A fondo: Las TIC, ¿enemigas o aliadas del medioambiente?
Aunque las Tecnologías de la Información y la Comunicación se asocian con el incremento de las emisiones de gases de efecto invernadero, a través de la explosión de dispositivos y datos, también permiten luchar contra el cambio climático.
Gobiernos de todo el mundo acordaron a finales de 2015, a través del Acuerdo de París, combatir el cambio climático que reta de forma agresiva la vida en el planeta Tierra tal y como ahora lo conocemos. Esto pasa, principalmente, por reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Y para ello los expertos proponen diferentes recetas. Por ejemplo, priorizar soluciones eficientes y de baja emisión de carbono o usar energías renovables. Reciclar. O reutilizar.
Una forma de contribuir a los objetivos medioambientales puede pasar también por el aprovechamiento de las denominadas Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC). El informe El papel de las TIC en la reducción de las emisiones de carbono en la UE de BT y Accenture apunta en esta dirección precisamente. Conforme a sus cálculos, las TIC tienen potencial para facilitar una reducción de emisiones para 2030 equivalente al 37 % de las emisiones que la Unión Europea produjo en todo 2012. El ahorro en gigatoneladas de CO2 supondría, de forma gráfica, lo mismo que plantar 500 hectáreas de árboles y cubrir unos dos tercios de la masa continental de Australia.
Esto impulsaría además la prosperidad y el crecimiento económico. El sector TIC tendría lo que hace falta para generar ingresos de 678.000 millones de euros, ahorrando además 643.000 millones en costes en Europa. En España hay posibilidad de generar 113.000 millones de euros en crecimiento económico sostenible.
Otro estudio, el 23º Informe Anual de Sostenibilidad y Responsabilidad Corporativa de Ericsson, determina que las TIC pueden ayudar a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero hasta 2030 alrededor de un 15 %, que es una proporción mayor que la huella de carbono resultante de sumar la que genera la Unión Europea y la que es responsabilidad de los Estados Unidos, cuyo presidente Donald Trump ha decidido salirse del Acuerdo de París.
¿Bien? ¿Mal? Un arma de doble filo
Los cálculos están encima de la mesa. La cuestión es poner en práctica las oportunidades que ofrecen las TIC como impulsoras de un mundo más verde, para frenar su desgaste. Y escuchar a los expertos. “Las Tecnologías de la Información y la Comunicación son un elemento irrenunciable en el desarrollo de un modelo de sociedad sostenible y eficiente energéticamente”, opina Iván Rejón, director de Estrategia, Marketing y Comunicación de Ericsson Iberia, con quien ha hablado Silicon.es sobre la influencia de las TIC en el medioambiente.
¿Cómo hay que acercarse a las TIC? ¿Hasta dónde llega su potencial? ¿No son también un elemento contaminante? “Se estima que el sector TIC contribuye con el 2 % de las emisiones totales de CO2”, responde Rejón, aportando más datos, “y que tiene un papel fundamental en la reducción del 98 % generado por el resto de actividades económicas”.
“Si bien el crecimiento explosivo en el tráfico de datos y la masificación de dispositivos conectados conlleva un incremento absoluto del volumen de emisiones, en términos relativos, las emisiones de CO2/suscriptor o por GB se han reducido en un factor 200 en los últimos años”, sigue documentando el directivo de Ericsson”. De hecho, la eficiencia energética de las redes móviles estaría permitiendo pasar de los 100 kilogramos de CO2e/GB a solamente 0,5 kilogramos entre los años 2007 y 2020.
“Con ello, por ejemplo, la industria TIC ha conseguido que el CO2 generado por una suscripción móvil de banda ancha en un año sea inferior al generado por un vehículo particular durante 1,5 horas”, celebra Iván Rejón.
La experta en cambio climático de la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), Maria Cristina Bueti, con quien también hemos charlado acerca de este asunto, define las TIC como “un arma de doble filo” respecto al cambio climático. La asesora del Grupo de Estudio 5 del Sector de Normalización de las Telecomunicaciones de la UIT (UIT-T) Medio Ambiente y Cambio Climático reconoce que pueden verse como contribuyentes “a los crecientes niveles de emisiones de gases de efecto invernadero desde el punto de vista de producción de dispositivos y equipos TIC” o de un “mayor uso de energía junto con métodos inadecuados para reciclar los residuos electrónicos”.
Sin embargo, “las TIC también tienen la inmensa capacidad de generar una considerable reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero mediante la creación de ciudades inteligentes sostenibles, sistemas de transporte inteligentes, redes inteligentes, fabricación y reciclaje inteligentes, así como otras aplicaciones basadas en las TIC”, enumeran desde el organismo especializado de las Naciones Unidas para las Tecnologías de la Información y la Comunicación.
“A primera vista, el impacto de las TIC parece funcionar en direcciones opuestas”, prosigue Bueti. Lo que propone la UIT a este respecto es adoptar “un enfoque ligeramente diferente y matizado”. Así, “en vez de considerar las TIC únicamente como un salvador para el planeta contra el cambio climático, la UIT” como organismo de normalización “ha aceptado sus deficiencias y ha desarrollado normas y directrices para maximizar los beneficios relacionados con el medioambiente que otorgan las TIC y anular los efectos negativos relacionados con el uso y la producción” de las mismas.
Ahora mismo existe toda “una plétora de normas internacionales” entre Recomendaciones y Suplementos, metodologías y prácticas sobre cómo adaptarse a los efectos del cambio climático, incluyendo lo que tiene que ver con las denominadas ciudades inteligentes sostenibles y ciertos indicadores de rendimiento que tienen en cuenta la sostenibilidad. Estos estándares deberían servir de “base para el desarrollo de políticas nacionales de TIC verdes”, apunta Maria Cristina Bueti. “Es más, las empresas que todavía puede que tengan problemas para encontrar su lugar en el ámbito de la sostenibilidad deberían utilizar las Recomendaciones y Suplementos existentes de la UIT-T para obtener marcos apropiados que se ajusten a los procesos de trabajo y fabricación de sus empresas para reducir sus emisiones de carbono”.
Datos, previsiones, realidades… y más datos
“En el frente del desarrollo de capacidad y adaptación al cambio climático, las TIC están incrementando el acceso y el control sobre datos en tiempo real, además de proporcionar canales para el intercambio de conocimientos y la investigación para estudiar las tendencias climáticas y de desastres naturales”, comenta Maria Cristina Bueti.
“Como demuestran las prácticas en boga en todo el mundo, con la creciente cobertura de las TIC y el uso de tecnologías digitales, sistemas de alerta temprana y tecnologías móviles, es claramente perceptible que las TIC son capaces de mejorar las capacidades de adaptación de comunidades vulnerables y minimizar las pérdidas de vidas humanas causadas por desastres relacionados con el clima mediante la transmisión de información predictiva y relevante, que puede facilitar evacuaciones si es necesario”, valora esta experta en cambio climático.
Es por ello, debido a estos beneficios en “la mitigación del cambio climático así como la adaptación” consecuente al cambio, que “las TIC también han sido aclamadas como un habilitador clave para facilitar la consecución del Objetivo 13 de las Naciones Unidas para el Desarrollo Sostenible, cuyo objetivo es ‘adoptar medidas urgentes para combatir el cambio climático y sus efectos’”, detalla Bueti. Esta experta indica que ya “se ha previsto que las TIC apoyen la reducción de las emisiones de GEI” o gases de efecto invernadero “en un 16 % para 2020. Esto representa casi 1,9 billones de dólares en ahorro bruto de energía y combustible”, especifica, “y una reducción de 9,1 gigatoneladas de CO2”.
Si se fija la mirada en España, y “según el estudio Spain 20.20: TIC y Sostenibilidad” del Club de Excelencia en Sostenibilidad, “una estrategia en materia de TIC y Sostenibilidad llevaría aparejada un potencial de reducción de emisiones de 36,8 toneladas de CO2, un ahorro económico estimado” por encima de los “595.000 millones de euros y una creación de empleo neto de 218.000 puestos de trabajo”, tal y como apunta Iván Rejón, también “para el año 2020”.
Consejos a seguir (y soluciones a implementar) para ayudar al medioambiente
Innovaciones como el internet de las cosas, la tecnología móvil o la propia fabricación inteligente están permitiendo avanzar hacia un mundo cada vez más conectado y también más eficiente. Ericsson apuesta por la “Networked Society” (o directamente Sociedad en Red), donde “una serie de tecnologías permiten a ciudadanos, organizaciones civiles, empresas y gobiernos abordar algunos de los grandes retos: desarrollo sostenible, cambio climático, educación, salud o bienestar”.
En este sentido, su director de Estrategia, Marketing y Comunicación en Iberia defiende el “concepto de Technology for Good, en el que las TIC (ultra banda ancha, movilidad, cloud computing, Big Data, inteligencia artificial…) desempeñan un papel fundamental en la transformación de nuestra sociedad” y en el cumplimiento de las diferentes metas sobre Desarrollo Sostenible que marcan las Naciones Unidas. Para Iván Rejón, dicha transformación requiere de “equidad social, contribuyendo a cerrar la brecha digital y a incluir colectivos desfavorecidos”, de “prosperidad económica, mediante el desarrollo y participación en nuevos modelos de generación y distribución de riqueza” y de “sostenibilidad medioambiental, demostrando liderazgo y responsabilidad en el impacto directo e indirecto en el entorno” por parte de los negocios.
A la hora de determinar qué medidas son las más recomendables, Maria Cristina Bueti, dice que “hay una infinidad de soluciones basadas en las TIC que pueden ayudar a contrarrestar y hacer frente a los efectos negativos del cambio climático”. Tanto que, “para maximizar los beneficios de estas soluciones, es importante utilizar soluciones TIC apropiadas basadas en la situación que nos ocupa”.
“Dentro de la esfera urbana, las ciudades inteligentes sostenibles, basadas en una infraestructura dependiente de IoT”, comenta esta representante de la UIT, estarían ganando “reconocimiento como un concepto único, que es capaz de combinar procedimientos, dispositivos, redes y aplicaciones relacionados con las TIC para crear un ecosistema distintivo que no solamente promueve el desarrollo, sino que también protege el medioambiente”. Estas nuevas ciudades “forman un sistema autosostenible que se basa en los principios de gestión responsable de recursos y planificación sostenible con el uso de las TIC”.
“Por lo tanto”, lo que se promueve aquí es “la reducción del consumo de energía y la integración de nuevas innovaciones tecnológicas que monitorizan las fuentes de contaminación, miden los niveles atmosféricos de gases de efecto invernadero y facilitan las mejoras de eficiencia energética”, concluye Bueti.
Una forma concreta de minimizar la huella de carbono son los “edificios con la certificación LEED Gold (Leadership in Energy and Environmental Design)”, explica Iván Rejón, el diseño y la construcción de instalaciones con “materiales energéticamente eficientes” y la incorporación a los mismos de “soluciones TIC de gestión de energía y aguas”.
En la oficina se puede cooperar con una mejor “gestión de entornos de trabajo”, que es algo que se logra, indica Rejón, “impulsando el uso de energías renovables”, nada de energías fósiles, o “estimulando la incorporación de soluciones de colaboración en los procesos de trabajo”, por ejemplo. Ericsson, entre otras cosas, ha decidido desplegar “redes de 3G y 4G en zonas rurales alimentadas por energía solar”. Asesorarse con profesionales en “excelencia en energía” tampoco estará de más para sumergirse en proyectos de sostenibilidad medioambiental.
“Varias empresas ya tienen sus propias agendas sostenibles”, sostiene Maria Cristina Bueti, que invita al resto a “consolidar los conocimientos y la experiencia disponibles en esta área”. ¿Un consejo? “Siempre parece imposible hasta que se hace”, reta la portavoz de la UIT, citando al activista y político sudafricano Nelson Mandela.