Una vez más toca hacer balance de los 365 días que ya han pasado y marcarse nuevos objetivos para los doce meses que quedan por delante. Ocurre cada año y estos primeros compases de enero de 2017 no iban a ser diferentes. ¿Cómo superar los baches que se ha ido encontrando tu compañía en los últimos tiempos? ¿Cómo reconducir una mala racha? Si la facturación ha crecido algo, ¿cómo impulsar ese crecimiento a cotas más altas? ¿Cómo evitar las malas decisiones de ahora en adelante? ¿Cómo mantener a la competencia controlada? ¿Cómo sorprender a usuarios y clientes? ¿Tienes presupuesto suficiente? ¿Y si pruebas estrategias nuevas? ¿Y si se te expandes hacia nuevos mercados? ¿Y si apuestas por la transformación digital? ¿Y si inviertes en talento?¿Y si…?
Los propósitos para el año que acaba de comenzar dependerán de la trayectoria de cada empresa. Habrá tantos como actividades y modelos de negocio existen. En Silicon.es os proponemos cinco áreas de acción de cara a 2017. Os recordamos cinco errores vinculados a la tecnología que, si ya has cometido, no deberías volver a repetir:
1. No protegerte contra el ransomware. Ha sido el problema de seguridad por excelencia durante 2016. Este malware que secuestra sistemas, llegando a cifrar datos, para pedir un rescate a cambio de su liberación ha sido declarado ya como la amenaza que más rápido aumenta y como la más costosa de toda la historia. Sólo en el primer semestre del año el ransomware experimentó un incremento del 172 %. Esto significa que los ciberdelincuentes han encontrado un filón, que el ransomware y su psicología del miedo están funcionando. Para 2017 todas las empresas deberían concienciarse de su peligro. Tendrán que realizar copias de seguridad de sus archivos, especialmente de los más importantes. Y no ceder a la extorsión.
Los especialistas en protección y lucha contra el mal recomiendan no pagar, porque no supone ninguna garantía y además implica entrar en tratos con criminales. En cambio, lo que hay que hacer es contactar con las autoridades y recurrir a los servicios de expertos en seguridad para desinfectar el contenido afectado por el ransomware. Tampoco viene de más formar a los empleados y plantar barreras con múltiples capas, con antivirus, antiphishing, antispam y sandboxing avanzado.
2. No ofrecer una página web accesible. Tener una empresa en pleno siglo XXI y carecer de una página web que sirva de escaparate al mundo ya es un error de bulto. Pero lanzar un sitio y no preocuparse porque toda la gente sea capaz de navegar por él, independientemente de sus circunstancias, es imperdonable. La web de tu negocio debería preocuparse, por una parte, por ser accesible desde dispositivos móviles. Debería basarse en un diseño responsive capaz de adaptarse automáticamente a los distintos tamaños de pantalla desde los que los internautas se conectan. Y, por otro lado, no puede olvidarse de la accesibilidad para personas que tienen alguna discapacidad. Es importante que se adapte a las necesidades de navegación de usuarios ciegos, sordos y con trastornos motores, algo que a día de hoy sigue sin cuidarse en España.
3. Vender en un local físico y no vender por internet. Vinculado al mundo online está el tema del eCommerce. Hoy en día no hace falta salir de casa ni estar cerca de una tienda para comprar un producto o encargar un servicio que hace falta. Y es que existe el comercio online. Si los consumidores lo saben, y lo usan, tu empresa también debería estar al corriente y actualizada conforme a los nuevos tiempos. El eCommerce es una tendencia al alza pero aún no explotada del todo. De hecho, se sabe que los flamantes comercios virtuales pierden oportunidades por problemas en la atención al cliente. Y quienes saben de esto advierten de que todavía “hay muchos eCommerce que son impracticables”.
La tienda online ideal, además de apostar por fotografías de calidad y un diseño atractivo, se caracteriza por una navegación intuitivita, filtros de búsqueda efectivos, fichas de producto completas, ofertas que merecen la pena, un SEO perfectamente estudiado, la multicanalidad, por ofrecer diferentes sistemas de pago, asociarse con empresas de transporte serias, potenciar la fidelización de clientes, contar con opiniones positivas de otros clientes… En definitiva, por ponerse en la piel del comprador. Y por generar confianza.
4. No reutilizar ni reciclar productos. La generación de residuos electrónicos se sitúa en estos momentos en niveles más que mejorables. Al cabo del año se juntan 50 millones de toneladas de dichos residuos en todo el planeta. De hecho, existe un dato revelador sobre España que indica que aquí la cantidad de basura electrónica aumenta a un ritmo del 20 %, hasta tal punto que nuestro país supera tanto la media europea como la mundial en desperdicios por habitante. Ningún otro residuo urbano sólido le estaría siguiendo el ritmo a los electrónicos. A esto contribuyen hogares… y empresas. En vez de sentenciar a los dispositivos a una muerte prematura que convierte nuestro entorno en un cementerio de chatarra digital, entre smartphones, ordenadores, impresoras y demás aparatos que contaminan los recursos naturales, hay que concienciarse y actuar de otro modo.
Para 2017 habría que intentar recuperar más productos y reciclar más. Pero, sobre todo, reparar, reacondicionar y reutilizar. Luchar contra el fraude en la gestión de los RAEE. Y replantear estrategias. Pensarlo bien antes de adquirir equipamiento nuevo, alargando la vida útil siempre que se pueda y dándole una oportunidad a la denominada “economía circular”.
5. Creer que la dependencia tecnológica no enferma. Aplicar tecnología es inevitable y lógico en cualquier negocio. Pero la parte humana puede entrañar riesgos. Los empleados deberían seguir una serie de buenas prácticas para no poner a su compañía en peligro, por haber pinchado en un enlace que no debían, por descargar contenido no autorizado o por conectar sus teléfonos personales a la red corporativa sin asegurar, por poner tres ejemplos de prácticas a evitar. También conviene madurar en el uso de esa tecnología. No en vano, hay quien padece problemas de salud físicos o psicológicos por abusar de la tecnología… y hasta muere. La adicción tecnológica “puede estresarnos. Y el estrés puede enfermar cuando es demasiado intenso, no hay descanso y se vuelve crónico”, como razonan los expertos. ¿La parte buena? Tiene cura.
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