Ya está, ya es 2014…. y, aunque en España todavía queda la festividad de Reyes por celebrar, algunos ya se estarán reincorporando al trabajo y los demás les seguirán muy pronto una vez cumplidas las preceptivas vacaciones de Navidad. O quizás este año no hayas tenido la suerte de hacer un parón en tu calendario laboral y comerte el turrón en familia. En ese caso tampoco tendrás que enfrentarte a la vuelta a la oficina que, a pesar de que no debería ser tan complicada como la que se produce cada verano, suele quitar el sueño hasta al más profesional. ¿Cómo incorporarse al despacho sin sufrir la denominada depresión post-vacacional?, ¿cómo hacer la transición más llevadera?, ¿cómo evitar que la carga acumulada de tareas te sobrepase?, ¿cómo ser más feliz?
En Silicon News te dejamos cinco consejos para que dicho regreso no amargue el dulce recuerdo de estas fechas:
1. Piensa antes de actuar. O lo que es lo mismo, en el caso de la combinación de trabajo, descanso y vuelta a la rutina: planifica antes de marcharte. Aunque esta recomendación te pille un poco tarde, siempre puedes tenerla en cuenta en el momento en que vayas a iniciar los preparativos de tus próximas vacaciones. Y, si ya la has puesto en práctica por tu cuenta, te felicitamos. Lo ideal para favorecer la transición es dejar todo aquello que puedas atado y bajo control antes de embarcarte en un periodo vacacional, ya sea para ausentarte por poco o por muchos días. Si tienes empleados bajo tu batuta, aclárales cuáles son sus cometidos y qué esperas de ellos mientras no estés. No dejes tareas a medias, porque después se volverá casi imposible retomarlas, acordarte de cómo las estabas haciendo y mantener el mismo enfoque… de hecho, es probable que tengas que volver al principio, por lo que habrás perdido el valioso tiempo que ya le habías dedicado. Otra idea es dejar anotadas en tu agenda las principales faenas a las que te tendrás que enfrentar durante los primeros días tras tu reincorporación, así no te sentirás perdido y podrás concentrarte directamente en un objetivo.
2. Huye de los lunes. Esto no quiere decir que a partir de ahora te escaquees de las semanas completas. Simplemente, si tienes la oportunidad de elegir, procura marcar tu día de reengache a la vida laboral hacia mediados de semana. Un martes o incluso un miércoles siempre será mejor alternativa que un lunes, ya que hará la primera semana de vuelta al trabajo mucho más llevadera. Tu cerebro y tu capacidad de concentración te lo agradecerán. Y el rendimiento que puedas ofrecer a tu empresa, también. Jugar con los días te ayudará asimismo justo antes y justo después. Nos explicamos: tras varias jornadas de desconexión total parece lógico utilizar el par de días previos a hacerte a la idea, recuperando horarios para levantarse de la cama o incluso realizando algún trabajillo relacionado con tu puesto. De este modo la vuelta no será tan brusca. ¿Y cuando ya estés sentado frente a tu mesa de trabajo? Procura reservar esa misma tarde para alguna actividad lúdica o utiliza el fin de semana inmediatamente posterior para una escapada. Como ya señalamos en otra ocasión, entretenerte con esta clase de planes es vital para mantener las pilas cargadas. El ambiente de reincorporación gradual paliará la angustia de decir adiós a las vacaciones.
3. Huye de las reuniones. Ese ambiente de reincorporación gradual para paliar la angustia se fomentará con otro tipo de trucos. Por ejemplo, está bien reencontrarse con los compañeros de trabajo e incluso hacer un parón comentando cómo han sido estos días de asueto. Esto es, siempre y cuando no conviertas dicha charla distendida en la actividad principal de tu primera mañana. Lo que no parece tan recomendable, por varios motivos, es celebrar importantes reuniones de trabajo o encuentros con clientes nada más volver de las vacaciones. Por una parte, este tipo de eventos necesitan una preparación concienzuda que te obligarían a interrumpir tu descanso o a improvisar y confiar en un ramalazo de suerte, lo cual es garantía de desastre (casi) seguro. Por otra parte, te hará regresar más estresado de lo que te marchaste antes de Navidad, con sólo pensar en el enfrentamiento que te espera a principios de año. Y, finalmente, convertirá tu vuelta en un día agotador al añadir una carga adicional. ¿No te parece suficiente con intentar recuperar la rutina y ponerte al día con aquello que haya podido quedar pendiente por hacer?
4. Recompón los trozos de tu rutina laboral, pero sin atracones. Nadie va a esperar que hagas en un solo día el trabajo de una semana, convéncete de ello. Pero sin poner la manida dureza de la vuelta al trabajo como justificante de lo que en realidad será pura vagancia. ¡Algo tienes que hacer! Para crear un ambiente más propicio, dedícale un tiempo a organizar el espacio en el que trabajas, empezando por la propia mesa en la que colocas tu ordenador y terminando por la habitación en la que ésta está situada, porque el desorden puede desconcentrarte de tu cometido. Un momento crucial será cuando abras la cuenta de email y te dispongas a leer la cantidad de mensajes acumulados durante estos días, lo que por sí solo ya constituye una prueba de paciencia considerable. Sin caer en la obsesión por el trabajo, lo ideal es ir librando tu bandeja de correo electrónico poco a poco durante las propias vacaciones, así sabrás si hay una urgencia, eliminarás la “paja” evitando aglomeraciones y tendrás localizadas aquellas conversaciones que necesitan una respuesta nada más volver. ¿Y si te acabas de reincorporar tras días sin tocar este tema? Entonces no le dediques toda la mañana, realiza lecturas rápidas de asuntos y vete volviendo sobre ello entre tarea y tarea. De lo contrario sólo te dedicarás a contestar emails.
5. Las próximas vacaciones, ¿para cuándo? Crear estímulos positivos, ya sea reincorporándote un miércoles y acortando la primera semana laboral del año o planificando un día de trabajo más ligero de lo habitual, es la mejor forma de empezar este 2014 con buen pie en el ámbito profesional. Obviamente, tener trabajo o tener un trabajo que te gusta ya son alicientes por sí solos y se convertirán en ánimo suficiente. Si eres de los que se acaba de tomar vacaciones pero ya está añorando lo que acaba de pasar hace tan sólo unas horas, reconduce esos pensamientos de una manera inteligente: seleccionando en el calendario los días en los podrás realizar el próximo parón, buscando un destino al que siempre hayas querido ir o trazando un plan vacacional que te motive, y luchando por ello. Esto es, da lo mejor de ti en tu puesto de trabajo pero no pienses en lo que se ha ido y no puedes recuperar, sino en lo que está por llegar. Tómalo como un fin por el que esforzarte. Como se suele decir, mañana ya quedará un día menos (para tomarte tus próximas vacaciones, relajarte y descansar). Y recuerda: nunca dejes de disfrutar con lo que haces, porque ésa será la medicina más eficaz de todas las que te puedan recetar. ¡Feliz 2014 a todos!
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