La Ley para la transformación digital del sistema financiero se publicó en el Boletín Oficial del Estado del 13 de noviembre, sentando las bases para el desarrollo del denominado sandbox financiero.
Su camino no ha sido fácil, ya que su elaboración y aprobación ha tropezado con las elecciones generales -con repetición incluida-, las posteriores dificultades para la formación de Gobierno y la crisis de la COVID-19. Pero por fin está en marcha, poniendo a España a la vanguardia en el desarrollo del sector fintech e insurtech.
¿Pero qué es exactamente el sandbox? La ley lo define como “un entorno controlado de pruebas que permita llevar a la práctica proyectos tecnológicos de innovación en el sistema financiero con pleno acomodo en el marco legal y supervisor”. Es decir, un entorno legal, seguro y controlado, para que las fintech e insurtech prueben sus ideas en un espacio controlado de pruebas. Es decir, similar al arenero donde juegan y experimentan los niños, de donde toma su nombre.
Así pues, los proyectos que sean elegidos para entrar en el sandbox no estarán sujetos a la estricta legislación financiera, pero eso no quiere decir que no estén sometidos a ningún tipo de reglas. Al contrario, deberán cumplir un estricto protocolo de pruebas donde se concretarán los detalles de los ensayos, número de participantes, operaciones, importe, duración, etc., además de asegurar el seguimiento por parte de las autoridades supervisoras.
“Supone un espacio de pruebas controlado y no desregulado, con proyectos que mejorarán la prestación de servicios financieros. Todo ello siendo supervisado y con unos protocolos para poder participar, con un componente de transparencia muy importante para todos los actores que lo compondrán. Se convertirá en el mejor campo de pruebas para nuevos modelos de negocio que aún no están protegidos por una ley”, expone Antonio Polo, chief compliance officer de Ninety Nine.
Igualmente, Rodrigo García de la Cruz, presidente de la Asociación Española de Fintech e Insurtech (AEFI), afirma que “el sandbox es, posiblemente, una de las mayores innovaciones del siglo XXI en términos de regulación y supervisión en el sector financiero, así como una de las mejores soluciones para permitir que la innovación financiera se acelere, a la vez que controla y limita los riesgos que puedan afectar al consumidor final”.
Pero no se trata sólo de acelerar la innovación, sino que este nuevo marco regulatorio es fundamental para garantizar la seguridad jurídica. “Es fundamental definir un marco de actuación. La tecnología va más rápido que las leyes en muchas ocasiones. La innovación es necesaria, pero también la seguridad para saber que vas por el camino correcto, ya sea en el ámbito tecnológico, operativo, regulatorio, de protección al consumidor…”, explica Polo.
Asimismo, Mauricio la Fuente, chief compliance officer de Bnext, opina que “es beneficioso desde el punto de vista de la autoridad supervisora, ya que tendrá plena visibilidad de la propuesta innovadora y del ciclo de vida de cada proyecto, pudiendo anticiparse a los desafíos y necesidades normativas”.
Aunque el proyecto de sandbox comenzó a moverse hace mucho tiempo, ha tardado bastante en salir adelante. Reino Unido y Alemania, por ejemplo, van por delante de nosotros. Pese a ello, España es uno de los primeros países en regular en este sentido.
El presidente de AEFI considera que la aprobación del sandbox repercutirá en generación y atracción de innovación. “Hoy en día muchos emprendedores eligen el lugar donde lanzar sus startups en función de la facilidad de la puesta en marcha de su modelo de negocio, evaluando en primera instancia las licencias y los marcos regulatorios. Un sandbox puede evitar la salida de talento emprendedor de un país y la atracción del internacional. Se espera que un 30% de los primeros proyectos sean internacionales en las primeras ediciones”, vaticina.
AEFI ha calculado el impacto que puede tener en la generación de empleo de calidad y atracción de inversión. “Se estima que el sandbox generará casi 5.000 puestos de trabajo y la llegada de 1.000 millones de euros en inversión. Pero no sólo eso, también favorecerá la competitividad y el desarrollo tecnológico, lo que provocará la retención del talento español en empresas nacionales que apuesten por la innovación en la industria financiera”, comenta García de la Cruz.
Óscar Paz, responsable de AXA Opensurance y miembro del Advisory Board de ‘Insurance Revolution’, recuerda que “ciudades como Barcelona o Madrid aparecen de forma recurrente en las listas ‘top’ de ecosistemas de emprendimiento europeo e incluso a nivel mundial”. Además, recalca que “España es un país que muchas multinacionales utilizan como lanzadera para proyectos o prototipos, por sus características y realidad socioeconómica, que hacen que gran parte de las experiencias lanzadas aquí sean extrapolables a otros países”. Asimismo, recuerda que nuestro país “es una puerta de entrada perfecta para las startups de Latinoamérica que quieren acelerar su expansión por Europa, y viceversa”.
De este modo, Lupina Iturriaga, fundadora y co-CEO de Fintonic, cree que “el desarrollo del sandbox tendrá como consecuencia directa un fortalecimiento del sector fintech español, que se traducirá en términos de competitividad y lo posicionará al nivel de otros países que son un referente en la actualidad, como Gran Bretaña”.
Paz destaca que “Reino Unido, el primer país europeo en hacer realidad un sandbox, siguió liderando la inversión fintech en Europa -42% del total- durante 2019, a pesar de encontrarse en pleno proceso del Brexit”. En este sentido, estima que la puesta en marcha de nuestro sandbox “puede suponer una oportunidad para España si parte de los proyectos internacionales que se presentan en Reino Unido acaban llegando aquí, tras su salida de la Unión Europea”.
Finanzas y seguros son dos los sectores más regulados, por lo que el sandbox ofrece un entorno más apropiado para la innovación. Y no sólo para las empresas fintech e insurtech, sino que las compañías tradicionales también se beneficiarán de este nuevo campo de pruebas.
Su principal ventaja es la agilidad que ofrece, frente al encorsetamiento que caracteriza al marco regulatorio existente en estos sectores, pero sin menoscabar la seguridad. “La mayor ventaja para las empresas del sector es la velocidad para llegar al mercado con soluciones probadas y reguladas”, valora Pilar Andrade, CEO y fundadora de LISA Seguros.
Asimismo, La Fuente remarca que el sandbox asegura “la salida al mercado de productos que garanticen la protección del cliente sin comprometer la innovación”. A la par, destaca que permite una disminución del tiempo hasta la comercialización y una reducción de costes, “al llevarse a cabo dentro un entorno controlado, sin tener que realizar grandes esfuerzos para determinar su viabilidad comercial”.
Además, hace hincapié en que ofrece total transparencia, “al encontrarse su propio desarrollo bajo la supervisión regulatoria y estructurada desde su concepción dentro los lineamientos y directrices aplicables”. También incide en que reducirá “el riesgo sancionador asociado a incumplimientos de normativa, considerando que se tiene la oportunidad de explorar si el producto o servicio funciona en tiempo real y cumple con las exigencias regulatorias antes de una salida al público”.
Por otra parte, el responsable de AXA Opensurance, cree que favorecerá el emprendimiento. “Muchas de las iniciativas fintech e insurtech son lanzadas por usuarios que han vivido en primera persona alguna experiencia poco satisfactoria en el sector financieros o asegurador. Y gracias a su espíritu emprendedor, han decido crear nuevos modelos de negocio, productos o servicios para mejorar la experiencia de otros usuarios que puedan encontrarse en situaciones similares. El sandbox no sólo va a ayudar a que estos emprendedores -o intraemprededores, si lo hacen desde una entidad financiera o aseguradora- aceleren la expansión de sus modelos, sino que también va a incentivar el emprendimiento y la sana competencia en España”.
Los principales beneficiarios del sandbox serán los consumidores, ya que los proveedores de productos y servicios financieros o aseguradores podrán acelerar el desarrollo de soluciones innovadoras, pero sin poner en riesgo la seguridad. Estos beneficios se podrán apreciar en varios ámbitos.
Más innovación. “Si mejora el proceso de desarrollo de proyectos, también mejoran los resultados. Y con ello, la innovación y calidad de los productos y servicios que llegan al usuario final. Sin olvidarnos, además, que podrán llegar antes al consumidor final”, comenta la fundadora y co-CEO de Fintonic.
En este sentido, García de la Cruz explica que “los sandbox son procesos acelerados para la implementación de la innovación, haciendo que el tiempo de lanzamiento al mercado de los productos y servicios innovadores de fintech e insurtech sea menor que por los canales habituales no diseñados para ello”.
Asimismo, la CEO y fundadora de LISA Seguros, reseña que el sandbox permite que el sector asegurador se adapte mejor a los nuevos modelos de distribución y de relación con el cliente, “lo que implica algo tan importante como los servicios y la personalización para que los clientes sólo paguen por lo que necesitan y no por productos que no se adaptan a las nuevas actividades y nuevas necesidades”. También se refiere al desarrollo de “nuevos modos de consumir seguros, como seguros on demand, real time, pago por uso, etc.”.
Igualmente, Paz considera que “la entrada del sandbox ha de ayudar a desbloquear productos y servicios innovadores que llevan ya tiempo entre nosotros, en el ‘imaginario colectivo’ de muchos emprendedores e intraemprendedores o en estados muy iniciales, en los que el peso de la variable regulatoria no acababa de hacerlos viables o invertibles, a pesar de contar con la tecnología y el talento adecuado”.
Por ejemplo, señala que la actual regulación española para el sector asegurador “hace muy difícil el que se puedan poner en marcha modelos como las neoaseguradoras o que sea imposible lanzar seguros P2P o ‘crowdsurance’, modelo que sí es posible en otros ámbitos y sectores y que han demostrado aceptación, como el ‘crowdequity’ y ‘crowdfunding’.
Seguridad. “Posiblemente sea la base de la existencia de los sandbox: la seguridad de los clientes y usuarios. El hecho de que la puesta en marcha de cualquiera de estos proyectos esté limitada en clientes, activos, transacciones o inversiones, unido a la necesidad de avales o garantías en caso de algún riesgo, hace que sea el espacio perfecto para desarrollar innovación minimizando los riesgos”, detalla García de la Cruz.
Igualmente, Polo anota que “el usuario final podrá encontrar a su disposición un producto o servicio totalmente probado en un entorno digital y cumpliendo con la normativa vigente”. Reseña que “esto no quiere decir que no se haga en la actualidad”, sino que el sandbox servirá para reforzar la seguridad en el contexto de la digitalización e innovación.
Además, el responsable de AXA Opensurance apunta que “se garantiza que cualquier proyecto que participe en el sandbox debe salvaguardar tres ámbitos especialmente sensibles: protección de datos de carácter personal, protección a los usuarios de servicios financieros y prevención del blanqueo de capitales y financiación del terrorismo”.
Competencia. El chief compliance officer de Bnext hace hincapié en que el sandbox permitirá que nuevos modelos de negocio lleguen al mercado, garantizando la competencia en la oferta de productos y servicios innovadores.
“Al permitir inicialmente el cumplimiento limitado de normas establecidas para los proyectos más innovadores, el sandbox permite mejorar las barreras de entrada a las actividades, favoreciendo el aumento de la competencia. Esto redunda en la mejora de los productos y servicios puestos a disposición del consumidor final. Con el sandbox se facilitaría la entrada al mercado de nuevas compañías, todo ello en beneficio del cliente final. Por ejemplo, con más y mejores productos y servicios, rebaja de los precios o innovación tecnológica”, especifica el presidente de AEFI.
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