Las virtudes de internet son múltiples. Pone en contacto a personas que viven alejadas las unas de las otras. Impulsa negocios innovadores. Permite formarse y trabajar a distancia. Sirve de gigantesco escaparate publicitario. Internet es además muy potente como herramienta que facilita la difusión de contenido por todos los rincones del mundo, al mismo tiempo, en tiempo real. Y lo hace sin grandes costes asociados a otros canales de comunicación, más clásicos, como la televisión, la radio o la prensa escrita. Pero el hecho de que hoy en día cualquiera pueda poner en circulación contenido también despierta el debate sobre su calidad. E incluso sobre su veracidad.
Las redes sociales, por ejemplo, donde se concentran miles de millones de usuarios, pueden ser una magnífica fuente de información… y al mismo tiempo convertirse en artilugio de desinformación. Cualquiera puede escribir contenido. Cualquiera puede enlazar contenido. Y cualquiera puede darlo por válido y difundir el rumor aún más. Hasta hacerse viral.
Esto ha llevado a plataformas como Facebook a lanzar iniciativas que buscan combatir un mal que no es nuevo, pero que volvió a sonar con fuerza con motivo de las últimas elecciones presidenciales estadounidenses. Entonces se habló mucho sobre si la victoria de Donald Trump pudo estar condicionada o no por la propagación de noticias a través de Facebook. Por el funcionamiento del algoritmo que rige el feed de noticias, que al aprender sobre los gustos de los usuarios acabaría mostrando visione sesgadas. Y por la inclusión en toda la ecuación de piezas que alguna gente da por ciertas sin molestarse en contrastar que realmente lo sean.
A finales del año pasado, el CEO de esta compañía, Mark Zuckerberg, explicó cuáles son las maniobras contempladas para paliar este mal. “Históricamente, hemos confiado en nuestra comunidad para ayudarnos a entender qué es falso y qué no lo es. Cualquier persona en Facebook puede denunciar cualquier enlace como falso”, indicaba, y al combinarse esto con otros factores, “como la gente que comparte enlaces a sitios que destrozan mitos” era posible “entender qué historias podemos clasificar con confianza como desinformación”. Luego, igual que ocurre con “clickbait, el spam y las estafas, penalizamos este contenido en el News Feed por lo que es mucho menos probable que se propague”, señalaba el directivo.
“Si bien el porcentaje de desinformación es relativamente pequeño”, en opinión de Zuckerberg, se han estado tanteando diferentes alternativas para reducirlo más. Es el caso de políticas de anuncios distintas para atacar el aliciente financiero, las verificaciones por parte de terceros, la colaboración con medios, una mayor facilidad en la denuncia de historias falsas, la inclusión de advertencias sobre esas historias que ya han sido marcadas como falsas, mejores sistemas técnicos o el abordaje de los artículos relacionados.
“Los problemas aquí son complejos, tanto desde el punto de vista técnico como filosófico”, ha argumentado en todo caso el creador de Facebook, que quiere “dar voz a la gente, lo que significa errar a favor de dejar que la gente comparta lo que quiera siempre que sea posible”. Para la red social es importante “tener cuidado de no desalentar el intercambio de opiniones o de restringir por error contenido certero. Nosotros no queremos ser árbitros de la verdad”, dice su máximo dirigente, “sino que en cambio confiamos en nuestra comunidad y en terceros de confianza”.
La lucha no se limita a Facebook. Otras redes sociales, los buscadores y organizaciones que buscan compartir conocimiento y hacer de internet un lugar abierto y seguro, como la enciclopedia Wikipedia o Mozilla, por ejemplo, también tienen el mismo problema. Hay demasiada información y muchas fuentes, ¿cómo distinguir lo verdadero de lo falso? ¿Y cómo hacerlo dentro del marco de objetividad necesario? ¿Es posible con tecnología? ¿Pueden las máquinas hacer el trabajo de los hombres?
Mozilla acaba de presentar la Mozilla Information Trust Initiative, también conocida como MITI. Se trata, como sus responsables definen a MITI, de “un esfuerzo integral para mantener internet creíble y saludable”. Es, directamente, “un movimiento para combatir la desinformación online”. Para ello echará mano de su equipo de tecnólogos, periodistas, científicos y diseñadores de políticas, y admite aliados, que juntos investigarán sobre el tema y buscarán soluciones al problema de las noticias falsas. Mozilla indica al respecto que este problema tiene diferentes raíces, que van desde la tecnología a la economía, la ciencia cognitiva y la alfabetización.
Son cuatro los frentes en los que se divide MITI. Por un lado, el equipo Open Innovation de Mozilla trabajará con técnicos y artistas para desarrollar tecnología capaz de combatir la información que no es información real. Ésta es la parte pura de producto. Mozilla también planea aliarse con medios y trabajar en iniciativas existentes, como Pocket, Focus y Coral. Desde un punto de vista más imaginativo, el de las intervenciones creativas, financiará lanzamientos que aborden la desinformación con armas como la realidad virtual y la realidad aumentada.
En tercer lugar está el tema de la alfabetización. La visión de Mozilla es que no basta sólo con la tecnología. Además de medios técnicos habría que ofrecer a los internautas medios educativos, para que cada vez sean más capaces de darse cuenta de qué es mentira y juzgarlo por su cuenta. Además de continuar con proyectos actuales, Mozilla promete crear un plan de alfabetización web acerca de la desinformación.
La cuarta pata de MITI es la investigación, que es la que ayudará a profundizar y entender por completo el tema de las noticias falsas. En este sentido, Mozilla tiene previsto publicar una investigación sobre cómo afectan estas noticias a la experiencia de los usuarios en base a datos de navegación que se recabaron durante los comicios más recientes que tuvieron lugar en los Estados Unidos.
“El impacto de la desinformación en nuestra sociedad es uno de los temas que causa más divisiones, más tensos e importantes de nuestros días. La desinformación merma la transparencia y siembra la discordia, mina la participación y la confianza, y debilita el beneficio público de la web”, describe Katharina Borchert, Chief Innovation Officer de Mozilla. “En resumen: hace que internet sea menos saludable. Como resultado, la capacidad de internet para impulsar una sociedad democrática sufre mucho”.
Borchert recuerda que “éste no es un escenario hipotético”, sino que “está sucediendo actualmente en los Estados Unidos, en el Reino Unido, en Francia, en Alemania y más allá. El Papa no respaldó a un candidato a la presidencia de Estados Unidos, ni el billete de 2.000 rupias de la India contiene un dispositivo de rastreo. Pero contenido inventado, titulares engañosos y contexto falso convencieron a millones de usuarios de internet de lo contrario”. Y ésos son sólo algunos de los ejemplos de mentiras y falsos mitos que corren como la pólvora por el mundo online. Y, después, por el físico.
“La propagación de la desinformación viola casi todos los principios del manifiesto de Mozilla, nuestra doctrina rectora”, añade su Chief Innovation Officer. “Mozilla tiene una larga historia de poner la comunidad y los principios por delante y dedicar recursos a asuntos urgentes”, comenta a la hora de expresar la implicación de Mozilla con su Mozilla Information Trust Initiative. Ahora también “Mozilla se compromete a construir tolerancia en vez de odio, y a construir tecnología que puede proteger a los individuos y la web”.
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