Volverse móvil en la empresa no es una opción, sino una necesidad. Teléfonos y tabletas han aunado fuerzas en el mercado de los dispositivos informáticos para atraer la atención del usuario moderno, hasta tal extremo que esta alianza va destronando a los tradicionales ordenadores de sobremesa y portátiles como medio principal de consulta de información en todo el mundo. España es, según datos de comScore, el país europeo con mayor penetración de smartphones y cada vez resulta más raro encontrarse con una persona que no disponga de un dispositivo inteligente a mano en una situación cotidiana, sea más o menos joven o de edad avanzada. Está claro que si la gente de a pie ya se ha “movilizado”, las organizaciones no pueden ser menos. La industria de lo móvil, con su ingente cantidad de aplicaciones inundándolo todo, es un caramelo para cualquier negocio que se precie.
Aunque existen varias posibilidades de capturar clientes en la esfera interconectada en la que nos movemos, desde dar forma a una página web hasta apuntarse a las redes sociales, desarrollar una app propia para la empresa en la que trabajamos se erige más que nunca como una opción a valorar. Ésta puede servir como tienda online, como punto informativo o como pura diversión, dependiendo del negocio, pero el proceso de creación previa tiene rasgos comunes. En Silicon News os contamos cómo engancharse a esta tendencia de la manera correcta:
1. Pon todo en duda. O mejor dicho, haz preguntas hasta la saciedad. ¿Es necesaria una aplicación para el tipo de empresa que posees? ¿Hay un público objetivo al que llegar? ¿Qué quieres conseguir con esa app? Antes de comenzar a desarrollar software e incluso antes de planificar su aspecto, sus características técnicas y demás, es crucial pararse a pensar si una aplicación móvil es realmente la solución que debes adoptar. Si lo único que pretendes con ello es aparentar ser moderno, revisa bien tu bolsillo, ya que podría acabar convirtiéndose un lujo demasiado caro. Si lo que quieres es mantener el contacto con los consumidores de tus productos y servicios, busca una plataforma donde ya estén reunidos y que requiera menos complicaciones de creación y mantenimiento. Y si tu audiencia no suele tirar de smartphone y tableta, descarta ofrecerles una solución que para ellos no será tal. Hay otros interrogantes que también deberás despejar antes de meterte en cuestiones de desarrollo. Por ejemplo, ¿a qué sistemas operativos quieres llegar? ¿Cuánto te costará? ¿Serás capaz de dar soporte a la aplicación en el futuro? ¿Quién se va a encargar de actualizarla? Gastar dinero y tiempo en algo que después va a quedar abandonado es una decisión horrible.
Eso sí, si realmente crees (y has contrastado con estudios previos) que puedes aportar valor a tus clientes con una aplicación móvil, que tienes mucho que ganar en este segmento y que dispones de los recursos necesarios para ello… ¡adelante! No te lo pienses. Con un mundo que está girando hacia lo móvil a marchas forzadas, éste es un tren que no hay que dejar pasar si se puede conseguir billete para viajar a bordo.
2. No sueñes por encima de tus posibilidades. En caso de haber decidido que lo móvil está hecho para tu empresa, una de las decisiones más difíciles a las que te tendrás que enfrentar después será elegir si el desarrollo de la aplicación se va a llevar a cabo dentro de la propia organización o contratando talento externo. Ambas opciones tienen sus ventajas y sus inconvenientes y será cada uno quien tendrá que sopesarlos de manera individual. De primeras, confiar en el propio personal parece el camino más deseable, ya que nadie conoce mejor tus productos que vosotros mismos y, además, así serás capaz de consultar a diario los avances que se vayan haciendo y los problemas que surjan por el camino. Si no cuentas con un equipo técnico en plantilla ni con las posibilidades de contratar más trabajadores, piensa que existen empresas enteras que son expertas en el desarrollo de aplicaciones móviles. Aquí es preciso seleccionar al partner en base a los presupuestos que recibas y los trabajos anteriores que hayan realizado y tú hayas podido ojear, quedando claras desde el inicio una serie de cosas para que no ocurran sorpresas desagradables: las personas concretas que se van a encargar del proyecto, la periodicidad de las comunicaciones entre ambas partes, el coste y los plazos exactos para las tareas de diseño y desarrollo, el mantenimiento futuro y, por supuesto, otros aspectos legales y técnicos. En todo caso, el precio será un punto clave.
3. En la diferencia está el gusto. Independientemente de si la parte creativa y técnica para la configuración de la aplicación es asumida desde dentro o fuera de la empresa, tú y sólo tú tienes que ser el encargado de definir el concepto. Esto es, lo que quieres mostrar al mundo y aquello que te va a ayudar a cumplir mejor con los objetivos marcados al principio del proyecto. En ningún caso pienses que con transformar tu web en una especie de aplicación con botones más grandes ya tienes el trabajo finiquitado. Si alguien quiere consultar tu página, lo hará a través del navegador del teléfono sin necesidad de visitar Google Play, Apple App Store o cualquier otro market, buscar tu aplicación, descargarla, instalarla y aprender a usarla. Pasar por todo este proceso debe ser coronado por una experiencia satisfactoria. ¿Y qué puede ser eso? Ofertas exclusivas por aplicar la descarga, cupones descuento si se utiliza a menudo o ventajas a la hora de adquirir nuevos productos respecto a quienes no usan la aplicación. Ideas adicionales son la introducción del pago online directamente desde el móvil, la interacción con el servicio de atención al cliente o la ampliación de la información recibida, ya sea con vídeos explicativos u otros recursos.
4. Haz que corra la voz. Una vez montada la aplicación, llegará el momento de darla a conocer más allá de tu círculo cercano de amigos y familiares. Y es que puede darse el caso de que tengas entre manos la mejor aplicación del mundo, o que tú creas que es insuperable respecto a las propuestas de la competencia, pero si al final no consigues acumular descargas, el trabajo previo habrá caído en saco roto. Es así de básico: si no te conocen, no existes. Una vía recurrente consiste en preparar campañas de marketing mixtas con acciones online y offline, siempre y cuando puedas asumir su complejidad. Pero si no manejas suficiente dinero, no te preocupes ni te rindas. Al final lo que vale es que la aplicación sea descargada de la app store y usada por las personas que a ti te interesan, por lo que la mejor arma a tu favor para lograr expandirte será el boca a boca. Gánate el cariño de cada usuario. Haz que resulte sencillo compartir su experiencia en redes sociales, sigue fomentando el uso entre los clientes habituales y conviértelos en los mejores embajadores de tu marca. También puedes utilizarlos como cebo, ofreciéndoles recompensas por atraer a nuevos usuarios como y regalando productos a cambio de más visibilidad. Deberías acompañar todo esto con el trabajo de comunicación en redes sociales, tal y como te hemos aconsejado en ocasiones anteriores.
5. Escucha y corrige. En última instancia, si has conseguido crear una aplicación exitosa que utilicen cientos o incluso miles de usuarios, estarás recogiendo los frutos a nivel de volumen de negocio. Eso sí, el trabajo no termina aquí. Estás sólo en el comienzo del viaje. Con la primera versión en la calle, llegará el momento de pulir un montón de detalles que quizás pasaste por alto por las prisas: ¿cumple tu aplicación con los requisitos impuestos por las distintas plataformas? ¿has introducido los iconos nativos de Android, iOS y demás, o has utilizado siempre los mismos? ¿qué tal funciona la app en móviles antiguos? Y así hasta todas las preguntas que te puedas volver a imaginar. Una vez más, será la ocasión de pensar en los usuarios. Aunque es más que probable que llegados a este punto te hayas dado cuenta por ti solo de ciertos errores, el mejor consejo que podemos dar es el de escuchar a tu gente. Tus usuarios son quienes, a fin de cuenta, tienen la app entre manos y conocen los problemas en acción, otorgan el mejor feedback y pueden decirte qué corregir, añadir o eliminar para siempre. Tal vez pensabas que una funcionalidad iba a ser ampliamente usada y, a la hora de la verdad, nadie la entiende; o al contrario, quizás lo que añadiste de prisa y corriendo se convierta en motivo de admiración. Sólo atendiendo a los usuarios podrás saberlo.
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