consultora Canalys calcula que durante 2015, 2 de cada 3 smartwatches que se vendieron fueron relojes diseñados por Apple. En total, el año pasado esta compañía habría logrado colocar un total de 12 millones de relojes, de los que cerca de la mitad corresponde sólo al cuarto trimestre. “Aprovechando las ventas de Navidad, Apple logró acumular más de cinco millones de envíos durante el cuarto trimestre”, indica el analista Jason Low a la hora de desgranar las cifras. Esto habla a favor de su propuesta, ya que en diciembre Apple Watch no tenía ni un año de existencia.
El primer aniversario del smartwatch de Apple se ha cumplido justo esta semana. Aunque las compras directas no recibieron luz verde hasta el 24 de abril, desde el día 10 de ese mismo mes ya era posible realizar reservas e incluso acercarse a una Apple Store y tiendas seleccionadas por el gigante californiano para ver los distintos modelos de cerca. Al menos en países como Estados Unidos, Canadá, Australia, China, Hong Kong, Japón o, dentro de Europa, Reino Unido, Francia y Alemania. Por tanto, en abril del año pasado se acometieron las primeras entregas de Apple Watch. Poco más de ocho meses le bastaron a la firma de Cupertino para ponerse al nivel de la competencia. Y más aún, para superarla con creces.
Y es que Apple Watch llegó al mercado en un momento en el que ya existían diversas alternativas disponibles. Había relojes de Samsung, Sony, LG, Motorola, Pebble y hasta de Qualcomm. Esta variedad a nivel de fabricantes pasaba por resoluciones de 144×168 píxeles a 360×480 píxeles, formas cuadradas y completamente redondas, chips Snapdragon en su interior o basados en ARM, baterías que duraban todo el día o toda la semana sin necesidad de más carga, almacenamiento en algún caso de 8 MB, sistemas operativos diferentes como Android Wear, Tizen o Pebble OS y precios de partida en su mayoría inferiores a los 300 dólares.
Luego vino el Apple Watch, que lleva adosada la etiqueta de “dispositivo más personal” de Apple hasta la fecha, y entre su oferta se incluyeron una serie de opciones de gama alta valorados en cinco cifras, entre 10.000 y 17.000 dólares. Eso sí, la versión más básica, la deportiva, cuesta 349 dólares, que son 549 dólares como mínimo para el modelo estándar de Apple Watch. Así que el primer año de Apple Watch en el mercado ha estado marcado por la lucha con la competencia, pero también con las altas expectativas de los analistas durante los primeros compases y titulares que han ido narrando su evolución entre la euforia y la decepción. Haber llegado a dominar dos tercios del mercado smartwatch a día de hoy no parece suficiente para saciar previsiones.
¿Éxito o fracaso?
Nada más estrenarse este reloj, y teniendo en cuenta el fanatismo que suele rodear a los lanzamientos de productos con el símbolo de la manzana, se comenzó a elucubrar con que dos semanas bastarían para que aportase unos 2.000 millones de dólares a sus creadores. Se creía que al aprovechar los mismos componentes internos para todas las versiones, incluidas la más cara de 17.000 dólares, Apple Watch tenía potencial para convertirse en el gadget más rentable en la historia de Apple, con un margen de beneficio de hasta el 60 %. Si lo que se decía entonces era cierto, en los primeros instantes se lograron vender 3 millones de unidades de Apple Watch. Además, en China hubo que colgar el cartel de stock agotado para el Apple Watch Edition en menos de 60 minutos.
La euforia por aquel entonces era evidente. Y había pronósticos de ventas para todos los gustos. Global Securities Research apuntaba a 40 millones de unidades para todo 2015. JP Morgan lo dejaba en 26 millones. IHS apostaba por alrededor de 19 millones, una cifra más discreta que sin embargo suponía quintuplicar la cantidad de smartwatches vendidos en 2014 en todo el mundo. Piper Jaffray y Ovum recelaban más y se paraban en 8 millones y 10 millones, respectivamente. Ronan de Renesse, analista para tecnología de consumo de esta última consultora, razonaba que “la falta de casos de uso únicos”, carecer de “ventaja competitiva lo suficientemente significativa frente a Samsung, LG y Sony” y “su precio para el nivel de entrada comparativamente alto” dificultarían su expansión.
En verano ya hubo quien comenzó a defender al Apple Watch como un proyecto con probabilidades de convertirse en un éxito, pero más bien a largo que a corto plazo. Y es que quizás la calma sea mejor consejera y haya que esperar hasta 2017 o 2018 para ver al smartwatch de Apple totalmente consolidado. Para que los usuarios lo identifiquen como un producto que necesitan o que ya ha sido lo bastante probado como para poder confiar en él. Eso sí, se demande más o menos Apple Watches de lo esperado, se hayan distribuido alrededor del planeta 12 millones de unidades anuales tal y como asegura Canalys o no, lo cierto es que el impacto de su propuesta en el joven segmento de la wearable technology no ha pasado desapercibido para nadie. Strategy Analytics estima que en sólo tres meses Apple pasó de no contribuir al mercado smartwatch a aglutinar el 75,5% de las ventas.
La trayectoria de Apple Watch durante su primer año también ha estado marcada, más allá de investigaciones de terceros, por el secretismo impuesto por Tim Cook y su equipo, que en ningún informe de resultados trimestrales han querido desvelar las cifras oficiales de venta. Durante el reporte de resultados para el Q3 de su año fiscal 2015, nada más se tuvo la oportunidad de hacer referencia a números concretos de unidades vendidas, Apple se limitó a hablar de “gran despegue del Apple Watch”. Desde entonces se ha decidido incluir a este reloj dentro de una categoría genérica de productos cuyas ventas aportaron algo más de 2.600 millones de dólares de los más de 49.605 millones totales que ingresaba la compañía de Cook en el tercer trimestre, y que en sucesivas ocasiones han rebasado los 3.000 millones y los 4.300 millones de dólares.
En los resultados del Q4 de 2015, también habría influido para bien “la más amplia disponibilidad del Apple Watch”. Y al celebrar los números del Q1 de 2016 se indicó que este smartwatch, junto a iPhone, Apple TV y los servicios había desatado “un récord histórico de ventas”. Pero el dinero aportado por Apple Watch se cuentan siempre junto a los ingresos de iPod, Apple TV, los productos de Beats Electronics y ciertos accesorios. Así que, al final, lo único que se puede hacer para intentar determinar si el lanzamiento de Apple Watch ha sido memorable, y si ha triunfado o no a lo largo de su primer año de vida, es comparar los cálculos de las distintas consultoras y sacar conclusiones propias.
Lo que ofrece Apple Watch
Por ejemplo, de acuerdo con una reciente encuesta de Fluent en Estados Unidos, que es el tercer país más poblado del mundo y mercado local para Apple, el 8 % de sus habitantes tiene ahora mismo un Apple Watch. Y cada vez serán más. Parece que la mayoría de su población se sumará a la moda smartwatch de aquí a una década. Cuando se les pide puntuar al Apple Watch, quienes son clientes de Apple se muestran satisfechos con él y prácticamente la mitad de los estadounidenses lo califica de “producto de éxito”. Se trata de un producto que es usado sobre todo para controlar la actividad física, pero también para escuchar música, la mensajería e incluso los pagos móviles. Es decir, sirve para mucho más que un reloj tradicional acostumbrado a dar únicamente la hora.
¿Y qué es lo que motiva las compras en un primer momento? Parece que cuestiones como la “conveniencia” o las “características” más que el hecho de que esté de moda o sea bonito. Apple Watch tiene ciertas especificaciones originales como la rueda lateral Digital Crown que hace zoom o scroll sobre el contenido sin taparlo y que Apple ensalza como “la herramienta de navegación más revolucionaria de Apple desde iPod Click Wheel y iPhone Multi-Touch”. O el soporte de Digital Touch que permite grabar el latido del corazón y enviarlo en forma de mensaje. O, siguiendo con su disección, la incorporación de Taptic Engine para emitir notificaciones en forma de toque sutil.
Apple Watch distingue entre un toque y el deslizamiento de un dedo o pulsaciones accionadas con mayor fuerza. Y a nivel estético permite elegir entre diferentes correas que varían en diseño de cierre, color, material y estilo, esferas y tamaño de caja. Existen modelos de Apple Watch de 42 milímetros y otros más pequeños de 38. El Apple Watch básico opta por el acero inoxidable para su caja, el Apple Watch Sport se fabrica en aluminio y el Apple Watch Edition prefiere oro de 18 quilates, en rosa o amarillo. De ahí las diferencias de precio. Y no ha permanecido intocable durante un año; Apple ya le ha dado algún retoque. A los meses de su lanzamiento, se actualizó a watchOS 2, admitiendo desarrollo de apps nativas. Y lo que le queda por mejorar. Es previsible que este sistema operativo aumente su cuota hasta el 37,6 % del mercado smartwatch en 2020. ¿Se hará realidad?