Con el fin del año en el horizonte, es momento de hacer balance. Hemos querido destacar algunos de los temas que consideramos que han tenido un mayor impacto en 2018, aunque nos dejaremos un montón de asuntos en el tintero, ya que este año han pasado muchas cosas en el sector tecnológico. Arrancamos con el repaso.
La entrada en vigor del RGPD ha sido uno de los temas que han traído de cabeza a las empresas este año. Y a todos los usuarios, que en los días previos tuvimos que soportar el aluvión de correos de las compañías informando o reclamando nuestros consentimientos, pese a que en la mayor parte de los casos fuera un trámite innecesario.
Las principales novedades de esta normativa, vigente desde el 25 de mayo, son la obligación de notificar a la Agencia de Protección de Datos y a los usuarios afectados en caso de sufrir un incidente, el incremento de la cuantía de las sanciones y la aparición de la figura del Delegado de Protección de Datos (DPA).
Las exigencias del nuevo texto no suponen un gran un salto respecto a la legislación existente previamente en nuestro país, ya que muchos de sus requerimientos estaban contemplados en la antigua Ley de Protección de Datos (LOPD).
El aspecto más positivo del nuevo reglamento es que permite armonizar la regulación en todo el territorio comunitario, por lo que España dejará de estar en desventaja respecto a otros países más laxos en la protección de datos.
Las compañías españolas debían tener parte del trabajo hecho de antemano, pues habían de estar adaptadas a la LOPD. Sin embargo, el RGPD ha supuesto un quebradero de cabeza para las empresas del continente. No en vano, 7 cada 10 compañías europeas reconocían no ser capaces de asegurar los datos de sus clientes eficazmente, según los datos del informe ‘Beyond Digital Transformation’, investigación llevada a cabo por Vanson Bourne para Claranet.
Las primeras multas ya están llegando. Y algunas tienen una cuantía importante, como las impuestas al Hospital de Barreiro en Portugal, que tendrá que abonar dos sanciones de 150.000 euros y otra más de 100.000. En total, 400.000 euros de multa, como recogía Panda Security.
Después de un año marcado por incidentes como los protagonizados Wannacry y NonPetya, el ejercicio 2018 arrancaba con el temor ante la posibilidad de nuevos grandes ataques a escala planetaria. De hecho, Kaspersky Lab informaba en noviembre de que WannaCry aún sigue activo.
Afortunadamente, aunque ha habido incidentes -debemos acostumbrarnos a saber lidiar con ellos y minimizar los daños- no tenemos que lamentar sucesos equiparables a aquellos, que sacudieron el mundo entero. Sin embargo, no podemos dejar de anotar grandes brechas de datos como la sufrida por Marriot, la segunda mayor de la historia, como señala Panda.
Además, 2018 ha sido el año del ‘boom’ criptojaking. Según Kaspersky Lab, la minería de criptomoneda maliciosa ha aumentado por encima del 83% en 2018, con más de 5 millones de usuarios atacados en los primeros tres trimestres del año, en comparación con los 2,7 millones del mismo período del ejercicio anterior.
Igualmente, Panda apunta que una de las vulnerabilidades que más problemas ha causado este año ha sido EternalBlue. Se trata de una puerta de entrada para Adylkuzz, malware utilizado para generar Monero. Podría haber afectado incluso a más equipos que WannaCry. Pero hay más ejemplos, como Smominru, WinstarNssmMiner, Hiddenminer o CoinHive, como indica la compañía de ciberseguridad.
En este sentido, Check Pint precisa que el pasado mes de noviembre se cumplió el primer aniversario de Coinhive a la cabeza del Índice Global de Amenazas. En los últimos 12 meses, este ha afectado al 24% de las empresas de todo el mundo, mientras que el malware criptojacker ha tenido un impacto global del 36%.
El phishing también sigue acaparando la atención de los ciberdelincuentes. Kaspersky Lab apunta que la cantidad de ataques de phishing ha aumentado un 27,5%, hasta alcanzar más de 137 millones en el tercer trimestre de 2018. Panda destaca el ataque sufrido por Snapchat, que consiguió las credenciales de más de 55.000 sus usuarios.
Ésta será una de las noticias más recordadas del año. Lo que podría parecer una simple filtración de datos escondía tras de sí todo un entramado de robo de datos, injerencias políticas y chantajes.
La reputación y el valor de Facebook quedaron seriamente afectados. En apenas 24 horas, su valoración cayó 37.000 millones de dólares. La compañía reconoció que la filtración podría haber afectado a 87 millones de cuentas en todo el mundo. Y estos acontecimientos llevaron a Mark Zuckerberg ante el Congreso de los Estados Unidos y el Parlamento Europeo para dar explicaciones acerca de lo sucedido. Además, la empresa tendrá que hacer frente a la multa de 10 millones de euros impuesta por la autoridad competente italiana, muy superior a la sanción de 565.000 con las que escapó de Reino Unido.
Los resultados de la red social también se han visto comprometidos. El ritmo de crecimiento de sus ingresos y ganancias se ha atenuado. Y el número de usuarios activos ha caído en Europa.
El año que concluye ha supuesto el despegue de la inteligencia artificial (IA). Según las previsiones de IDC, en 2018 se van a gastar 24.000 millones de dólares en IA e inteligencia cognitiva. Pero esto es sólo el principio, ya que se estima que esta cifra alcanzará los 77.600 millones en 2022.
Dos quintas partes del gasto irá a parar a la parte de software, donde se encuadran las aplicaciones de IA conversacional como los asistentes personales y los chatbots, así como las aplicaciones de aprendizaje profundo y automático.
En cuanto a sus aplicaciones, destacan los agentes de servicio al cliente automatizados, los sistemas automatizados de inteligencia y prevención de amenazas, la automatización y recomendación de proceso de venta y el mantenimiento preventivo automatizado.
Además, las empresas piensan que la IA será el avance tecnológico que se implantará más pronto en su día a día de día. Según una encuesta de TomTom Telematics, el 58 % de las compañías españolas apunta que será una tecnología de uso común en el entorno laboral a lo largo de la próxima década, por delante de otras tecnologías com blockchain (47%), realidad virtual (45%), coches conectados (29%) o las divisas digitales (26%).
Y ligado al crecimiento de la inteligencia artificial, este año ha supuesto el comienzo de la guerra de los altavoces inteligentes, con Google Home y Amazon Echo como puntas de lanza de un segmento en el que también van a tener mucho que decir actores como Apple, Xiaomi, Samsung o Alibaba. Según Strategy Analytics, en el tercer trimestre de 2018 se enviaron 22,7 millones de unidades, lo que supone un crecimiento de las ventas del 197% respecto al mismo periodo del año anterior.
Por otra parte, el auge de este tipo de asistentes por voz quizá aporte el empujón que se necesita para el desarrollo del Internet de las Cosas (IoT, en sus siglas en inglés), al menos en el ámbito doméstico. La combinación de los altavoces inteligentes con todo tipo de dispositivos del hogar -termostatos, electrodomésticos, cámaras de videovigilancia, videoporteros, bombillas, enchufes…- podría suponer el impulso que requiere el IoT.
La tecnología blockchain está despertando muchísima expectación. La cadena de bloques tiene múltiples aplicaciones en diversos sectores: gestión de identidad digital y la tramitación administrativa, industria alimentaria, automatización de pagos y cobros, comercio internacional, seguros y pago de indemnizaciones, detección de falsificaciones y reventa ilegal, sanidad e investigación, energías renovables, expedientes académicos y currículum, etc.
Según IDC, este año se van a gastar 1.500 millones de dólares en blockchain, el doble que en 2017. Y el gasto se va a multiplicar en los próximos años. Así, la consultora estima que esta cifra se elevará hasta los 11.700 millones en 2022. Por su parte, McAfee pronostica que el mercado blockchain alcance los 9.600 millones en 2024.
El blockchain está impactando especialmente en las grandes empresas. Juniper Research indica que el 65 % de las empresas de más de 10.000 empleados está considerando la implementación de esta tecnología o involucrándose activamente en dicha implementación. Y casi una cuarta parte de ellas han pasado la fase de prueba de concepto y evolucionan hacia ensayos y lanzamientos comerciales.
En cuanto a su uso, si la cadena de bloques se orientaba a los pagos en un 34% de los casos hace un año, ahora esa cifra baja hasta el 15 %. Ahora se aprecia un interés creciente en áreas como la logística, la autenticación y los contratos inteligentes.
La nueva generación de tecnología móvil ya está en el horizonte y todos los actores implicados en su desarrollo están tomando posiciones, desde los proveedores de telefonía hasta los fabricantes de hardware.
Este año hemos asistido a la presentación de múltiples productos en los que la tecnología 5G tiene un papel protagonista, de la mano de Qualcomm, Xiaomi, OnePlus, Huawei, Samsung, etc.
Por otro lado, el despliegue de esta tecnología también supone una reordenación del espacio radioeléctrico, por lo que las empresas de telefonía que operan en nuestro país han protagonizado las últimas subastas de nuevas licencias. Movistar, Orange, Vodafone y MásMóvil se han repartido de manera bastante equitativa los derechos de explotación de las frecuencias que soportarán la conexión 5G.
Cabe señalar que Juniper Research calcula que en 2025 habrá 1.500 millones de conexiones 5G en el mundo. Y los ingresos de los operadores por la prestación de servicios 5G sobrepasarán los 300.000 millones de dólares. Por otro lado, los ingresos por infraestructura de red 5G alcanzarán los 26.000 millones en 2022, según IDC.
Aunque todavía estamos lejos de que la computación cuántica trascienda más allá de los usos experimentales en los que se aplica actualmente, este año han comenzado a darse importantes pasos en su desarrollo.
Muestra de ello es la ‘guerra de qubits’ que parece haber comenzado. Intel ha logrado desarrollar un procesador de 49 qubits y está comenzando a probar el chip más pequeño para la computación cuántica. Se trata de ‘spin qubit’, que presenta qubits de alrededor de 50 nanómetros de diámetro y un tamaño más pequeño que la goma de borrar de un lápiz.
Google también ha creado Bristlecone, un procesador cuántico de 72 qubits, presentado en marzo de este año. Además, trabaja con la NASA en el desarrollo del ordenador cuántico D-Wave. La actual versión de esta computadora cuántica, el D-Wave 2000Q, cuenta con 2048 qubits.
Además, cabe recordar que IBM puso a disposición de los usuarios un procesador de 20 qubits el año pasado. A la par, anunciaba la nueva generación de ordenadores cuánticos IBM Q, con la construcción de un prototipo de procesador de 50 qubits, que se presentó a comienzos de 2018. La compañía cree que se podría llegar a duplicar el número de qubits cada 8 meses.
Las grandes compañías han vuelto a tirar de chequera este año. La operación más destacada de 2017 ha sido la compra de GitHub por parte de Microsoft, pagando 7.500 millones de dólares, tal y como informaba la compañía de Redmond. Este movimiento le permitirá reforzar su plataforma Azure y beneficiarse de la comunidad de 27 millones de desarrolladores que alberga GitHub.
Amazon también ha protagonizado una de las compras más relevantes. El gigante del ecommerce no dudó en desembolsar 1.000 millones de dólares en la adquisición de Ring, firma especializada en videoporteros y cámaras de seguridad, como recogía CNBC. La compañía de Jeff Bezos se consolida así en el sector del hogar inteligente, ya que a finales de 2017 también se hizo con Blink.
Además, en junio se dio a conocer la compra de PillPack, operación valorada en más de 1.000 millones, según indicaba CNBC. Ya hablábamos de este interés de Amazon en el mercado farmacéutico el pasado mes de febrero.
Por su parte, Google anunció a principios de 2018 la adquisición de parte del negocio móvil de HTC, pagando 1.100 millones de dólares. Asimismo, desembolsó 330 millones por la compra del 10% de la aseguradora Oscar Health, como informaba Europa Press.
Pero el movimiento más significativo del año fue la compra de Red Hat por parte de IBM, acordada el pasado mes de octubre. La operación se concretó en un importe de 34.000 millones de dólares, según recogía CNBC,
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