El edge compunting se muestra como una solución plausible para resolver los problemas de capacidad y de latencia que puede generar el enorme crecimiento del tráfico de datos en los próximos años.
En la anterior entrega de este reportaje explicábamos en qué consiste el edge computing y citábamos algunas de las ventajas aporta, así como las dificultades que esta tecnología puede encontrar en su despliegue.
¿Pero para qué sirve y cómo se está empleando ya el edge computing? “Contamos con referencias en varios campos de aplicación. Un caso interesante es el uso de estas tecnologías en el diseño de edificios inteligentes. Otro caso relevante es el de una compañía que gestiona redes de aerogeneradores. Cada hora de parada no prevista de estos generadores conlleva penalizaciones de los operadores de los mismos con las compañías que comercializan la energía generada. Mediante el uso de técnicas de machine learning -en el extremo de la red- y de deep learning -en los centros de datos-, la compañía en cuestión es capaz de evitar esas penalizaciones, mejorando la rentabilidad de la inversión en este proyecto”, explica Ignacio Arrieta, pre-sales manager for commercial Spain & Portugal de Dell EMC.
Carlos Clerencia, country manager de Intel Iberia, señala que “estamos viendo muchos avances en retail, donde se analiza el comportamiento de los clientes dentro de la tienda, interactuando con ellos a través de cartelería digital y aplicaciones móviles, consiguiendo una mayor fidelización. También se está haciendo mucho trabajo en smart cities, donde se abordan aspectos como regulación del tráfico, ahorro energético, seguridad ciudadana, por citar algunos. El sector industrial también está obteniendo grandes beneficios con la automatización de las fábricas.
Asimismo, Jorge Jiménez, product manager Iberia de IT Division de Schneider Electric, señala que “existen muchas organizaciones que emplean este tipo de tecnologías, la mayoría retailers, como tiendas de moda o empresas de comida rápida, que ya tienen pequeñas soluciones en sus diferentes ubicaciones. Muchas industrias disponen también de micro data centers distribuidos por sus plantas para garantizar la producción”. No obstante, remarca que en muchas empresas todavía hace falta “compactar y estandarizar ese tipo de soluciones para garantizarles la máxima seguridad y disponibilidad, pero también para simplificar el ecosistema y, por lo tanto, la gestión de los problemas”.
Por su parte, Siavash Alamouti, CEO de mimik, indica que “ya se están aplicando algunas formas básicas de edge computing. Por ejemplo, la mayoría de aplicaciones están realizando más y más funciones en dispositivos edge. El almacenamiento de datos en Facebook es un buen ejemplo. También hay algunas aplicaciones verticales haciendo esto, como algunas aplicaciones de conversación peer-to-peer o de almacenamiento compartido. El siguiente paso es extender este concepto más allá y hacer que los nodos edge se comuniquen directamente, colaboren y compartan resultados. Éste ha sido nuestro foco en mimik. Hemos compartido nuestro SDK con algunos partners y muy pronto se verán aplicaciones que utilicen edge cloud distribuido”.
Llevar la computación al extremo de la red puede conllevar un cambio en el tráfico de datos y en el actual modelo de la computación. “A medida que los proveedores de telecomunicaciones se vayan preparando para la explosión del IoT, necesitarán aumentar su infraestructura. No sólo en cuanto a acceso y transporte, sino también en términos de cómo se conectan a la nube. La demanda futura será inmensa y la eficiencia del ancho de banda y la latencia serán un gran desafío. La Historia ha demostrado que la ‘ley de Moore’ sobre la informática es al menos dos veces más rápida en el caso del ancho de banda. Así, incluso si el número de dispositivos no varía, las redes siempre serán un cuello de botella. Si la arquitectura cloud se queda como está y los dispositivos edge tienen que enviar todos sus datos a la nube central, las redes estarán saturadas y la infraestructura existente no será capaz de escalar”, comenta el CEO de mimik.
Trasladar el procesamiento de datos al extremo de la red podría restar protagonismo a las compañías propietarias de las principales plataformas de cloud computing, desviando parte del negocio hacia las compañías encargadas de controlar y manejar un conjunto de dispositivos IoT. En este escenario, los operadores de telecomunicaciones hacerse con buena parte del pastel. “Están surgiendo diferentes plataformas de gestión de dispositivos IoT. Los dispositivos necesitan ser gestionados y los datos recogidos necesitan ser analizados. Y esto requiere de una coordinación de la nube con la red. Las operadoras tienen una oportunidad enorme con la llegada del 5G para posicionarse en el terreno de la red. Está por ver quién será el que se posicione como plataforma de nube de IoT”, declara Clerencia.
Pero también podría contemplarse un panorama diametralmente opuesto a éste. Así, Arrieta indica que hay quienes pronostican un futuro en el que se produzca “una ‘comoditización’ de la capa de transporte a medida que existan mejores redes y varios operadores”.
Además, Alamouti recuerda que “los principales proveedores de cloud, como Amazon o Microsoft, ya han comprendido la importancia del edge computing y han comenzado a enviar nuevos nodos edge a sus clientes, como Amazon Echo, Google Home, etc.”. En este sentido, reseña que mimik ofrece la posibilidad de convertir “casi cualquier tipo de dispositivo” en un nodo edge cloud. “No sólo no estamos yendo en contra de nadie, sino que permitimos que todos los participantes del ecosistema puedan hacer uso de los dispositivos ya existentes como nodos edge cloud. Por ejemplo, tanto Microsoft Azure IoT como Amazon Greengrass pueden alojarse como micro-servicios sobre un nodo edge nuestro sin necesidad de hardware adicional. Hacemos que sea posible conectar ‘islas de IoT’ a nubes edge de mimik (clusters), permitiendo la creación de aplicaciones y casos de uso específicos en los que la red IoT se superpone a la física”.
En definitiva, el product manager de Schneider Electric cree que “lo que está claro es que el edge computing es necesario. Y cuando arranquen de verdad aplicaciones IoT como el coche autónomo o la realidad virtual o aumentada, lo van a ser más”. Por otro lado, considera que “la forma que tomará dependerá, principalmente, de dos factores: la conectividad y la energía. Una debe garantizar latencias y anchos de banda. La otra supone un coste cada vez más elevado en nuestro país, además de ser necesaria para que todo funcione”. Finalmente, apunta que “el edge computing ha llegado para quedarse y creemos que la forma que va a tomar en la mayoría de los casos será con micro data centers”.
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