El propósito fundamental de Amazon sería trasladar a la pantalla grande un modelo de negocio que les está siendo muy rentable desde hace ya alguna década.
Si todo empezó como una tienda online de libros y se adueñaron de la distribución de estos (luego vendrían películas, discos…) a través del ordenador, el negocio se multiplicó cuando vieron la oportunidad de disponer de su propio hardware, los lectores de libros electrónicos a los que poder enviar directamente los contenidos.
Poco después (y en fechas más recientes) dieron el paso siguiente hacia los dispositivos móviles que en la actualidad ostentan el título de favoritos del público: los tablets, los Kindle Fire en este caso. Adueñados de la distribución de contenidos en las pantalla de ordenador, ebooks y tablets sólo parece quedar una pantalla por conquistar: el televisor.
Y esa sería la estrategia, hacer llegar contenidos a los salones mediante consolas propias conectadas a Internet pero específicamente vinculadas a Amazon y los contenidos que llegarían a través de la Red: películas en streaming. Un paso más allá de lo que actualmente se está ganando un buen puñado de usuarios a través de distintas iniciativas: desde Hulo, Netflix, Roku o Xbox a los dispositivos SmartTV con Android. Se trataría de ofrecer algo similar a Kindle pero en el salón, cambiando libros y apps (aunque de estas probablemente también habrá) por películas, series y documentales.
Amazon habría optado por construir su propio sistema, en lugar de adquirir otro ya desarrollado por una empresa externa, aprovechando su experiencia en el mercado online de contenidos de pago.
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