Los avances en robótica y campos colindantes como la inteligencia artificial nos llevan a pensar que las máquinas desempeñarán un papel clave en el futuro de las empresas. Además de trabajadores humanos, cabe esperar que éstas tiendan a contratar trabajadores “artificiales” que podrían acabar ganando el estatus de personas electrónicas. Voces destacadas de la industria como Bill Gates proponen incluso gravar con un impuesto especial a aquellos robots que suplan en sus funciones a los empleados de carne y hueso para tareas automatizables, y destinar el dinero recaudado al refuerzo de áreas que sí requieran de contacto humano. Esto significa que la relación entre robots y humanos no tiene por qué ser de rivalidad, sino que hay espacio para la colaboración. Emplear robots en la oficina y otros lugares de trabajo puede potenciar la productividad, generar riqueza y, sobre todo, liberar recursos. Si las personas dejan de realizar ciertas actividades profesionales, ganarán tiempo y fuerzas para dedicarse a otras potencialmente más provechosas.
En 2016 se gastaron 91.500 millones de dólares en robótica, según datos de Statista. Y para 2020 serán ya 188.000 millones. ¿Con qué fines? ¿A qué puede ayudar un robot o un sistema de inteligencia artificial y aprendizaje profundo en la empresa? Por ejemplo, a estas cinco cosas:
1. Tú creas, yo monto. Se trata del uso más obvio, el de las máquinas que construyen otras máquinas. El de las máquinas que ensamblan y nutren la cadena de montaje de las fábricas, completando el círculo industrial. Está más que comprobado que los robots sirven para agilizar el proceso de fabricación y hacer frente a altos volúmenes de demanda de productos por parte de los consumidores. Además, con la evolución tecnológica, estos robots de producción se están volviendo cada vez más avanzados. Y en algunos casos tienen potencial para ir más allá e intervenir durante otras etapas de la vida de un producto. Por ejemplo, para controles de calidad. Adoctrinados para ello, también gozan de los recursos necesarios para reparar algo que se ha roto y dejarlo funcionando lo antes posible, incluyendo otros aparatos tecnológicos como teléfonos y ordenadores. Una posibilidad que ya se ha barajado es la de dispositivos autosuficientes que no necesitan siquiera ser revisados por terceros para tener arreglo, sino que ellos mismos son capaces de diagnosticarse y poner solución. Así que los efectos de deshacerse de la mano del hombre llegan bien lejos.
2. Envíos más veloces. Una segunda área en la que los robots tienen mucho que decir es la de la logística. Sus cualidades se adaptan bien a este campo de acción para mantenerlo todo en orden. Para organizar y para distribuir mercancía de un lado a otro, no solamente dentro de un lugar cerrado. Los robots pueden transportar paquetes hasta la casa de quien los ha comprado. Esto complementa al eCommerce, ya que los pedidos que se realizan por la página web de una compañía serán repartidos con mayor velocidad y exactitud si se echa mano de las innovaciones tecnológicas. Los robots de reparto trazarán sus rutas por asfalto y por el aire. Referentes como Amazon ya trabajan en el despliegue de flotas de drones, o vehículos aéreos no tripulados, para llevar los pedidos a sus clientes. Esto se encuentra vinculado al mismo tiempo a los vehículos autónomos que desarrollan Google Waymo, Uber, Tesla Motors o las propias compañías clásicas de automoción, que no necesitarán de un piloto humano para moverse y que funcionarán como chófer, lugar de entretenimiento compañero de viaje o transportista. Una ventaja asociada a la injerencia de los sistemas robotizados hasta estos niveles sería el incremento de la seguridad, ya que los coches que se conducen solos contribuirán a luchar contra la siniestralidad en carretera.
3. ¿Te puedo ayudar en algo?, es la pregunta que los asistentes nos hacen desde el otro lado del teléfono o al otro lado de la pantalla del ordenador cuando entramos en contacto con un servicio de atención al cliente. Pero para resolver dudas no hace falta que sea otra persona la que responda. La tecnología permite hacer cosas maravillosas, y los desarrollos actuales se encuentran tan adelantados que saben conversar en idioma natural, aprender a base de experiencia y mejorar sus reacciones con el paso del tiempo. Así que la programación de robots, o en este caso el uso de sistemas concretos de inteligencia artificial, chatbots y asistentes personales virtuales, puede explotar un componente social que a priori no se atribuye a las máquinas, consideradas frías y automáticas por definición. Además de aplicar los típicos cuestionarios y guiar a los usuarios por funciones básicas, los robots están preparados para charlar con nosotros. El papel del asesor con respuesta para todo se puede replicar físicamente, con robots humanoides que den la cara y generen una transición más agradable. Esto incluye incluso un nuevo tipo de vendedor súper competente que no tendría por qué comportarse de forma voluble según su estado de ánimo.
4. Productos personalizados. Vinculados a esos asistentes que resuelven dudas y zanjan problemas si alguien recurre a ellos, encontramos aquellos otros que directamente se adelantan a las peticiones de los mortales. Las máquinas están dando forma a un futuro en el que será posible predecir necesidades y adaptarse a las circunstancias de la gente antes incluso de que se manifiesten al respecto. En consonancia con el fenómeno del Big Data y el incremento continuo de datos diversos, que llegan de cualquier parte y que hay que analizar para generar conocimiento, surgen soluciones con la suficiente capacidad para relacionarlo todo y entregar información ya mascada. Por ejemplo, el Watson de IBM. Las supercomputadoras sabelotodo dejarán en un mero juego de niños los trabajos de analistas actuales. Esto se verá reflejando en departamentos corporativos como la división de marketing. La tecnología quiere ayudarnos a controlar las situaciones, a actuar en tiempo real, a tomar decisiones fundamentadas, a personalizar productos y servicios, a descubrir nichos de mercado y a conseguir nuevos clientes. Y lo bueno es que los sistemas rara vez se equivocarán.
5. La oficina más eficiente. El abanico de posibilidades de unas máquinas cada vez más inteligentes que están preparadas para asumir tareas que hasta este momento se encontraban restringidas al hombre es inmenso. Potencia a la empresa con tareas de oficinista puras y duras. Los sistemas computacionales son el secretario perfecto. Pueden trabajar las 24 horas del día porque no necesitan descansar. Pueden atender a su superior de viva voz y reconocer comandos. Si éste está preparando un discurso, registrarán notas de voz con sólo pedírselo. Si llega un email a la bandeja de correo electrónico o entra una llamada por teléfono, responderán de inmediato como mejor convenga. Si hay que añadir una tarea nueva a la agenda, concertar una reunión con un cliente o preparar un viaje de negocios, ellos mismos actualizarán el calendario y se encargarán de emitir recordatorios. Desde gestionar archivos, documentarse y devolver información a toda velocidad hasta traducir idiomas y contactar con la persona correcta, o interactuar con muchas de ellas a la vez, las máquinas están listas para asumir responsabilidades y automatizar procesos. Especialmente si esos procesos se pueden diseccionar en otros más manejables.
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