Mientras la banca tradicional hacía frente a la crisis financiera, la virtual permanecía al margen de caídas y desplomes aunque los consumidores se preguntaban quien velaba por su ahorros cibernéticos.
Ahora, y tras el colapso de los mercados financieros, la recesión ha llamado a la puerta de ING, el banco virtual de referencia.
La cotización del titular de la cuenta naranja ha vivido un serio desplome a lo largo de la mañana, llegando en algunos momentos a perder más de un 17 por ciento del valor de sus acciones y arrastrando al referencial panaeuropeo, el Eurostoxx 50, hasta registros muy a la baja, tal y como adelanta la prensa económica.
El principal problema de esta situación bajista no es únicamente la depreciación de las acciones, sino la causa que está causando esta caída.
La rumorología apunta que el banco se enfrenta a una seria falta de liquidez, lo que lo convierte en una de las entidades financieras que necesitaría en mayor grado una inyección de capital público.
La gran pregunta es, ya no sólo que hará la compañía si a sus clientes les entra el pánico, si no si esta depreciación no será la piedra de toque que marque el principio de la gran crisis en la banca virtual.
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