Hay pocos asuntos en nuestra vida diaria que no podamos hacer a través de internet: comprar todo tipo de productos, adquirir entradas para espectáculos, teletrabajar, realizar videoconsultas médicas, contratar viajes, hacer transferencias bancarias, pagar impuestos… Sin embargo, cada vez que hay una cita con las urnas, estamos obligados a acudir en persona si queremos ejercer nuestro derecho al voto.
¿Por qué no podemos votar telemáticamente? “La implantación de nuevas tecnologías en el ámbito de la Administración tiene dos aspectos: el tecnológico, que vamos superando; y el legislativo”, señala Borja Gómez, responsable de iniciativa blockchain de la desarrolladora de software Paradigma Digital.
Y ese escollo legal parece difícil de sortear. “La implementación de tecnologías como el voto por internet requiere un cambio del marco legal. Estos procesos de actualización legislativa suelen ser largos y requieren consenso político. Además, los países suelen ser conservadores y prudentes a la hora de modificar sus sistemas de voto, ya que se trata de un proceso delicado, en el que no se pueden asumir riesgos. Se tiende a esperar y a asegurarse que la tecnología es suficientemente madura para poder implementarse”, declara Gwendoline Savoy, directora de marketing de Scytl, empresa de tecnología electoral adjudicataria del contrato para el escrutinio del ‘superdomingo’ 26 de mayo, en el que coinciden los comicios municipales y europeos.
El responsable de Paradigma Digital insiste en que “los procesos de voto están definidos en leyes que deben actualizarse y cambiarse de forma consensuada”. No obstante, se muestra optimista. “Si bien esto puede parecer un obstáculo insalvable, parece que en los partidos políticos hay cierta intención de realizar pruebas e ir haciendo este camino”.
Pero el voto por internet todavía no se ve en el horizonte y es complicado aventurar cuándo podría llegar. “En política es muy difícil hacer previsiones. En el caso de España, se necesitaría un consenso político y, además, se tendría que reformar la Ley Orgánica del Régimen Electoral General (LOREG), que regula cómo se gestiona el sistema electoral”, apunta Savoy.
Pronostica que “primero se introducirá el voto electrónico para los residentes en el extranjero”, puesto que “cada vez que hay elecciones, los españoles en el extranjero se quejan de las dificultades del proceso”. Además, advierte que “el voto rogado ha demostrado sus limitaciones en numerosas ocasiones”.
Algunos países están mostrando mayor dinamismo en la adopción de sistemas de e-voting. “Nosotros hemos demostrado, a través de múltiples proyectos, que el voto por internet no solamente es totalmente factible, sino que ya es una realidad. En algunos países, el voto electrónico ya se ha convertido en una opción acertada para facilitar el derecho al sufragio a ciertos colectivos, como por ejemplo los residentes en el extranjero o las personas con discapacidad”, apunta la responsable de Scytl.
Detalla que “Suiza, Australia, Canadá, Estonia y Francia están siendo sido pioneros en la introducción del voto por internet en sus elecciones”. Asimismo, Gómez indica que Brasil o India ya han empleado el voto por internet, mientras que Suiza, Japón o Estados Unidos “han realizado pequeñas pruebas”.
La lentitud en el despliegue del voto por internet se debe más a trabas legales que a barreras tecnológicas, aunque éstas también suponen un desafío. “Los gobiernos necesitan poder conjugar dos requisitos de seguridad que son antagónicos: identificar al votante y autenticarle de manera rigurosa; y al mismo tiempo, garantizarle su privacidad, su secreto de voto, ante agentes externos y ante la propia Administración. A esto cabe añadir otros dos retos: cómo garantizar al votante que su voto ha sido registrado correctamente y cómo demostrar a terceros que no hubo fraude. Para facilitar la introducción del voto por internet en elecciones políticas, se requiere la implementación de soluciones tecnológicas altamente seguras, transparentes y auditables”, precisa Savoy.
El experto de Paradigma Digital indica que “sistemas biométricos e identidad digital basada en blockchain pueden ser una solución” para la identificación del votante y el control del voto único. En cualquier caso, la responsable de Scytl cree que el reto tecnológico que supone la identificación remota del votante es un problema ya solucionado en España, “gracias a la implementación del DNI electrónico, por ejemplo”.
En cuanto a la garantía de que sea un voto libre y anónimo, Gómez señala que “todo sistema de trazabilidad puede suponer un riesgo para ello, por lo que hay que establecer mecanismos de cifrado y anonimización de la información”. La responsable de Scytl explica que “esta tecnología en realidad ya existe y está basada en el uso de criptografía avanzada”. No en vano, esta compañía de tecnología electoral lleva más de 15 años desarrollando sistemas de votación seguros y auditables.
La implantación del voto telemático conllevaría ciertas ventajas. “Para el votante, el voto por internet es sinónimo de mayor movilidad y comodidad, ya que permite votar desde cualquier lugar y mediante cualquier dispositivo con conexión a internet”, anota Savoy. De este modo, considera que ayudaría a “fomentar la participación, porque facilita el ejercicio del derecho a voto de cualquier votante”. Además, hace hincapié en que “permite una mayor integración de los votantes con discapacidad, porque les permite votar de forma totalmente independiente, sin ayuda de terceros”.
Por otra parte, remarca que “previene errores involuntarios de voto, como por ejemplo seleccionar menos opciones de las necesarias o más de las posibles”. Asimismo, considera que “ayudaría a ganar en eficiencia, al permitir que los gobiernos publiquen resultados con mayor velocidad y precisión”, a la par que contribuiría a la reducción del gasto, “al eliminar los costes relacionados con el voto en papel y postal”. No en vano, el representante de Paradigma Digital resalta que estos procesos nos salen muy caros. “La logística y el proceso de las elecciones generales de 2015 costaron 130 millones de euros”, asegura.
La directora de marketing de Scytl indica que también redundaría en una mayor transparencia del proceso electoral. “Cuando un votante emite un voto desde el extranjero por correo tradicional, no sabe si ha llegado al destino, si se ha perdido o si ha llegado a tiempo para que sea contabilizado. La ventaja del voto electrónico es que hay medidas de seguridad que garantizan que el voto ha llegado, se ha contabilizado y se puede auditar fácilmente. Esto tranquiliza al votante y también a los partidos políticos”, apunta.
Aunque también tiene un reverso negativo. “El principal reto es que los votos electrónicos no se pueden auditar físicamente como los votos en papel, aunque existen otros métodos de auditoría técnicos que permiten verificar el comportamiento del sistema. Esto implica formar a los auditores y observadores a nuevas técnicas y tendrá una curva de aprendizaje”, precisa Savoy.
Aunque la emisión del voto todavía no se pueda hacer por internet, los procesos electorales en España ya han comenzado su transformación digital. “El registro del voto por correo, la tabulación de los resultados y el envío a los centros de procesamiento de la información ya están digitalizados”, explica Gómez.
La responsable de Scytl precisa que “la gestión del escrutinio de los resultados electorales provisionales se hace de forma electrónica”. De hecho, esta compañía, con su partner Vector, será la encargada de todo el proceso de recogida, escrutinio y difusión de resultados en las elecciones municipales y europeas del 26 de mayo.
“Distribuiremos más de 22.500 dispositivos móviles en toda España, mediante los cuales los representantes de cada mesa electoral podrán introducir en la aplicación los datos de participación y los resultados finales para transmitirlos digitalmente. Donde no haya cobertura de datos, se realizará a través de una centralita de llamadas que estará habilitada de manera específica para el proceso”, aclara.
Especifica que “la misma noche de la jornada electoral, y a medida que se vayan recogiendo los resultados de cada mesa, se irán consolidando en tiempo real, acorde a la normativa electoral vigente, llevando a cabo la difusión de los resultados a través de los distintos canales oficiales disponibles, como son la web oficial de resultados, las aplicaciones móviles de consulta o los propios medios de comunicación”.
¿Podemos estar tranquilos con esta digitalización? ¿Existe riesgo de un posible hackeo? Abordaremos la ciberseguridad del proceso electoral español en la siguiente entrega de este reportaje, antes de las elecciones del 28 de abril.
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