5 consejos para vencer el miedo empresarial
Con Halloween llega el juego del terror, del que tu negocio debería alejarse lo máximo posible a la hora de relacionarse con clientes y empleados.
¿Truco o trato? Esta disyuntiva se convertirá en una de las más repetidas durante la noche del sábado, con motivo de la celebración de Halloween. Disfraces, calabazas y caramelos están preparados para convivir en una festividad que ya ha traspasado las fronteras de los países anglosajones y comienza a invadirlo todo con su reclamo mediático. Un reclamo que invita a engalanar el ambiente en tonos negros y naranjas para una jornada en la que el terror prima sobre el resto de sentimientos. Pero eso no quiere decir que el espíritu del miedo tenga que apodarse también de tu empresa. De hecho, lo mejor que puedes hacer para salir airoso en la gestión corporativa es intentar endulzarle esta época del año, y la vida en general, a las personas con las que te relacionas en el ámbito profesional. Desde clientes a empleados o socios.
¿Sabes qué es lo que podría espantarlos y arruinar tu negocio para siempre? ¿Cuentas con un listado de buenas prácticas que te ayudan a suavizar el trato con los demás? ¿Has asegurado con firmeza los pilares de tu compañía? En Silicon News os dejamos cinco consejos para dejar de causar pánico, por mucho que toque trabajar en la Noche o el Día de los Muertos:
1. Una web vale más que mil sustos. Contar con una página web que informe a fondo sobre la actividad de una empresa o que permita incluso comprar desde la distancia cualquiera de los productos ofertados por ella, gracias a la inserción de un eCommerce, es una ventaja de la era Internet que no hay que desperdiciar. Tu empresa tiene que tener una, sí o sí. Pero con eso no será suficiente para salir airoso, porque habrá que mantenerla. En primer lugar, su URL debe ser fácilmente reconocible y recordable. Al acceder desde un buscador, sólo una estrategia SEO concienzuda la llevará a los primeros puestos. Y, además, es importante que la web en sí entre por el ojo. Nada de quedarse anclados en proyectos antiguos en los que la tecnología Flash dominaba y las pantallas de 800×600 eran el objetivo. Ni de limitar la navegación a los ordenadores, sin diseño responsive capaz de adaptarse a las consultas desde los omnipresentes smartphones y tablets. Si no avanzas con los tiempos, muchos internautas serán incapaces de visualizar tu propuesta y acabarán recurriendo a la competencia, horrorizados y desencantados.
Otros detalles que creemos recomendable cubrir en un sitio corporativo serían la apuesta por fotografías de calidad que no pesen demasiado y ralenticen la carga, la aportación de datos de contacto básicos como la dirección de email y la física, el enlace a los perfiles que haya abierto la empresa en diferentes redes sociales, la recopilación de opiniones que han emitido anteriormente otros usuarios y, por supuesto, la actualización constante.
2. Da caza a los cibercriminales. Cuando se habla de actualizarse, los cambios pasan por la imagen de la empresa de cara a aportar un aire de modernidad que vaya acorde con aquello que se espera de un negocio del siglo XXI, pero también por mantener al día sus recursos informáticos. Es decir, ninguna organización se puede permitir el lujo de caer en un ataque de ciberdelincuencia por estar utilizando versiones antiguas de programas. Su obligación es aplicar las modificaciones y, por encima de todo, todos y cada uno de los parches de seguridad que van emitiendo sus creadores. Y aquí no hay excusa que valga. Los cacos 2.0 no discriminan entre negocios pequeños y negocios grandes, ya que ambos les pueden reportar beneficios. Las vulnerabilidades de software son una de las principales causas de sangría económica y pérdida de credibilidad que afectan a las empresas, además de otros peligros que hay que combatir. Usa soluciones antimalware, aprende a descubrir el phishing y las campañas temáticas, educa a tus trabajadores, plantea políticas de seguridad móvil, blinda tu tienda online y, si dispones de fondos, remoza también el hardware.
3. No alimentes a los trolls. Volcarse en la web te permitirá abarcar un mayor número de clientes potenciales, incluso en el extranjero. Y esto pasa por analizar, entre otras cosas, en qué redes sociales debería introducirse tu negocio, según el público objetivo que quieras alcanzar. Una vez decidido esto, una regla de oro que te servirá para salir airoso en la gestión de tu presencia social, es no avivar las disputas que puedan ir surgiendo. Entre el anonimato que aporta este medio, donde conviven usuarios pacíficos y guerreros, y las malas decisiones que una empresas corre el riesgo de tomar durante el desempeño de su actividad, es posible recibir malas críticas. El Community Manager tiene que escuchar a todas las partes y mantener una actitud conciliadora, con calma y sin eliminar comentarios negativos. Esto es, siempre y cuando se trate de críticas fundamentadas. En el caso de recibir insultos o ser objeto de mensajes que proceden de los conocidos como trolls de Internet, lo mejor es no entrar al trapo, evitando una pelea pública. Ellos mismos quedarán retratados.
4. Un único email (y la herramienta correcta) basta. Los clientes no son las únicas personas a las que puedes asustar por emprender una comunicación demasiado torpe, ya sea en privado o a la luz de las redes sociales. Como un apartado más de tu labor de marketing acabarás relacionándote con periodistas, celebrando eventos y enviando notas de prensa. Aquí existen una serie de consejos básicos que conviene seguir para esquivar los malentendidos. Por ejemplo, hay que cuidar la ortografía y el tono del mensaje en general, elegir un asunto que resulte llamativo, personalizar el correo, convertir su cuerpo en la propia nota de prensa sin adjuntos formateados hasta el exceso, incluir enlaces en los que sólo haga falta pinchar para descubrir más información y huir de los PDFs como si fuesen la reencarnación de los mismísimos monstruos de Halloween. Pero también es básico contactar con la prensa sólo cuando manejas una historia interesante y se tiene la intención de transmitirla únicamente a medios con lectores cuyas características coinciden con las de tus clientes.
Además, la confirmación de que una nota ha sido publicada debe correr de tu cuenta, con sólo revisar al cabo de los días los contenidos de los medios contactados. Para certificar que la comunicación ha sido exitosa, es posible recurrir asimismo a herramientas que están especializadas en el seguimiento de correos y en descubrir cuánta gente a ha abierto el mensaje. No envíes email tras email preguntando si se ha recibido la información, si en las próximas fechas va a salir una noticia sobre lo que cuentas en ella o si al final ha quedado descartada. Alguien podría marcarte como autor de spam o rechazar futuras comunicaciones tras haber saturado su paciencia. Cuando pasa el tiempo y no ha trascendido nada, es que el tema no encaja y entonces no hay nada más que hacer.
5. Con un poco de ayuda de los jefes. No es la primera vez que lo decimos. Pero con el paso del tiempo esta afirmación no pierde validez: la plantilla se revela como uno de los máximos valores del negocio que diriges, que siempre debe apostar por la excelencia. Una manera de alcanzar las cotas soñadas de talento en tus filas consiste en agudizar los métodos de búsqueda que preceden a la contratación de personal. Y cuando llegue el momento de incorporar fichajes a la rutina de tu organización, no escatimes en simpatía. Que tus empleados se sientan a disgusto sólo causará problemas al funcionamiento de la compañía. Así que no des cuestiones por supuestas, quedando a la disposición de tus trabajadores para cualquier duda, ni ejerzas demasiada presión desde el primer minuto en el que los nuevos entren por la puerta. Estrenarse en un trabajo implica un proceso de aclimatación que como superior puedes facilitar con una visita guiada por la oficina, la programación de tareas iniciales que han sido personalizadas, la entrega de un dispositivo totalmente configurado, la creación de una cuenta de correo corporativa o la revisión de la wiki de la compañía.
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