5 formas de llegar a la oficina sin cables
Los cables son útiles, mantienen a los equipos informáticos a pleno funcionamiento, sin embargo también son causa indiscutible del caos y la angustia visual.
El moverse entre una maraña de cables se va a acabar. La cantidad de conexiones físicas vinculadas a la oficina tradicional ya se puede limitar para alegría de aquellas empresas que necesitan seguir “enchufadas” a los aparatos informáticos, pero que al mismo tiempo anhelan espacios de trabajo más limpios. Más despejados. Distintos fabricantes de tecnología defienden el concepto de oficina wireless con soluciones que aportan beneficios más allá del puramente estético. Y es que la saturación de elementos alrededor del escritorio puede provocar estrés entre la misma gente que los utiliza y, en consecuencia, una pérdida de productividad general. Si hay recursos para fomentar la eficiencia laboral de los empleados, ¿por qué no aplicarlos? Ya sea a través de herramientas para organizar las agendas y colaborar entre equipos, con la oferta de perks, gracias a una misión empresarial motivadora o mediante una remodelación del entorno, la respuesta existe. Sólo hay que aplicarla.
Dentro de esa remodelación de todo lo que rodea a los trabajadores, cabe la posibilidad de deshacerse de una vez por todas de los cables. O, al menos, de una parte de ellos, para decir adiós al “feísmo” en el escritorio, a los espacios abarrotados y a los tropezones por descuido. En Silicon.es os dejamos cinco vías:
1. Las conexiones, vía wifi. Hay casos y casos, pero hoy en día será raro encontrar el ejemplo de una empresa que no necesite de conexión a Internet o que no haya incluido esta herramienta entre sus recursos de trabajo. Los tiempos han cambiado y el acceso online se da casi por supuesto en cualquier parte. Además, en los últimos años el propio sistema de enganche a la red ha variado de forma ostensible. En estos momentos, y por suerte para los amantes del minimalismo en el diseño, la infraestructura que permite a los ordenadores conectarse sólo exigirá un router con sendos cables de unión a la toma telefónica y a la red eléctrica. Ése es el mínimo. El cable Ethernet ya no será indispensable para ponerse en marcha. Esto se acentúa con la incorporación de nuevos dispositivos a la red corporativa, como smartphones y tabletas, que tirarán de tarifa de datos o de wifi. Así que bastará con elegir un buen router de un vendedor de confianza que ofrezca conexión inalámbrica y que venga adaptado a las necesidades básicas de todo negocio, incluyendo capacidades de red privada virtual, un cifrado potente, tecnología QoS o protección por firewall.
2. Los periféricos, con Bluetooth, pilas, USB… Un equipo informático hoy por hoy no sólo es capaz de evitar el cable que venía estableciendo su comunicación, en un mundo lleno de enlaces, con el router. Los desarrollos tecnológicos también han avanzado en otros aspectos, más allá de dicho canal de unión con Internet. Muchos dispositivos actuales pueden usar un ratón sin recurrir a un cable. Están preparados para utilizar un teclado sin llevar adosado su cable correspondiente. E incluso se están abriendo a reproducir sonido por auriculares sin hacer correr la información con el cable de rigor. Y es que se han ido creando ratones inalámbricos, teclados inalámbricos y hasta auriculares inalámbricos. Y lo interesantes es que estos periféricos más modernos no se ofrecen únicamente para computadoras, también hay ejemplares compatibles con gadgets móviles. Entre los últimos están los AirPods, los propios auriculares inalámbricos de Apple que saldrán próximamente a la venta y que están pensados para escuchar música, ver vídeo, hablar por teléfono, jugar… o interactuar con su asistente Siri desde un iPhone o el wearable Apple Watch. En el caso de las empresas se antojan de especial utilidad los cascos con micrófono incorporado para aprovechamiento del manos libres.
3. La carga, inalámbrica. Ese modo que tienen los aparatos inalámbricos de cobrar vida, como por arte de magia, sin que nada los toque en apariencia y con los cables aparcados en un rincón del olvido, se prolonga incluso al momento de la carga. Y es que el cable que permite insuflar nueva vida a los gadgets cuando la batería se ha agotado, desde grandes ordenadores portátiles a tabletas más reducidas o el móvil más básico de todo el catálogo de los fabricantes, es un clásico. Nuestros terminales tienen una autonomía limitada para operar sin estar enchufados a la corriente, que depende de diferentes factores y que normalmente ronda la jornada de duración. Cargarlos es obligación, pero usar cable se está convirtiendo en una opción más. Por un lado, está el recurso de los cargadores portátiles, que si bien no eliminan la necesidad total de un pequeño cable sí que permiten apartar los dispositivos del enchufe y evitar posibles accidentes. Por otra parte, hay cargadores puramente inalámbricos a modo de bases sobre los que reposar sin más los terminales. El concepto de wireless docking ha sido defendido, entre otras compañías, por Intel, que incluso va más allá y ofrece una estación de conexión inalámbrica para monitores y demás periféricos cuya señal sustituye a los cables HDMI, DisplayPort, USB y PCIe.
4. Las pantallas, también con truco. Si los distintos elementos que se relacionan con los aparatos electrónicos encuentran vida más allá de los cables, ya sean ratones, teclados o auriculares, ¿por qué iba ser la cosa diferente a la hora de buscar alternativas para las pantallas? En cuestión de visualización inalámbrica cabe destacar la propuesta de la tecnología Miracast, un estándar que cuenta con el sello de aprobación de la Wi-Fi Alliance y permite relacionar ciertos dispositivos con monitores, proyectores o la propia televisión. Lo que habilita, en la práctica, sería el volcado del contenido que aparece reflejado en las pantallas propias de esos dispositivos, las que llevan integradas por defecto desde su construcción, en una pantalla externa. Lo ideal es hacerlo en superficies mayores, para disfrutar de una mayor claridad del material multimedia. Resulta muy apropiado a la hora de realizar presentaciones o trabajar en grupo. Eso sí, al igual que sucede en el resto de las conexiones inalámbricas, lo lejos que se podrá llegar con este invento dependerá del tema de compatibilidades y certificaciones.
5. La impresión, en remoto. Hasta que no se implante otra tendencia a nivel de oficinas, la de la oficina sin papeles, se seguirán consumiendo paquetes de folios y se pasarán a papel impreso dosieres e informes. Una manera de enviar a la impresora la orden de copiado consiste en usar un cable para entablar una transmisión directa entre el PC, el Mac o cualquiera que sea el equipo que se esté utilizando para redactar el documento y la máquina que ha de fotocopiar. Pero no es la única solución. En este espacio también se han ido desarrollando sistemas de impresión inalámbrica para facilitar el proceso desde cualquier rincón de las instalaciones de la empresa. Es más, se han ideado aplicaciones tipo Google Cloud Print que dan un paso mayor y aceptan que los usuarios impriman desde fuera, en remoto, con el móvil, volviendo de un viaje o de camino al trabajo, cuando quieren tener los folios listos nada más llegar a la oficina o para que otra persona que ya esté allí los recoja. Lo que prima aquí, aparte de la liberación del cable, es la comodidad. Y es que las impresoras inalámbricas se podrán colocar en cualquier ubicación en vez de quedar ancladas a un punto físico concreto o a otros aparatos.