A fondo: El coche autónomo pisa el acelerador
El coche autónomo no es ciencia-ficción. Todavía no ha llegado a los concesionarios pero se están realizando pruebas por todo el mundo. Su implantación supondrá una auténtica revolución en el transporte terrestre de viajeros y mercancías.
A finales de febrero, Google dio parte del primer accidente causado por su coche autónomo, noticia que fue recogida por los medios de todo el mundo. ¿Hay que sobresaltarse? El vehículo de Google apenas circulaba a 5 kilómetros por hora y es el primer accidente ocasionado por uno de sus automóviles sin conductor, a pesar de que llevan casi 7 años circulando en pruebas. Parece evidente que su siniestralidad es extraordinariamente baja.
Pese a este pequeño incidente, lo cierto es que los vehículos sin conductor se plantean como la mejor solución para reducir la siniestralidad en carretera. Un estudio de la universidad Virginia Tech asegura que el coche autónomo tendrán un 25% menos de accidentes que los conducidos por personas.
“Todos los estudios aseguran una disminución de los accidentes y las consecuencias derivadas de ellos. En Estados Unidos y Europa se estima que el 94% de los accidentes son provocados por errores humanos. Y en el Reino Unido se prevé que la incorporación de esta tecnología evite 2.500 muertes por accidente de tráfico hasta 2030. Los vehículos autónomos permitirán un aumento de la seguridad en la conducción, ya que cumplirán estrictamente la legislación viaria. Este factor reducirá el número de siniestros, lesiones y muertes por accidente de tráfico”, especifica Pedro Javier Navarro, líder del grupo de investigación del vehículo autónomo de la División de Sistemas e Ingeniería Electrónica (DSIE) de la Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT).
Igualmente, Felipe Jiménez, director de la Unidad de Sistemas Inteligentes en Vehículos del INSIA de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), asegura que “los mayores niveles de automatización tenderán a reducir los accidentes al eliminar el factor humano, causante de un alto porcentaje de siniestros”.
Eficiencia y productividad
Pero sus ventajas no se limitan al aumento de la seguridad. “El concepto de conducción cambiará y resultará mucho más relajado y descansado, mejorando en seguridad, eficiencia y productividad”, indica Jiménez.
Además, Navarro remarca que el coche autónomo “serán más respetuoso con el medio ambiente, debido a que el diseño de los nuevos sistemas de control de conducción priman optimizar el rendimiento del vehículo, reduciendo el consumo. Por ejemplo, no habrá ni acelerones ni salidas bruscas del vehículo, habrá desconexión del sistema de propulsión en atascos o semáforos y se conducirá en tándem en largos recorridos, reduciendo el rozamiento y el consumo. También se reducirán los tiempos al volante, ya que el vehículo podrá calcular la ruta óptima en función de parámetros relacionados con el tráfico, obras o condiciones meteorológicas”.
Y no sólo será positivo para los usuarios particulares, sino también para el transporte profesional de mercancías. “Los conductores podrán realizar mayores trayectos sin paradas, debido a que la conducción autónoma permitirá disminuir el cansancio visual y la atención requerida en las tareas de conducción”.
Asimismo, el ingeniero del INSIA de la UPM considera que “un tráfico completamente automatizado conseguirá una mejora en la productividad, menores atascos y un tráfico más racional”, aunque advierte que “estos efectos serán verdaderamente patentes cuando la penetración de vehículos automatizados sea significativa”.
Vencer las dificultades
Aunque la adopción del coche autónomo presenta muchas ventajas, su implantación no va a ser un camino fácil. Uno de los obstáculos es el marco regulatorio. “Estados Unidos va a la cabeza en la legislación sobre este tipo de vehículos. Particularmente, existen cuatro estados donde se han establecido requisitos como permisos de circulación específicos para estos vehículos, matriculaciones e incluso seguros que incluyen fianzas millonarias para cubrir posibles accidentes. El resto de países, como Francia, Reino Unido, Suecia o España, han autorizado la prueba de vehículos autónomos en áreas urbanas y autovías, pero no existe legislación reguladora en el ámbito de temas de suma importancia sobre la responsabilidad civil en caso de siniestro o acerca de quién corre con los gastos del accidente en caso de que lo hubiese”, puntualiza el ingeniero del DSIE de la UPCT.
Igualmente, Jiménez señala que “debe tenerse en cuenta un marco regulatorio que depure las responsabilidades”. Además, indica que “el vehículo autónomo implica un cambio global: papel de las empresas de seguros, de las autoescuelas, la forma de entender los viajes, etc. De igual forma, es necesaria la aceptación social. En cuanto a barreras tecnológicas, éstas se centran en las tareas de percepción y decisión, para lograr altas cotas de fiabilidad a un coste razonable en comparación de los vehículos actuales”.
En cuanto a la aceptación social, parece que vamos por buen camino. Según un reciente estudio de 20minutos y km77.com, casi la mitad de los españoles estaría dispuesto a comprar un coche autónomo, pagando el precio extra que comportaría.
Convivencia y ‘dilema del tranvía’
Uno de los aspectos más controvertidos es la convivencia del automóvil autónomo y los coches manejados por humanos. “En un largo periodo transitorio, debe analizarse la interacción entre vehículos autónomos y vehículos de conducción manual en un espacio compartido”, admite el ingeniero de la UPM.
Una de las soluciones temporales podría ser la creación de carriles reservados para el coche autónomo. “Tal y como se está planteando en la actualidad, se busca la convivencia entre ambos tipos de vehículos ya que el periodo transitorio para introducirse en el mercado será bastante largo. Los carriles dedicados es una opción barajada aunque no siempre posible por las infraestructuras y las capacidades de las vías, por lo que se están haciendo muchos esfuerzos para conseguir que el vehículo autónomo sea capaz de moverse en el espacio compartido”, anota Jiménez.
Navarro especifica que “se prevé que en 2020 se hayan instalado sistemas de conducción autónoma en 10 millones de vehículos.” Por eso, cree que “será necesario habilitar carriles específicos para este tipo de automóviles, tanto de transporte de mercancías como para particulares”, medida que “favorecería la rápida integración de la tecnología”. El problema es que exigiría la construcción de infraestructuras.
Otro asunto que va a dar mucho que hablar es la resolución del denominado ‘dilema del tranvía’. “Éste es un problema no resuelto. Hasta la fecha, hay escenarios en los que el vehículo autónomo encuentra dificultades para reaccionar ante el entorno. Puesto que el automóvil autónomo casi no se concibe sin el coche conectado, se intentarán buscar soluciones que eviten llegar a un escenario como del ‘dilema del tranvía’. Por otra parte, resulta delicado el paso del control al conductor ante una situación de emergencia, dado que puede no estar en condiciones de retomar dicho control”, explica Jiménez.
Respuesta del sector automovilístico
Los fabricantes de coches ya están tomando posiciones y el goteo de noticias sobre sus pruebas o asociación con empresas tecnológicas es incesante. “El sector automovilístico reaccionó hace tiempo financiando y cofinanciando muchos de los vehículos autónomos que universidades y centros de investigación han desarrollado en la última década. Fabricantes como Audi, Mercedes, BMW, Toyota, Tesla, Ford, Google, etc., poseen ya un prototipo de vehículo autónomo completamente automatizado”, indica el ingeniero de la UPCT.
Asimismo, Jiménez precisa que “se están viendo colaboraciones entre fabricantes de automóviles y otras empresas que pueden aportar servicios complementarios, como cartografía detallada, por ejemplo. De igual forma, los fabricantes de componentes están haciendo un gran esfuerzo para adaptar sus tecnologías”. Y Google ya ha anunciado que prevé firmar nuevas alianzas.
¿Pero cuándo podremos comprar un coche autónomo? El ingeniero del INSIA de la UPM matiza que “depende de lo entendamos por vehículos autónomo, ya que cada vez se incluyen más funciones autónomas en los modelos comerciales”. En ese sentido, especifica que “el salto a un vehículo completamente autónomo de nivel 5, que pueda tomar decisiones en cualquier situación al margen del conductor, está todavía lejos. Tecnológicamente, hay estimaciones de que podrá estar en unos 3 ó 4 años, aunque otras estimaciones son menos optimistas y prefieren ir paso a paso en niveles crecientes de automatización”.
En una línea similar, Navarro afirma que “los vehículos autónomos fuertemente automatizados ya están en el mercado y van a introducirse en el mercado de aquí a 2020. Respecto a los completamente automatizados, siendo realistas, se prevé que se incorporen de aquí a 2030, si el marco legal y social lo permite”.
Desarrollo en España
En nuestro país también se están dando algunos pasos encaminados al desarrollo de esta tecnología. El DSIE de la UPCT ha sido la primera entidad en España que ha adquirido un sensor como el que incorporan la mayoría de vehículos totalmente automatizados que existen en el mundo, incluido el Google-Car, según indica Navarro. “El sensor está basado en tecnología LIDAR 3D de alta definición (Light Detection and Ranging) y es el principal elemento que utilizan estos vehículos para navegar”, explica.
Este sensor es capaz de generar 1,3 millones de puntos por segundo a 360º, a una distancia de 100 metros y con precisiones de 2 centímetros, creando un mapa 3D del entorno de vehículo. El volumen de datos generado se conoce como nube de puntos.
“El coche completamente automatizado de la UPCT ha finalizado las fases de automatización completa del acelerador, volante y pedal del freno. Además hemos instalado el LIDAR 3D y el resto de sensores: LIDAR 2D -detección de objetos en distancias cortas-, unidades inerciales, GPS y sistemas de visión por computador para detección de señales, vehículos, peatones, etc. Estamos trabajando el desarrollo de algoritmos para el procesamiento de la nube de puntos, generación de trayectorias y fusión sensorial. Nuestra intención es realizar pruebas con el vehículo autónomo en ambientes contralados de la región de Murcia en septiembre de este año y realizar pruebas en áreas urbanas para principios de 2017”, puntualiza.
Su investigación sale adelante gracias a varios proyectos financiados por la UPCT y el Ministerio de Economía y Competitividad. Además, en España también está en marcha la Red Temática en Vehículos Inteligentes (RETEVI), financiada por el Misterio de Economía y Competitividad, marco en el que se incluye la investigación del coche autónomo. Están involucrados equipos de la UPM, UPCT, Universidad Carlos III, Universidad de Alcalá de Henares, CSIC, Centro de Visión por Computador, TECNALIA, CEIT, CTAG, Universidad de la Laguna, Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, Universidad Rey Juan Carlos, Universidad Complutense de Madrid y Universidad Europea de Madrid. Dicha red está liderada por el INSIA de la UPM.
Asimismo, el director de la Unidad de Sistemas Inteligentes en Vehículos del INSIA dirige el nuevo curso sobre vehículos autónomos y conectados de la Asociación Española de Profesionales de Automoción (ASEPA).