A fondo: Al final los coches despegaron… y echaron a volar
Los vehículos autónomos ya no son la última revolución. Ahora los coches también quieren separarse de las carreteras… ¡y volar!
La industria de la automoción se encuentra en constante evolución. Cada vez hay más variedad de diseño y mayores adelantos tecnológicos incorporados a los coches. Estamos viendo cómo circulan por las carreteras automóviles que ya no consumen más que electricidad. Coches que responden a comandos de voz. Y se hallan inmersos en plena preparación modelos que incluso prescindirán de piloto humano al volante. Las barreras entre lo que considerábamos sueño y realidad se difuminan, y ya hay quien insiste en dar un paso más. Diferentes compañías quieren introducir en el mercado los coches voladores… o algo parecido.
El taxi de Uber
Una de esas compañías es Uber, que además de revolucionar los viajes compartidos por carretera con su popular aplicación, tiene por objetivo acabar transportando a personas por el aire. ¿Cómo? Con una especie de taxi volador en el que hoy por hoy trabaja junto a fabricantes como Aurora Flight Sciences.
La americana Aurora Flight Sciences está especializada en la fabricación de sistemas no tripulados y vehículos aeroespaciales, y ha sido una de las seleccionadas por Uber para hacer realidad su visión sobre el transporte aéreo del futuro, de carácter urbano y bajo demanda. La colaboración está dando sus frutos. Esta misma semana se ha presentado el concepto eVTOL de Aurora, esto es, un aparato volador capaz de despegar y aterrizar verticalmente. No es un coche volador en sí mismo, más bien un cruce entre avión, helicóptero y dron con reminiscencias militares, pero de salir adelante supondrá una nueva forma de moverse por la ciudad. Será más veloz y a un precio razonable, según las expectativas de Uber. La idea es que los pasajeros puedan solicitar ser transportados en uno de estos aviones que conformarán la Uber Elevate Network con la misma facilidad con la que ahora piden un coche, conectándose a la solución de Uber.
“La misión de Uber Elevate tiene que ver con bajo nivel de ruido, alta seguridad y bajo coste”, confirma el propio CEO de Aurora, John Langford, cuya compañía ha realizado el primer vuelo de prueba este mes. Su misión es entregar un lote de medio centenar de naves para realizar más pruebas de aquí a 2020. Es, por tanto, un trabajo que debe terminar en tres años.
Otras compañías que ayudarán a Uber son Embraer, Bell Helicopter, Pipistrel y Mooney International. Todas ellas han participado en The Elevate Summit, el evento que Uber ha desarrollado durante los últimos días en Dallas para ahondar en las posibilidades de este proyecto. Dallas será precisamente uno de los lugares en los que se inaugurará el servicio.
Flyer, de Kitty Hawk
Esta semana hemos conocido asimismo los avances que está haciendo Kitty Hawk en el emergente mercado de los coches voladores. Kitty Hawk es una empresa que se ha propuesto acercar mucho más al ser humano el longevo “sueño del vuelo personal”. Su convicción es que, “cuando todas las personas tengan acceso al vuelo personal, se les abrirá un nuevo mundo ilimitado de oportunidades”. Aunque esa convicción aún no se ha transformado en realidad, Kitty Hawk es conocida en la industria por contar con el apoyo del mismísimo CEO de Alphabet, esto es, la compañía que acoge en su seno a Google entre otros negocios tecnológicos.
Larry Page ha decidido financiar el proyecto de Kitty Hawk, en el que está implicado Sebastian Thrun, que lideró el equipo de coches que se conducen solos del gigante de Mountain View. Pero Page también ha apostado por Zee.Aero, que es otra de las compañías que estarían buscando nuevas formas de desplazarse, volviendo posible lo imposible.
En el caso de Kitty Hawk, lo que se acaba de revelar es el primer prototipo de Flyer. La existencia de este prototipo que aún tiene que ser pulido está siendo ensalzada como paso previo al coche volador, aunque sus creadores lo definen directamente como un avión ultraligero para uso personal. Se presenta como accesible, fácil de manejar (y de aprender a manejar), fácil de guardar por su diseño compacto y capaz de despegar y aterrizar en vertical. Además, no sería necesario sacarse una licencia de piloto para conducir este vehículo, al menos en Estados Unidos. Si bien tiene sus limitaciones. Con una apariencia que recuerda a las motos acuáticas, Flyer no puede usarse ni en medio de la ciudad ni para volar sobre tierra. Esta máquina está pensada para moverse sobre agua dulce, con fines recreativos y en zonas que no se encuentren congestionadas.
Lo que se ha presentado de Flyer no es definitivo. La versión de consumo saldrá a la venta antes de que termine el año y para entonces se esperan ciertas mejoras de diseño. Hasta ese momento, el que así lo desee tiene la posibilidad de pagar 100 dólares para recibir la Flyer Discovery Membership y obtener información privilegiada, 2.000 dólares de descuento sobre el precio final de venta, que aún se desconoce, y un puesto de honor en la lista de espera, entre otras cosas.
De ficción a realidad
Estos aparatos que apuntan al futuro y permitirán a sus ocupantes levantar los pies del suelo tienen la particularidad de ser eléctricos. Quizás no se parezcan a lo que prometían películas y libros de ciencia ficción. No son coches con aspecto tradicional que, de repente, incluyen el extra de volar. Pero acercan a la humanidad un poco más a la posibilidad de elegir un vehículo que se mueve por el aire como medio de transporte particular, siempre y cuando barreras como la seguridad y lo estipulado por la regulación lo permitan.
Los responsables de Uber y Kitty Hawk no son las únicos que quieren hacernos volar por nuestra cuenta, de forma más individualizada de lo que es posible hasta ahora. Equipos de inventores en Aeromobil, Airbus y otras firmas como Lilium los acompañan en esta aventura de los denominados coches voladores.