5 consejos para modernizar tu vocabulario tech
Si eres de los que oyes hablar de cosas como BYOD pero no sabes qué significan sus siglas, no te preocupes. Te damos unas cuantas pistas para evitar ser superado por un mundo tan cambiante como el tecnológico.
El mundo tecnológico se encuentra en constante cambio. Y también se caracteriza, nos guste o no, por estar plagado de palabras procedentes del inglés que se introducen en nuestro vocabulario casi sin pedir permiso. A veces es difícil encontrarles una traducción que satisfaga a todos, como en el caso de los “wearables”, esos dispositivos para llevar puestos encima que se caracterizan por su integración en nuestro vestuario y su capacidad de conexión a Internet. Hablamos de “smartwatches” (o relojes inteligentes), de “smartbands” (o pulseras inteligentes), de “smartglasses” (o gafas inteligentes) y demás aparatos dotados de inteligencia. En otras ocasiones, el equivalente en español no llega a calar entre los usuarios y se opta por una adaptación fiel al original. Por ejemplo, el uso de selfi en vez de “selfie” y como alternativa a autofoto.
Las implicaciones del lenguaje tecnológico van más allá de préstamos de palabras individuales. También es frecuente acabar utilizando siglas que definen fenómenos emergentes, directamente en inglés. Esto puede provocar confusión y que haya gente que no entienda qué es lo que significan cosas como BI (“Business Intelligence” o la Inteligencia de Negocio), ataque DDoS (de “distributed denial-of-service” o ataque distribuido de denegación de servicio) o SMAC (“Social, Mobile, Analytics and Cloud”, que se refiere a cuatro grandes pilares de la tecnología moderna, como las redes sociales, los móviles, el análisis de Big Data y la nube).
Así que toma nota de estas cinco tendencias que deberías tomar muy en cuenta para tu negocio, y que se difunden a golpe de siglas:
1. BYOD. No tienes escapatoria. Vayas a donde vayas oirás hablar de BYOD y de la necesidad de abrir la mano, acomodando incluso tu estrategia de seguridad a los cambios que un fenómeno de esta índole provoca en cualquier oficina, para dar paso a una nueva realidad. Una realidad con sus retos pero también con sus ventajas. El caso es que la generación de hoy en día, nacida en plena era de Internet y la movilidad, está acostumbrada a relacionarse con la tecnología de una forma diferente, más fluida y también más móvil. Por suerte, la variedad de dispositivos modernos lo facilita y permite sumarse al BYOD sin problemas. ¿Pero qué significa BYOD? Literalmente, es “Bring Your Own Device” o “trae tu propio dispositivo”. Y se refiere al hecho de que los empleados usen sus dispositivos personales para trabajar, con el ahorro que esto puede suponer a la empresa en términos de compra de hardware y los beneficios añadidos de comodidad, familiaridad y productividad para la plantilla.
2. IaaS, PaaS, SaaS… o el fenómeno del “cloud computing”. “Cloud” es nube inglés y, por tanto, podemos hablar de nube sin que suene raro para referirnos a la tecnología de “cloud computing”. Se trata de un fenómeno sin el que no entenderíamos muchas de las innovaciones actuales. Aunque la nube no está sola ni es genérica. Dentro de ella existen diversas tipologías. Hay nubes públicas, nubes privadas y una tercera clase, que son las nubes híbridas, a medio camino entre las primeras y las segundas. También podemos distinguir conceptos como IaaS, PaaS y SaaS. O, si nos vamos a la forma más completa, “Infrastructure as a Service”, “Platform as a Service” y “Software as a Service”, que son infraestructura como servicio, plataforma como servicio y software como servicio, según el modelo de la oferta. De hecho, la industria está demostrando una cierta querencia hacia el todo como servicio. Ya hay WaaS, “Workspace as a Service” o el espacio de trabajo como servicio, sin ir más lejos.
3. SDN. Una cuestión que está pegando fuerte es la de SDN. SDN esconde tras de sí, ni más ni menos, que las cada vez más famosas redes definidas por software. Y eso puede que tenga más sentido para algunos que tres consonantes seguidas. En inglés la expresión es “software-defined networking”, de ahí la elección concreta de esas tres letras. Unas letras que van vinculadas al entorno de los centros de datos y a las tecnologías de virtualización. Lo que se hace con este tipo de redes es evitar que la gestión dependa de una herramienta de hardware. A cambio, se generan soluciones de control automáticas y en tiempo real que permiten ir adaptándose según las circunstancias y evadir, por ejemplo, cuellos de botella. Al igual que en el caso de los modelos como servicio, donde encontramos diversidad, a la hora de hablar de cosas definidas por software también están el propio centro de datos definido por software o el almacenamiento definido por software.
4. IoT. Las redes SDN están de moda, pero el IoT no se queda atrás. “Internet of Things” es lo que nosotros conocemos como Internet de las Cosas o, incluso, como Internet de todas las Cosas. Está en boca de todos ahora más que nunca. Y por ahora nos referimos a esta misma semana, en la que se está celebrando la gran feria de la electrónica de consumo International CES 2015. Hasta Las Vegas, que es donde tiene lugar el CES, se ha trasladado hasta 900 exhibidores dispuestos a profundizar en las bondades de esta maraña de dispositivos conectados a la Red y entre sí. Algo que es posible gracias a la evolución en las capacidades de ordenadores, terminales móviles y “wearables”, la transición hacia ese mismo camino de elementos cotidianos como los electrodomésticos, los televisores, los sistemas de iluminación y las alarmas, o la conversión de los vehículos en coches casi autónomos. Esta red de gadgets inteligentes facilita tremendamente la vida y parece que no quieren dejar de proliferar.
5. NFC. Hay siglas que manejamos de forma habitual, porque llevan tiempo insertadas en nuestro lenguaje y adosadas a los propios dispositivos tecnológicos pero es posible, a no ser que seamos especialmente inquietos y curiosos, que nunca nos hayamos parado a pensar qué significan. Si os hablamos de NFC, asociaréis estas letras con la capacidad de realizar pagos desde el propio móvil, sin necesidad de tirar de tarjeta bancaria ni de dinero en metálico. Y estaréis en lo cierto. La tecnología NFC sirve, asimismo, para intercambiar datos entre dos dispositivos compatibles, aunque esta información no sea de tipo financiero y a pesar de que ambos dispositivos permanezcan separados sin tocarse y sin estar enganchados entre sí con un cable. No en vano, NFC viene de “Near Field Communication” o comunicación de campo cercano. Ahora, con la aparición de propuestas como Apple Pay podríamos estar ante el empujón definitivo para algo que ya existe desde hace tiempo. ¿Tú te has actualizado?
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