50 años del e-mail: una historia de evolución y adaptación
A pesar de que este mes cumple 50 años, el e-mail goza de muy buena salud. Aunque en el horizonte se vislumbran algunos desafíos, como la seguridad, la privacidad de los datos o la proliferación del spam.
El origen del e-mail se remonta a la década de los sesenta, ligado al uso de ordenadores de tiempo compartido. Los usuarios de estos equipos empezaron a desarrollar sistemas para intercambiar mensajes en una misma computadora.
Sin embargo, eran sistemas muy rudimentarios, casi como dejar una nota en el escritorio de otra persona. La primera comunicación que puede ser considerada como el correo electrónico primigenio no llegaría hasta el mes de octubre de 1971, hace justo 50 años.
En aquel entonces, el informático estadounidense Ray Tomlinson desarrolló un sistema capaz de enviar emails entre usuarios en diferentes hosts a través de ARPANET, red a la que estaban conectadas muchas universidades de Estados Unidos. Además, introdujo una importante novedad. Tomlinson decidió utilizar el signo @ para separar el nombre del receptor del nombre de la máquina o servidor de destino.
La vigencia de su ocurrencia demuestra que fue todo un éxito. Su elección se justifica porque se trataba de un símbolo que incorporaban todos los teclados y que no ofrecía confusión, al no formar parte ni de los nombres de los usuarios ni de los servidores.
Como suele ser habitual con la tecnología, las primeras aplicaciones del e-mail se circunscribieron al ámbito militar y al entorno académico. Sin embargo, en la década de los ochenta empezó a trascender más allá, aunque su uso apenas llegó a unas pocas personas interesadas por las nuevas tecnologías emergentes. Todavía había muchas barreras que dificultaban su utilización. Por ejemplo, aún no existía un único protocolo de comunicación, así que no había una conexión mundial. Ésta llegaría ya en la década de los noventa, con la irrupción de la World Wide Web (www).
Una herramienta en constante evolución
En la década de los ochenta y noventa llegaron algunos avances que han contribuido a la pervivencia del e-mail hasta nuestros días. Por ejemplo, en 1981 se lanzó el protocolo Simple Mail Transfer Protocol (SMTP), que permitió enviar correos electrónicos a los servidores.
Algo después, en 1984, apareció la primera versión del Post Office Protocol (POP), aunque su versión más conocida, POP3, no llegaría hasta 1988. Este protocolo permitió utilizar clientes de correo para descargar los mensajes en un ordenador, eliminándolos del servidor. Esto supuso una revolución, puesto que permitía consultar el correo aun careciendo de conexión a internet. Hay que tener en cuenta que, en aquella época, los usuarios sólo disponían de conexiones temporales, por lo que podían descargar el correo en su ordenador y leerlo después, estando desconectados.
Más tarde llegaría otra evolución, con el desarrollo del Internet Message Access Protocol (IMAP), presentado en 1988. También permitía descargar los mensajes, pero manteniéndolos en el servidor. En el caso de POP3, los correos eran eliminados por defecto del servidor al ser descargados, aunque también daba la opción de conservarlos. Una de las ventajas de IMAP era que permitía la administración con múltiples aplicaciones cliente simultáneamente, además de combinar el modo de operación online y offline.
Otro avance clave para que el correo electrónico haya perdurado hasta nuestros días fue el lanzamiento del estándar Multipurpose Internet Mail Extensions (MIME), que ampliaba el formato de los e-mails para admitir texto en conjuntos de caracteres distintos de ASCII, además de permitir adjuntar archivos de audio, texto, vídeo, imágenes, etc.
Y la llegada del HyperText Markup Language (HMTL), en 1991, fue el aldabonazo definitivo para la popularización del correo electrónico. Permitió que las empresas comenzaran a ofrecer servicios gratuitos de correo electrónico basado en la web, haciéndolo accesible para el gran público. Fue la época en la que surgieron servicios pioneros, con Hotmail a la cabeza.
Capacidad de adaptación
La evolución del e-mail demuestra que la capacidad de adaptación de esta herramienta de comunicación es su principal fortaleza. “El mayor desafío del correo electrónico siempre ha sido su popularidad, lo que trae consigo el reto de cómo administrar el número cada vez mayor de correos electrónicos que se envían y recibido todos los días, con los requisitos de cada vez más capacidad de almacenamiento y procesamiento por parte de los proveedores de correo electrónico; o la necesidad de proporcionar mejores formas de organizar una bandeja de entrada en constante crecimiento, para descubrir y administrar el correo no deseado”, explica Jan Oetjen, director ejecutivo del proveedor de correo electrónico GMX.
Además, considera que una de las claves del éxito del e-mail es su apertura. “El estándar abierto del correo electrónico es su fortaleza. A diferencia de los sistemas cerrados, como Facebook o WhatsApp, la apertura del correo electrónico significa que cada mensaje llega a sus destinatarios, independientemente del proveedor de servicios o las aplicaciones de correo electrónico que se estén utilizando”, afirma Oetjen.
Por otra parte, recuerda que el correo electrónico es la llave que abre la puerta de internet. “El e-mail se ha convertido en la interfaz esencial entre nosotros y nuestros servicios digitales. Casi todos los servicios online requieren que se inicie sesión a través de una dirección de correo electrónico. Asimismo, las confirmaciones de pedidos y envíos, las facturas, los contratos y la información financiera se recopilan en el correo electrónico”, apunta.
El reto de la seguridad
Oetjen cree que el e-mail tiene mucho futuro por delante. “Los volúmenes de correo electrónico seguirán creciendo exponencialmente. Como centro de control de nuestras vidas digitales, no hay ningún reemplazo para él. La gestión de esta montaña de datos en constante crecimiento seguirá siendo un desafío importante para los proveedores de correo electrónico”, explica.
En este contexto, destaca la importancia que tiene la seguridad de nuestro e-mail. “Como centro de control de nuestras vidas digitales, la necesidad de mantener seguras las cuentas de correo electrónico nunca ha sido más importante. La seguridad es un desafío permanente y en constante cambio”, indica. Por ejemplo, insiste en la importancia de la autenticación de dos factores.
Por otra parte, hace hincapié en la relevancia que ha adquirido la soberanía y privacidad de los datos. “El público se está volviendo más consciente de los riesgos para sus datos personales. De hecho, el miedo a los ataques de piratas informáticos en las cuentas de internet es la preocupación de seguridad número uno en el Reino Unido, según una encuesta de GMX y YouGov. El entorno legislativo en el que opera el correo electrónico también es fundamental. Por ejemplo, hay que tener en cuenta la fuerza del Reglamento General de Protección de datos (RGPD) para proteger a los usuarios en Europa, frente a una regulación más flexible en Estados Unidos. Los usuarios de correo electrónico deben ser más inteligentes si quieren mantener sus datos en el lugar más seguro posible”, afirma.
Además, pone el acento en la encriptación. “Algunos servicios de comunicaciones y aplicaciones de mensajería populares hablan de los beneficios del cifrado de datos de un extremo a otro, pero esto no es algo común en el correo electrónico”, comenta. En este sentido, destaca que “GMX es el único gran proveedor de correo electrónico gratuito que ofrece cifrado de extremo a extremo y que es fácil de configurar para todos, no sólo para expertos”.
Frenar el spam
Otro reto para el futuro del correo electrónico es el spam. La universalización del e-mail hizo que se convirtiera en una herramienta ideal para realizar campañas de marketing. “La falta de regulación hizo que las bandejas de entrada comenzaran a saturarse de mensajes que se enviaban de manera indiscriminada, sin tener en cuenta los intereses de los usuarios. La falta de herramientas para filtrar correos y los vacíos legales fueron los ingredientes perfectos para que se produjese el fenómeno del spam, que se convirtió en una preocupación global a finales de los noventa”, precisa la plataforma Validity.
Sin embargo, ya hay iniciativas para tratar de paliar este problema. “Diferentes gobiernos en todo el mundo empezaron a legislar al respecto y a crear normas para proteger los datos de los usuarios. En España, los correos electrónicos no deseados están prohibidos desde 2002, por la Ley de Servicios de la Sociedad de la Información y de Comercio Electrónico (LSSICE). Y la Unión Europea empezó a aplicar el RGPD desde 2018”, indica la compañía.
Además, las empresas se están sumando a este esfuerzo en la lucha contra el spam. “En 2004, Gmail lanzó un servicio en el que ofrecía filtros potentes para combatir el spam, de tal manera que los usuarios podían marcar los correos no deseados como tal. Y Gmail identificaba los correos parecidos y los filtraba. En paralelo, se desarrollaron las técnicas de autenticación de correo electrónico como Sender Policy Framework (SPF) o Domain Keys Identified Mail (DKIM), para identificar a los servidores de correos autorizados para enviar correos y así disminuir el spam. Esta técnica ha ido evolucionando hasta llegar al Domain-based Message Authentication, Reporting & Conformance (DMARC), que es más completa y que ayuda a detectar y prevenir la suplantación de identidad”, explica Validity.
Asimismo, han ido adquiriendo relevancia los proveedores globales de antispam. Por ejemplo, Validity habla del servicio de reporte de spam Spamcop, “que permite reportar las direcciones IP de los correos no deseados para y crear ‘deny lists’ de spam”; o iniciativas como Spamhaus, “autoridad reconocida en materia de reputación de IP y dominios, que identifica la actividad maliciosa para hacer de internet un lugar más seguro para todos”.
También destaca la importancia de las certificaciones de correo electrónico. “La necesidad de controlar el spam hizo surgir un nuevo sector para ayudar a los usuarios a tener un mayor control sobre su bandeja de entrada. Aparecieron en el mercado empresas de certificación de correos electrónicos como Return Path, que se convirtió en una marca mundialmente reconocida por su contribución en la mejora de la entregabilidad. Tener una certificación de correo electrónico permite aumentar las posibilidades de entrega de la bandeja de entrada, así como de la tasa de clic, ya que proporciona ‘allow lists’ en los principales proveedores de e-mail, de servicios de internet (ISP, por las siglas de Internet Service Provider) y proveedores de filtros de spam”.
Por último, se refiere al avance que ha supuesto el desarrollo de los logos de autentificación mediante el estándar Brand Indicators for Message Identification (BIMI). “Gmail se unió hace poco a un nuevo sistema de verificación de cuentas de correos electrónicos de las empresas usando sus logotipos. De esta manera, las empresas podrán certificar su identidad y la propiedad de su dominio de correo electrónico mediante el estándar BIMI, con el que los remitentes pueden mostrar los logotipos de sus marcas junto a sus correos electrónicos, lo que supone un mayor reconocimiento y confianza”.