No tuvo demasiado trabajo el hacker francés que el pasado viernes accedió a la cuenta de Google Apps de una destacada directiva de Twitter y robó información confidencial de la compañía, que después divulgó por Internet.
Y es que la contraseña que la compañía tenía en el acceso a sus servidores no era otra que ‘password’. Esta clave -que no debió tardar en adivinar el ciberdelincuente- es la que venía por defecto en muchos de los routers adquiridos por la compañía, y nadie se preocupó por cambiarla.
Llama la atención que esto le ocurra a una empresa que, a la hora de registrar un usuario en la red de microblogging, advierte varias veces al usuario sobre el nivel de confianza de la contraseña elegida.
Ahora Twitter está estudiando qué acciones legales tomar contra el ciberdelincuente y contra quien publicó la información, pero ciertamente, el problema en esta ocasión estuvo ‘in house’.
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