Prácticamente la mitad de los españoles ha trabajado de forma remota desde el 14 de marzo, debido a la declaración del estado de alarma para poner freno a la pandemia de coronavirus con la que todavía hoy se lucha. Hasta un 49 % ha teletrabajado, según el Estudio de teletrabajo y dispositivos para la conexión realizado por Ipsos Digital a instancias de Celside Insurance, del que se publicó una edición el 10 de marzo y otra el 24 de abril marcando la evolución de esta tendencia.
Según este estudio, un 85 % de los españoles se muestra partidario a esta modalidad de trabajo tras seis semanas practicándola. Eso sí, el porcentaje de trabajadores favorables era más alto en la primera edición del estudio, hasta el punto de que el teletrabajo llegó a estar respaldado por un 92 % de las personas consultadas. Esto significa que los encuestados contrarios a teletrabajar han aumentado del 8 % al 15 % en unas semanas.
Una solución que podría ayudar a ganar adeptos es trabajar desde la oficina la mitad de la jornada laboral y desde casa la otra mitad, algo que apoya una cuarta parte de los encuestados.
La Ley de Trabajo a Distancia que están elaborando las autoridades españolas quiere que la empresa se haga cargo de los gastos vinculados al desarrollo de tareas profesionales en remoto. Y también busca superar retos que se han ido planteando durante esta primera toma de contacto con el teletrabajo para muchos españoles, como el establecimiento de tiempos de descanso y la garantía de desconexión. Aquí queda camino por recorrer.
Durante el confinamiento, solamente un 34 % de los trabajadores españoles recibió un ordenador y un teléfono móvil por parte de su empresa, lo que garantizó que pudiesen seguir realizando las tareas de siempre pese a la imposibilidad de desplazarse a su puesto de trabajo habitual. Al 16 % le ofrecieron un ordenador, pero no un móvil. Y un 35 % no recibió ninguna de las dos cosas.
OpenText también ha ahondado en esta cuestión con su propia investigación. Esta compañía sondeó la situación de los trabajadores españoles, en su caso durante los meses de abril y mayo, y ha descubierto que el 46 % de los trabajadores no se siente lo suficientemente equipado con herramientas digitales para teletrabajar de forma eficiente. Esta cifra es la más alta de todos los países europeos estudiados. Reino Unido se queda en el 34 %; Alemania, en el 37 %; y Reino Unido, en el 38 %.
Esta carencia de herramientas tiene un impacto directo en la productividad, a lo que se suma el estrés provocado por la sobrecarga de información, sufrido por un 31 % de los trabajadores. Con la crisis de la COVID-19 y todas sus consecuencias, el 15 % dice que no es capaz de desconectar porque está recibiendo información a todas horas, todos los días.
La cantidad de fuentes que los profesionales deben consultar se ha incrementado, abarcando desde las redes sociales, al correo electrónico o las carpetas compartidas en plataformas de nube. El 16 % de los españoles encuestados por OpenText usa más de diez cuentas, herramientas y aplicaciones al día. Solamente un 43 % consigue limitar por debajo de tres estos recursos para completar un proyecto. Y apenas 2 de cada 10 encuentran lo que busca en menos de 10 segundos.
Hay otros efectos negativos, más allá de la colaboración y el acceso a documentos corporativos. El 27 % de los españoles que participaron en el estudio de Ipsos Digital y Celside Insurance dice que hizo horas extra durante sus sesiones de teletrabajo. El 30 % calcula que su empresa le ha exigido más. Hasta un 20 % de las madres y un 11 % de los padres dicen haber sufrido distracciones al trabajar desde casa, dado que los colegios también han permanecido cerrados.
Y un 29 % y un 25 % de los encuestados, respectivamente, confirman cambios de hábitos al haber usado más que antes el móvil para cuestiones laborales y para formación y aprendizaje de habilidades.
Como puntos positivos, un 56 % de los españoles apunta en la segunda edición del Estudio de teletrabajo y dispositivos para la conexión que su rendimiento se ha incrementado. Eso sí, cabe señalar que en la primera edición el porcentaje era 24 puntos más alto. Otro 29 % de los trabajadores señala que es capaz de autogestionarse mejor desde casa.
“Los usuarios han demostrado estar dispuestos a adoptar nuevos servicios y herramientas”, señala Jorge Martínez, director general de OpenText en España y Portugal, pero las organizaciones deben “encontrar formas de reducir la complejidad, simplificar los flujos de trabajo y los procesos, y crear experiencias atractivas tanto para clientes como para empleados”.
“La productividad de los empleados puede verse afectada a medida que luchan con problemas de acceso, mientras que la seguridad tiende a convertirse en algo que pasa a un segundo plano cuando el personal busca soluciones alternativas”, advierte Martínez.
Las organizaciones deberán garantizar un uso seguro y eficiente de las herramientas de trabajo en remoto para sacar partido a un sistema de trabajo que ha llegado para quedarse, pero al que hay que acostumbrarse. Al mismo tiempo tienen que implementar políticas de trabajo respetuosas con los derechos de los empleados que se acojan a esta práctica.
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