5 consejos para una empresa más verde
El respeto al medio ambiento dentro de las empresas y temas asociados como la eficiencia energética han dejado de ser una moda, con más o menos seguidores, para convertirse en toda una necesidad.
Una combinación de presupuestos escuetos y concienciación medioambiental está sacudiendo los cimientos de empresas de todos los ámbitos y tamaños, que ven en las prácticas verdes una mejor forma de evolucionar en sus negocios. Para ello no hay reglas. Se puede ser más ecológico recurriendo a fuentes renovables para abastecer de electricidad las instalaciones, como ya están haciendo fabricantes de hardware del calibre de Apple o gigantes de Internet como Facebook en sus centros de datos masivos alrededor del mundo. Otras opciones son racionalizar el consumo energético, repensar el diseño de las oficinas, respetar las horas de apagado de ciertos aparatos, limitar el uso de transporte personal, conservar los recursos o reducir la emisión de residuos. También existen tendencias paralelas como la pujante oficina sin papel o los sellos verdes de calidad, todo un canto a la sostenibilidad.
Por supuesto, disminuir en la medida de lo posible la huella de carbono supone un reto mucho más complicado para un negocio que para un hogar, aunque eso no quiere decir que sea una tarea imposible ni mucho menos inasumible económicamente hablando. En Silicon News os lanzamos cinco sencillas ideas para conducir tu empresa por la senda verde:
1. Pasa del papel si no lo has hecho ya. Con la llegada de Internet, el cloud computing y sus servicios asociados, recurrir a la celulosa para tomar notas, redactar informes o tramitar facturas, entre otros usos, se ha quedado desfasado. Ahora existen soluciones perfectas para ahorrar grandes cantidades de espacio físico en los archivos y frenar la tala indiscriminada de árboles debido a su condición online. Es el caso de la popular aplicación para organizar información Evernote y sus decenas de alternativas por parte de la competencia; las herramientas de colaboración Office 365 o Google Docs, por poner sólo dos ejemplos; y los casi infinitos servicios de correo electrónico o almacenamiento de documentos en la nube que, además, no están sujetos a la corrosión del tiempo y a los que se puede recurrir en cualquier lugar en el que te encuentres. Por no hablar de los modernos programas de gestión empresarial ERP y MRP. Obviamente, habrá momentos en los que sí necesitarás recurrir a la impresión, pero hazlo siempre de manera inteligente: utiliza materiales reciclados, copia texto por ambas caras, ajusta la configuración para minimizar la achura de margen, habilita el modo borrador en documentos internos y elige software que regule el uso de tinta y energía.
2. Celebra reuniones virtuales. Al igual que existen aplicaciones para digitalizar el papeleo típico de una empresa, también se ha desarrollado tecnología con la que sustituir las reuniones de negocio presenciales. Esto es, la mensajería de texto, voz y vídeo, con recursos tipo Skype, los Hangouts de Google+ o las soluciones unificadas de Cisco, en versiones bien gratuitas o de pago. La ventaja ecológica aquí reside en que se evitarán viajes innecesarios en coche hasta la oficina, que son por sí mismos una causa de polución notable. La organización de videoconferencias se puede complementar con el refuerzo de las comunicaciones por email entre empleados y el trabajo desde casa, filiales o en centros de co-working de parte de la plantilla. De hecho, esta última práctica que también confía en las nuevas tecnologías para abrirse paso, sirve para ahorrar tiempo y dinero a ambas partes. Algunos estudios calculan que trabajando media jornada fuera de la oficina un empleado limita sus gastos anuales hasta en 6.800 dólares y la empresa los reduce en 10.000.
3. Apaga el ordenador. No nos referimos a que te deshagas de él, ni mucho menos, sino a que eduques a tus empleados con un código de buenas prácticas para que aprendan a apretar el botón de apagado cada vez que se vayan a casa o sepan que no van a seguir trabajando con sus equipos informáticos, especialmente por las noches o durante los fines de semana. Esto es aplicable también a las impresoras, pantallas de televisión, demás equipo informático e incluso regletas que no es imprescindible mantener en modo “on” constante y que despilfarran recursos que pueden ser conservados para más adelante. Y lo mismo ocurre con las luces, ¿están siempre encendidas por defecto o las activas según las condiciones lumínicas de cada momento? Para contribuir al ahorro energético puedes instalar monitores de bajo consumo, evitar la acumulación de programas en segundo plano que exijan demasiada potencia y sobre-calienten el sistema y administrar correctamente los niveles del PC para que entre en modo hibernación si pasas largos periodos de tiempo alejado de él.
4. Úsalo o tíralo. Aplicando una de las máximas del diseño al mundo eco-tecnológico: menos es más. O, lo que es lo mismo, si hay herramientas pululando por tus instalaciones que ya no te sirven, deja atrás los sentimentalismos y deshazte de ellas. Esta máxima engloba desde el viraje hacia un trabajo más móvil, virtual y carente de grandes y farragosas máquinas con la adopción de los distintos servicios online y el BYOD en la estructura de tu negocio, hasta cualquier pequeña rutina del día a día que entorpezca la libre creatividad y el rendimiento máximo de tu equipo de profesionales. Y, como no podía ser de otra manera, también significa apostar por la actualización de tu maquinaria más anticuada en favor de equipos modernos que te permitan brillar en eficiencia energética. Por lo general, los ordenadores actuales están preparados para “ingerir” la mitad de alimento que aquellos que utilizábamos hace tan sólo unos años, gracias a avances en materia de chips, de iluminación, de compresores de aire y ventilación, de baterías y todo el entramado que componen sus entrañas. ¡No temas invertir en hardware para ganar en la salud de tu negocio!
5. Piensa en verde… y a lo grande. El impacto de tu empresa no se limita al trabajo que realizas dentro de las cuatro paredes de tu oficina o en aquellas otras instalaciones de tu propiedad, también serás en parte responsable del consumo que hayan generado los distintos suministradores de material para fabricar el producto que les has comprado y para acabar poniéndolo a tu disposición. Por eso no está de más que te impliques en acciones medioambientales más allá de tu campo de acción. Infórmate sobre las prácticas verdes de tus socios o proveedores; no dejes de comprar todo aquello que necesites para mejorar tu compañía, pero adquiere productos y servicios de aquellas empresas que apliquen las políticas más respetuosas con la naturaleza; intenta armarte con los equipos informáticos que consuman menos dentro de su gama, porque será una decisión que te beneficiará a la larga; y emprende acciones de sensibilización como devolver el exceso de embalaje a los vendedores para que no vuelvan a caer en el mismo error. En resumen, piensa en verde y crea ejemplo.
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