Para algunos, la confianza acerca de los mercados se ha disuelto en los actuales tiempos de crisis financiera y prefieren amarrar el dinero en el banco. Para otros, comprar, vender e intercambiar acciones libremente sigue siendo una atractiva fuente de ingresos. Lo mismo ocurre entre las empresas. Hay quienes posponen sus planes de cotización de manera indefinida, como la operadora nacional de cable ONO, que mientras se mantiene a la expectativa ha conseguido mejorar resultados sin pisar el parqué de Madrid; y quienes se atreven a desafiar la peliaguda situación macroeconómica como Groupon, Zynga, Pandora, Yelp!, LinkedIn y alguna que otra compañía tecnológica más, con resultados dispares. Paralelamente existe el caso del otrora gigante de los ordenadores Dell, que ha optado por el camino inverso: pasar de pública a privada, y rearmarse tras sufrir una caída del 24,35 % durante los últimos doce meses.
Sea cual sea tu situación, si te has posicionado del lado de los valientes y preparas la salida de tu empresa a bolsa, hay una serie de cuestiones que deberías tener en cuenta:
1. Aprende de los errores de los demás. El dicho de “No tendrás una segunda oportunidad para causar una primera buena impresión” cobra todo su sentido en el mundo empresarial, tanto en el momento de lanzar al mercado un nuevo servicio o producto como a la hora de entablar negocios con un socio potencial, de realizar una presentación ante un business angel o de preparar la salida al parqué. Nunca es positivo equivocarse, especialmente en este último caso. Por ello es imprescindible rodearse de un equipo de expertos (abogados, bancos, gestores, directivos, administrativos) que te guíe en el proceso de planificación previo, te siga asesorando cuando la cotización esté en marcha y establezca una valoración de posibles riesgos. También merece la pena hacer un poco de memoria para comprender por un lado los entresijos de experiencias exitosas y, por otro, aprender de las historias de fracasos de la competencia. Así podrás evitar caer en sus mismas equivocaciones, entre las que se suelen repetir la proclama de promesas exageradas, la selección de aseguradoras y corredores exclusivamente en función de su tamaño e ignorar el rigor con el que los demás examinan los informes financieros.
2. ¿Eres rentable? Una de las preguntas más importantes que deberás formularte es si tienes un plan de empresa lo suficientemente sólido como para someterlo al escrutinio de analistas e inversores. No basta con ganar varios millones de euros cada año o contar con cientos de miles de usuarios en todo el mundo, tendrás que ofrecer algo más. Tendrás que ofrecer un modelo de rentabilidad con garantías de futuro. Este punto es especialmente crucial para empresas que operan online y que tienen que pasar de la intangibilidad de la Red a la cruda realidad del mundo físico. Salvando las distancias, se pueden tomar como referencia los casos de las redes sociales Facebook y Twitter. Ambas confían en la publicidad como canal para monetizar su gran volumen de tráfico. Pero, mientras la primera se lanzó a la piscina de Wall Street hace algo menos de un año con un precio de 38 dólares por acción que muchos consideraban exagerado y cuyo valor ha acabado por desinflarse de manera estrepitosa, la segunda ha decidido retrasar su debut para consolidar sus vías de ingreso. Y es que las expectativas no siempre son fáciles de cumplir.
3. Apuesta por la transparencia. Un estreno bursátil implica, indefectiblemente, que tu compañía quedará sometida al escrutinio público más que en cualquier otra etapa de la historia y que tendrás que ser súper coherente con cada uno de los movimientos que hagas. Por supuesto, no podrás avanzar sin tener todos tus papeles bien en regla. En España es obligatorio presentar ante la Comisión Nacional del Mercado de Valores o CNMV, el organismo encargado de supervisar la correcta formación de precios, velar por la transparencia y proteger a los inversores, un folleto con todas las condiciones para la salida a bolsa. La aprobación de dicho documento puede demorarse con la solicitud de información adicional hasta que todas las dudas sean aclaradas. Asimismo, debes plantearte qué opción favorece más a las características, situación e intereses de tu empresa: una Oferta Pública de Venta (OPV, por sus siglas en inglés) de acciones cotizadas o no cotizadas, una Oferta Pública de Suscripción (OPS) o una Oferta Pública de Adquisición (OPA) amistosa u hostil, obligatoria o voluntaria, total o parcial.
4. La comunicación es el cuarto poder. Además de la parte legal y financiera pura y dura, existe otro componente para convencer a la gente de que apostar por tu empresa es algo seguro. Ese ingrediente adicional es una buena gestión comunicacional de tu actividad, primero, y de la operación de salida a bolsa y de las jornadas sucesivas, después. El objetivo final es crear una imagen de marca sólida a través de la promoción de las bondades de tu negocio, con un reconocimiento y unos beneficios que vayan más allá del efímero presente, ya que nadie pondría su dinero en una compañía desconocida. Es posible que tu actividad o tu equipo humano tengan repercusión en el sector en el que te mueves en el día a día, pero no es descabellado pensar que esa información puede ser totalmente nueva para los accionistas en potencia o incluso para el público en general. Transmite confianza, profesionalidad, solidez y entusiasmo. Y no te olvides de apoyarte en el poder de la comunicación más allá de las primeras 24 horas en el parqué para lograr que la cotización posterior de tus títulos entable una senda positiva.
5. Ármate de mucha, mucha paciencia. Otro elemento que te ayudará a salir airoso de esa gran prueba de fuego en la vida empresarial que es la salida a bolsa, es la paciencia. No subestimes la cantidad de tiempo, dinero y esfuerzo que conllevará esta operación y todos los trámites asociados. Simplemente tratar con socios, asesores, analistas, auditores y expertos financieros puede convertirse en un trabajo a tiempo completo para el CEO de la empresa y sus personas de confianza, sin contar con la necesidad de seguir operando como de costumbre y hacer crecer el negocio si se quiere atraer el mayor número posible de billeteras el día del estreno en bolsa. Tu empresa tendrá que pasar por el estrés de entrevistar a miembros de la banca de inversión, justificar sus cuentas, decisiones y planes de futuro al más mínimo detalle, y determinar con qué valoración se presentará en el mercado y en qué mercado va a cotizar, entre otras muchas cosas. Así que, si ya te has decidido a dar el paso, toma aire y ármate de mucha, mucha paciencia para no morir en el intento. Lo normal es que este proceso lleve meses o años.
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