Los principales actores políticos y económicos -excepto el presidente de Estados Unidos, Donald Trump- han vuelto a congregarse en la ciudad suiza de Davos para celebrar una nueva edición del Foro Económico Mundial (WEF, en sus siglas en inglés), con el fin de analizar los retos que deberemos afrontar mundo en los próximos años.
Los líderes mundiales no son ajenos a la importancia que tiene la tecnología tanto en la economía como en la sociedad, por lo que este año han prestado especial atención a varios asuntos con trasfondo tecnológico.
La sostenibilidad ha sido tradicionalmente uno de los temas centrales discutidos en Davos. El WEF defiende la necesidad de acelerar la industria 4.0 o Cuarta Revolución Industrial (4IR) con el fin de garantizar la sostenibilidad de nuestro planeta.
“El Internet de las Cosas, la impresión en 3D, las redes 5G y otras innovaciones de 4IR tienen el potencial de reducir significativamente las emisiones de carbono y el uso de recursos en los ciclos de producción industrial y agrícola, desde la fabricación, el envío, el embalaje y la reutilización. Al mismo tiempo, usar las tecnologías 4IR es la única manera de proporcionar lo que se necesita para un crecimiento sostenible para todos y cada uno en el planeta de una manera equitativa”, afirma Hans Vestberg, CEO de Verizon, en este artículo, publicado en el marco del foro.
Remarca que “las redes 4IR, los sensores y los dispositivos autónomos pueden proporcionar niveles de conocimiento sin precedentes sobre cómo se manifiesta el cambio climático en lugares de todo el mundo y acerca de cómo podemos mitigar sus efectos de manera más efectiva y adaptarnos a sus consecuencias”.
Además, considera que “los graves daños ambientales provocados por las revoluciones industriales anteriores podrían revertirse, al menos parcialmente, por otra revolución industrial, la primera en la historia en establecer la sostenibilidad como un objetivo desde el principio”.
Por otro lado, Rajeev Suri, presidente y CEO de Nokia, adelanta que la 4IR va a modificar radicalmente la industria tal y como la conocemos actualmente. “Todo el mundo sabe cómo es una granja. Lo mismo ocurre con una fábrica, una mina o una central eléctrica. Aunque la escala podría haber cambiado, todavía son reconocibles por sus formas de hace 50 ó 100 años. La 4IR cambiará eso. Derretirá los límites, y las limitaciones, de industrias grandes que definen la economía, transformando su apariencia y lo que producen. Y lo hará porque será alimentado por 5G”, explica.
Cita como ejemplo la “fábrica consciente” de Nokia en Oulu (Finlandia). “El 99% de la fábrica ahora está automatizado. Su temperatura y humedad cambian automáticamente para mantener las máquinas en óptimas condiciones. Las piezas se entregan utilizando vehículos autónomos. El equipo lleva un GPS interior, lo que permite a los administradores ver exactamente dónde está, qué está haciendo y si se podría usar o posicionar de manera más eficiente. Todo esto hace que la instalación sea altamente personalizable. Todo se puede mover. Y, por supuesto, existe una conectividad ubicua entre los robots, las herramientas de los trabajadores y la red de soporte”, detalla.
De este modo, señala que esta factoría “ha aprovechado la conectividad para convertirse en una de las fábricas más flexibles, versátiles y productivas”, que son las tres características esenciales de la 4IR.
Pero la automatización no supone la expulsión de los humanos. “Está claro que la tecnología no reemplazará muchas de las habilidades necesarias para los trabajos del futuro. Simplemente actuará como un defensor e integrador y hará que en el futuro la fluidez digital sea tan importante como la alfabetización y la capacidad de cálculo”, comenta Dave McKay, presidente y CEO de Royal Bank of Canada.
Por eso, debemos estar preparados. “La realidad es que los niños de hoy crecerán para trabajar en empleos basados en la tecnología que probablemente aún no existan. Para planificar esa realidad, no se trata sólo de programación. Se trata de ser humano y de adquirir competencias que ofrezcan más movilidad de aptitudes, como el pensamiento crítico, la creatividad, la comunicación y la resolución de problemas complejos”, añade.
El desarrollo de redes 5G ha sido otra de las cuestiones centrales, dado su potencial dinamizador. “La cuenta atrás para la revolución 5G ha comenzado y la explosión de dispositivos conectados, como teléfonos móviles, televisores, sistemas de seguridad y altavoces, entre otros, sólo se intensificará”, aventura C.P.Gurnani, CEO y director general de Tech Mahindra. Precisa que “irá más allá de la banda ancha móvil”, impactando en el desarrollo de las ciudades inteligentes, la robótica o los vehículos autónomos, además de fomentar la innovación en sectores críticos como la salud, la agricultura y la educación”.
Suri especifica que “5G es más que el siguiente paso desde 4G”. “Posee características únicas que lo hacen social y económicamente transformador: baja latencia -retraso casi imperceptible cuando se llevan a cabo órdenes remotas-, velocidades rápidas -alrededor de 10 veces más rápidas que las redes actuales-, capacidad de conexión -hasta 1 millón de dispositivos vinculados por kilómetro cuadrado- y confiabilidad incomparable -permitiendo nuevas aplicaciones basadas en la precisión-.
Erik Ekudden, CTO de Ericsson, prevé que “se crearán nuevos trabajos y se volverán a cualificar los antiguos, a medida que se realicen nuevos servicios y aplicaciones habilitados por 5G”. Y opina que “también nos ayudará a establecer y fomentar una sociedad más limpia, más segura y más sostenible para que la disfruten las generaciones actuales y futuras”.
Su potencial es enorme, pero Gurnani pone el acento en sus aplicaciones en el ámbito sanitario. “5G tiene el potencial de mejorar drásticamente la calidad de la atención médica recibida por cientos de millones de pacientes y alimentará cambios significativos en la forma en que se brinda la atención médica. Los dispositivos portátiles y la atención médica conectada ayudarán a las personas a monitorizar y manejar sus enfermedades y permitirán a los profesionales médicos evaluar y diagnosticar a los pacientes de manera eficiente. De hecho, la red 5G tiene el potencial de permitir que los cirujanos operen de forma robótica a pacientes situados a miles de kilómetros de distancia”, comenta.
Esto será posible, esencialmente, gracias a la drástica reducción de la latencia que proporciona la tecnología 5G. “Con las redes actuales, la latencia es de aproximadamente 100 milisegundos. Esto es increíblemente rápido, pero todavía hay un retraso que hace que sea imposible comunicarse en tiempo real. Con 5G, se espera que esa latencia se reduzca a 1 milisegundo. Una vez que tenga la capacidad de comunicarse a través de una red casi en tiempo real, la proximidad ya no tendrá importancia”.
También influirá en el avance de los vehículos conectados y, sobre todo, de la conducción autónoma. La tecnología 5G ofrece la latencia, rapidez, ancho de banda, seguridad y capacidad de conectar múltiples dispositivos que requieren los automóviles sin conductor.
Además de los avances en cuanto conducción autónoma y coches conectados, parece claro que el futuro de la movilidad se encamina hacia los vehículos eléctricos. Y en este nuevo paradigma ‘postpetrolífero’, el almacenamiento de energía se perfila como la palanca moverá toda la industria.
La autonomía de los coches eléctricos sigue siendo su talón de Aquiles, por lo que es preciso dar con soluciones que resuelvan este problema. “Las baterías son una tecnología central que sustenta el cambio a los sistemas de descarbonización y transporte de energía. Y podría ser elemento de cambio en los esfuerzos para frenar el cambio climático. Históricamente, la electrónica portátil ha sido el principal motor del crecimiento en el mercado de batería. Sin embargo, hoy en día el crecimiento de la demanda proviene de los vehículos eléctricos”, reseñan Benedikt Sobotka, CEO de Eurasian Resources Group, y Martin Brudermüller, presidente del Consejo de CEO y CTO de BASF.
De hecho, la International Energy Agency asegura que en 2030 podría haber 220 millones de vehículos eléctricos en las carreteras de todo el mundo si los gobiernos despliegan políticas más ambiciosas para cumplir con los objetivos de climáticos y de sostenibilidad.
Y más allá del transporte, Sobotka y Brudermüller señalan que “para 2050, se espera que la energía eólica y solar represente el 50% de la generación de energía global, mientras que en 2017 los combustibles fósiles representan el 85% del sistema energético mundial”. Las baterías también jugarán un papel relevante en este ámbito. “Son claves, ya que aseguran la disponibilidad de energía cuando el viento no sopla y el sol no brilla”, afirman.
Además, el desarrollo de este nuevo paradigma puede impulsar nuestra economía. “Desde 2012, el número de empleos en el sector de las energías renovables ha crecido un 45% en todo el mundo, en comparación con un aumento en todos los empleos de sólo el 5%. En la UE, el aumento es aún más sorprendente, con más del doble de empleos vinculados a las energías renovables que en 2000, frente a un aumento general de los puestos de trabajo del 7% . La transición hacia una economía sostenible y baja en carbono podría tener un valor de 23 billones de euros para 2030”, reseña Werner Hoyer, presidente del Banco Europeo de Inversiones (BEI).
La otra cara de esta transición es la generación de desechos electrónicos. Según un informe avanzado en Davos, generamos 48,5 millones de toneladas de residuos electrónicos en 2018. Y sólo se gestiona adecuadamente un 20% de este material. Esto supone un enorme problema, pero también representa una gran oportunidad en la gestión de estos desechos, según explican Guy Ryder, director general de Organización Internacional del Trabajo (OIT), y Houlin Zhao, secretario general de la International Telecommunication Union (IUT). Por ejemplo, hay 100 veces más oro en una tonelada de smartphones que en una tonelada de mineral de oro.
El sector bancario se encuentra en un delicado momento de cambio. Por un lado, han surgido tecnologías que modifican sustancialmente su manera de hacer las cosas. Por otra parte, a irrupción de las fintech, amenaza con erosionar sus ingresos. Mohit Joshi, presidente y director de Servicios Financieros, Seguros, Salud y Ciencias de la Vida de Infosys, resalta tres tecnologías que van a hacer cambiar este sector.
La primera es la inteligencia artificial (IA). “La revolución traída por la IA permitirá a las organizaciones de servicios financieros predecir mejor las necesidades de sus clientes y ofrecer niveles de personalización sin precedentes”, señala.
Además, incide en que “la capacidad de la IA para predecir resultados con un alto grado de precisión abre nuevas posibilidades en muchas áreas”, como en los préstamos, por ejemplo. “Las aplicaciones empresariales con plataformas de inteligencia basadas en datos impulsadas por aprendizaje automático avanzado están ayudando a las organizaciones a reducir las tasas de morosidad, aumentar las recuperaciones y mejorar la eficiencia operativa”. Asimismo, recalca que “los bancos de la lista Fortune 500 han ahorrado millones de dólares al automatizar de manera inteligente la conciliación de transacciones fraudulentas utilizando robots de procesamiento de datos y tecnología de conversación IA”.
El blockchain también tiene mucho que decir. Joshi opina que esta tecnología trae beneficios como desintermediación, transparencia, seguridad y automatización de las transacciones. Además, hace hincapié en que, si bien no hay ningún sistema del que se pueda decir que no es pirateable, “blockchain se acerca mucho”. En cuanto a su pleno desarrollo, afirma que “a pesar de que es una tecnología prometedora, la aceptación comercial generalizada todavía está a 3-5 años”.
La tercera tecnología destacada es la computación en la nube. “A medida que la tecnología de la nube evoluciona y se vuelve más sofisticada, su función en el sector financiero también evoluciona, desde un reductor de costes para sistemas periféricos como recursos humanos, adquisiciones y cuentas por cobrar, hasta un habilitador de negocios que puede aportar flexibilidad e innovación a los sistemas tradicionalmente locales”, detalla.
La globalización es uno de los temas preferidos del Foro de Davos. Afrontando este asunto desde el punto de vista tecnológico, Gillian Tans, presidenta y CEO de Booking.com, se detiene en las iniciativas para crear impuestos que garanticen la contribución a la sociedad por parte de los gigantes tecnológicos, como la propuesta de Comisión Europea para crear un impuesto de servicios digitales (DST).
Y se muestra crítica. “Gravar con impuestos a las empresas sobre la base de los ingresos en lugar de los beneficios obtenidos supondrá una carga impositiva intolerablemente más pesada para las empresas con bajos beneficios y una alta rotación. En lugar de golpear a los gigantes tecnológicos seleccionados, un DST probablemente sería un obstáculo para las muchas empresas tecnológicas europeas que se han convertido en líderes mundiales en sus campos. Este enfoque innatamente injusto distorsionará la competencia, socavará la empresa y perjudicará el crecimiento económico interno”, asevera.
Asimismo, los participantes en el foro reclamaron la necesidad un marco regulatorio que “resuelva las barreras de comercio electrónico, permita la conectividad, brinde interoperabilidad y estándares, aplique las normas existentes a las nuevas tecnologías y facilite una mayor participación global en la economía digital”, como explica Kimberley Botwright, analista de comercio internacional e inversiones del WEF.
Por otro lado, esta nueva sociedad global e hiperconectada ha propiciado la aparición de plataformas de economía colaborativa, que han transformado muchas actividades económicas, generando algunas contradicciones.
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