6 de cada 10 trabajadores consultan mensajes corporativos en dispositivos personales
Steeple advierte del riesgo: “la mayoría de las empresas realizan una comunicación unidireccional” y al final “los empleados no se implican”.
El teletrabajo es la nueva normalidad para muchos profesionales. Ayudarles a completar desde casa las tareas que antes realizaban desde la oficina es una obligación para sus empleadores en tiempos de pandemia.
El caso es que, en estos momentos, los dispositivos personales están siendo aprovechados para tareas profesionales. Y esto puede resultar problemático.
La mayoría de los trabajadores (6 de cada 10) usa herramientas de comunicación corporativa en sus móviles personales, especialmente el correo electrónico y aplicaciones de mensajes. “Esto demuestra que las empresas españolas no son capaces de poner a disposición de sus empleados las herramientas que les permiten estar correctamente informados de lo que ocurre en sus lugares de trabajo”, comenta Nuria Soler, directora de marketing de Steeple, compañía que ofrece este dato sobre uso de terminales personales.
Los problemas de comunicación interna se intensifican más allá del teletrabajo, alcanzando ámbitos tradicionales en los que la plantilla ya estaba disgregada, como el transporte, la industria o retail.
“A las industrias, cuyas plantillas se encuentran divididas entre las fábricas, las oficinas centrales y el transporte, les resulta muy complicado hacer llegar los mensajes corporativos a todos los empleados, así que muchas optan por la vía fácil y se centran en difundir sus mensajes a través del correo electrónico, lo que deja fuera de la comunicación a todos los empleados que no trabajan con un ordenador o no tienen cuenta de correo”, señala Soler.
“La mayoría de las empresas realizan una comunicación unidireccional, por este motivo, los empleados no se implican, para ellos supone una carga de trabajo y acaban ignorando los mensajes o consultándolos en sus ratos libres, de ahí que más de la mitad acaben utilizando sus dispositivos móviles personales”, añade la directiva.
Esto tiene que cambiar, porque a los miembros de la plantilla contratada les gustaría realmente tener voz y participar en la conversación en vez limitarse a ser receptores. “Si los empleados fueron indulgentes durante la primera etapa de esta crisis, sin duda les resultará difícil perdonar futuras deficiencias”, afirma Soler. “Por eso es importante que las empresas le otorguen a la comunicación interna el lugar que se merece”, resuelve.