Uber, una de las compañías que busca revolucionar la forma en la que la gente se traslada por carretera con una comunidad de conductores y pasajeros que se extiende por todos los continentes, está atravesando un momento convulso. Esta semana se ha conocido el despido de 20 empleados de la compañía norteamericana tras una serie de acusaciones por acoso laboral y otros actos reprobables. Y la cosa podría no terminar aquí.
Estos despidos están vinculados a una investigación en manos de la firma de abogados Perkins Coie que todavía no ha finalizado. Además de los 20 despidos confirmados, se han dado 7 advertencias finales y 31 personas recibirán formación. Todavía existen 57 casos que están siendo revisados de las 215 denuncias recibidas por Uber. Las reclamaciones tienen que ver con cuestiones tan espinosas como el acoso sexual, la discriminación, el bullying, represalias o lo que se considera comportamiento poco profesional, entre otros temas. A esta investigación se suman las indagaciones del que fuera fiscal general de los Estados Unidos, Eric Holder, junto a Tammy Albarran, de Covington & Burling.
En febrero, la ingeniera Susan J. Fowler, que había trabajado para Uber a lo largo de un año, desvelaba a través de su blog el ambiente caótico y también sexista de la organización. Un ejemplo de ello fueron los mensajes que ella misma recibió de su manager sobre la posibilidad de mantener relaciones. Aunque acudió a recursos humanos para poner en su conocimiento el caso de acoso, ni el personal de este departamento ni la alta dirección decidieron actuar más allá de una conversación y una advertencia por tratarse, según argumentaron, de la primera ofensa del hombre. Fowler mientras tanto, sólo podía decidir entre quedarse bajo su supervisión y arriesgarse a recibir valoraciones negativas o irse a otro equipo.
Tras cambiar de posición, esta empleada fue conociendo historias similares de otras mujeres. A raíz de este tema y su publicación el propio CEO de Uber, Travis Kalanick, favoreció que se investigase. Cabe señalar que el 63,9 % de la fuerza laboral de Uber está conformada por hombres. Los trabajadores masculinos ocupan, además, el 84,6 % de los puestos de carácter tecnológico, tal y como reflejan los datos oficiales de diversidad e inclusión laboral de la empresa.
El nombre de Kalanick colmó titulares recientemente tras la difusión de un vídeo en el que se le veía mantener una discusión con uno de los conductores de Uber por la caída de las tarifas cobradas. El directivo tuvo que admitir la falta de respeto y pidió disculpas. “Decir que me avergüenzo es quedarse extremadamente corto”, comentó entonces. “Mi trabajo como líder es liderar… y eso empieza por comportarse de una manera que nos haga sentirnos a todos orgullosos. Eso no es lo que hice. Está claro que este vídeo es un reflejo de mí, y la crítica recibida es un duro recordatorio de que debo cambiar fundamentalmente como líder y madurar”, señalaba, antes de reconocer que por primera vez estaba “dispuesto a admitir que necesito ayuda para el liderazgo”.
A los pocos días, nada más comenzar el mes de marzo, esas disculpas cobraban otro efecto: la búsqueda oficial de un COO. Esto es, un Chief Operating Officer o un jefe de operaciones capaz de colmar las necesidades de liderazgo del máximo responsable de Uber. El director ejecutivo de esta empresa que se mueve en el marco de la economía colaborativa pretende encontrar “un compañero que pueda asociarse conmigo para escribir el próximo capítulo de nuestro viaje”.
De momento, lo que ya se ha anunciado es la contratación de Frances Frei, conocida por ser profesora de la Harvard Business School, como vicepresidenta sénior para temas de Liderazgo y Estrategia. La nueva directiva tendrá como misión estrechar lazos con otros directivos para avanzar en la estrategia de Uber, claro está, además de su planificación empresarial, la transformación organizacional, la adaptación de la filosofía cultural, la gestión y el liderazgo y el entrenamiento de los profesionales que conforman Uber. También se acaba de unir a sus filas la ex de Apple Bozoma Saint John en calidad de Chief Brand Officer.
Las incorporaciones de Frances Frei y Bozoma Saint John intentarán poner orden en Uber, que ha sufrido una pérdida constante de directivos por diferentes motivos en lo que llevamos de 2017. Es el caso del presidente Jeff Jones. O los de Raffi Krikorian, Amit Singhal, Ed Baker, Gary Marcus, Brian McClendon, Rachel Whetstone y Sherif Marakby, entre otros, dedicados a temas de ingeniería, producto y crecimiento, las investigaciones de Uber AI Labs, los mapas, las comunicaciones o el programa de vehículos, incluidos los coches autónomos.
También se ha quedado sin su vicepresidente de tecnología y pieza importante precisamente de su iniciativa de coches sin conductor, Anthony Levandowski, al parecer por no cooperar en el caso que enfrenta a Uber y a Waymo, la firma de Alphabet de vehículos que se conducen solos, a nivel legal. Levandowski trabajó para Google antes de cofundar Otto, que acabó adquirida por Uber. Y desde Waymo sostienen que le robaron información confidencial. Esto pone a Uber en una situación complicada a la que se suman todas las dificultades anteriores, más otras como la disconformidad del sector del taxi con su actividad, que la semana pasada dejaba en España una jornada de huelga en señal de protesta. Por el camino también ha habido alguna demanda de patentes, y sobre el uso de software espía.
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