Comprar por Internet debería ser igual de fiable que desplazarse físicamente a una tienda, elegir allí los productos deseados y abonar el precio que marca la etiqueta.
El problema es que, a medida que el eCommerce se populariza, los ciberdelincuentes intentan sacarle provecho.
“Internet puede ser el mejor aliado para realizar las compras de Navidad. Pero existen hackers que aprovechan esta necesidad para crear y posicionar tiendas falsas”, advierte Carolina Angel Zuluaga, responsable de marketing de Trustly, “por lo que hay que tomar precauciones y asegurarse de que la tienda elegida es legal y de confianza, y de que el pago se produce en condiciones de máxima seguridad”.
¿Cómo asegurarse? La propia Trustly nos habla de 7 señas inequívocas, que indican que una tienda es falsa y sólo intentará timarnos, robando nuestro dinero.
En primer lugar hay que recopilar todos los datos posibles sobre la tienda en cuestión. Se trata de iniciar una búsqueda sobre “información transparente” dentro de su propia plataforma que debe aparecer destacada sin necesidad de dar muchas vueltas para encontrarla. “Como mínimo, la página debe contener una descripción de la empresa, las condiciones de utilización, de privacidad y de seguridad a la hora de realizar una compra, así como un certificado de confianza en vigor y que sea válido”, dice Trustly.
Aparte, también es básico que venga reflejada la información de contacto. Ésta puede ser una dirección física, un correo electrónico o un número de teléfono. De este modo, el usuario podrá consultar en persona con los responsables de negocio en caso de surgirle dudas durante el proceso de compra. Estas vías de contacto no sólo tienen que estar incluidas en la tienda, además y como es obvio, deben ser reales.
A partir de ahí existen otros detalles que es necesario vigilar antes de autorizar la transacción. Por una parte, hay que estudiar las formas de pago que admite la tienda. ¿Hay que pagar con tarjeta? ¿Con transferencia bancaria? ¿Trabajan sus dueños con servicios de pago reputados? Por otro lado, es importante que se ofrezcan signos de seguridad como el protocolo HTTPs o los diferentes “sellos de confianza”.
Otras pistas que pueden poner a una tienda online bajo sospecha son la proliferación de errores ortográficos, malas traducciones al español de ciertos términos, ofertas demasiado buenas para ser ciertas, productos que ni siquiera vende el propio fabricante oficial y “la falta de referencias en la red” o, directamente, la existencia de críticas negativas de otros usuarios.
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