La arquitectura de los ordenadores Apple ha ido evolucionado a lo largo del tiempo. En sus inicios, la compañía empleó procesadores Motorola en los primeros Macintosh. El avance de estos sistemas llegó con los chips PowerPC, fruto de la alianza entre Apple, IBM y Motorola, como respuesta al binomio Intel-IBM. Las sucesivas evoluciones de esta tecnología movieron los ordenadores de la marca de la manzana mordida hasta 2005.
Entonces llegó Intel. Después de algunos movimientos de acercamiento entre ambas compañías, el acuerdo se anunció en la Conferencia Mundial de Desarrolladores (WWDC, por sus siglas en inglés) de Apple en 2005. Y un año después, se presentaron los primeros iMac, MacBook y Mac mini basados en Intel.
Después de 15 años de colaboración, Apple comunicó el pasado mes de junio que dejará de utilizar la tecnología de Intel para desarrollar sus propios procesadores. Además, esta decisión conlleva el tránsito de la arquitectura x86 a ARM.
Este movimiento es un paso más en la estrategia de la empresa de Cupertino de controlar todo el diseño de sus productos. Hay que recordar que Apple ya desarrolla la arquitectura de sus teléfonos iPhone, tabletas iPad y relojes Apple Watch.
La ruptura con Intel no es radical, ya que seguirá ofreciendo soporte y lanzando nuevas versiones de macOS para ordenadores Mac con procesadores Intel durante unos años. Incluso está desarrollando nuevos modelos con chips Intel. Pero la llegada de los procesadores Apple no va a hacerse de rogar, ya que se espera que el primer Mac con arquitectura propia esté disponible a finales de 2020. La compañía adelanta que será una transición llevará unos dos años.
Si miramos la trayectoria de Apple en la última década y media, no cabe la menor duda de que la colaboración con Intel es una historia de éxito. Entonces, ¿cuáles pueden ser los motivos que han dado lugar a la disolución de esta alianza tan fructífera?
La compañía fundada por Steve Jobs indicó en su WWDC que busca potenciar el rendimiento por vatio y de GPU. Además, la firma explica que “esta transición creará una arquitectura común a todos los productos de la marca, lo que facilitará mucho a los desarrolladores la programación y la optimización de apps para todo el ecosistema”. De hecho, califica este movimiento como “el mayor avance en la historia del Mac”.
También aprovechó la WWDC para presentar macOS Big Sur, la nueva versión de macOS. La empresa afirma que “ofrece su mayor actualización en más de una década e incluye tecnologías que garantizarán una transición fluida a los procesadores de Apple”.
Álex Barredo, responsable del podcast Mixx.io, considera que una de las razones que ha llevado a la ruptura ha sido la necesidad de Apple de conseguir “mayor integración vertical, con mejor control de los tiempos y especificaciones técnicas desde procesos de fabricación hasta software”.
Otro de los motivos sería la demanda de una “mejor adaptación específica a las necesidades de cada ordenador final”. “Las placas base y coprocesadores que necesitan envolver a un procesador Intel no siempre se tienen que adaptar a lo que Apple quiere. Con Apple Silicon, tienen una libertad mucho mayor para diseñar portátiles u ordenadores de sobremesa”, explica.
Pero una decisión como ésta tiene importantes consecuencias. “Para Apple, una mayor inversión en su tecnología, con riesgo de separarse del espacio mayoritario x86 en escritorio y servidores, donde seguirá siendo mayoritario la próxima década”, comenta Barredo.
Por otra parte, la colaboración entre Intel y Apple ha hecho que el fabricante de procesadores se muestre neutral en la pugna entre PC y Mac. La ruptura de esta alianza deja a Intel exclusivamente en el lado del PC, por lo que habrá que ver cómo repercute en esta lucha.
En el caso de Intel, considera que este movimiento puede generar “una falta de confianza de otros socios”. Pero también puede ser positivo y abrir el camino a nuevas oportunidades. “Puede ser un despertador que le haga arrejuntarse más a Microsoft para crear mejores procesos en x86; o trabajar juntos hacia ARM, convirtiéndose también en diseñador de ARM”, señala. Cabe recordar que Intel ya trabajó en el pasado con esta arquitectura.
Además, la firma de Cupertino demanda una atención especial a sus proveedores. Por ejemplo, Intel contaba con un equipo centrado en exclusiva en sus necesidades. Esto araña aún más la posible rentabilidad del acuerdo. Asimismo, el fabricante de procesadores vende su tecnología a otras marcas que compiten con Apple, por lo que acaba compitiendo contra sí mismo. De este modo, la ruptura de este acuerdo permitirá a Intel destinar tiempo y recursos a esos otros clientes.
Por otro lado, hay que señalar que tener a Apple como cliente también conlleva algunos inconvenientes. Por ejemplo, la empresa tiene fama de exprimir al máximo a sus proveedores, exigiendo precios que casi no son rentables para ellos.
Así pues, aunque el volumen de ingresos y la notoriedad de marca que genera trabajar con la compañía de la manzana no son nada desdeñables, puede que los beneficios que reporte finalmente la asociación no siempre respondan a las expectativas.
Otra derivada interesante de la decisión de Apple es la transición de una arquitectura x86 a ARM. Como indica Barredo, este movimiento supone “tener que reescribir, emular o virtualizar gran parte de librerías y software ya escrito y funcional”. No obstante, remarca que se trata de “una transición que Apple parece haber completado con éxito en las sombras durante estos últimos 2-4 años previos a la presentación de Apple Silicon, para sorpresa de la industria”.
De hecho, Apple avanzaba que “los desarrolladores ya pueden comenzar a actualizar sus apps para aprovechar las funciones avanzadas de los procesadores de Apple para Mac”. Así, la compañía facilita las herramientas necesarias para ayudar a los desarrolladores a adaptarse a sus nuevos procesadores.
Para ello, ha creado el ‘Universal App Quick Start Program’, que proporciona acceso a documentación, foros de soporte, versiones beta de macOS Big Sur y Xcode 12, así como uso limitado de un Developer Transition Kit (DTK).
Este DTK, que se debe devolver a Apple al final del programa, es un Mac mini con chip A12Z Bionic de Apple y especificaciones propias de un equipo de sobremesa, como 16 GB de memoria, SSD de 512 GB y varios puestos de entrada y salida. Los desarrolladores pueden solicitarlo a través del Apple Developer Program.
Barredo remarca que los desarrolladores se verán obligados a “utilizar las nuevas librerías, frameworks y especificaciones que provea Apple, además de enfrentarse a nuevos cortes, cambios o roturas que la compañía establezca en cuanto a soporte tradicional o legacy”.
De este modo, adelanta que “una parte del software actual no funcionará en productos futuros, a la par que software creado con estas nuevas tecnologías no funcionará con algunos Mac existentes hoy en día, algo que no ocurriría sin este salto de Intel a Apple Silicon”.
Las cartas ya están echadas. El tiempo confirmará si este movimiento es una decisión acertada o si, por el contrario, ha sido un error por parte de la dirección de Apple.
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