La historia de Apple es una historia de una empresa visionaria; un líder iluminado crea una compañía con un modelo de negocio y filosofía muy concretos que más hace productos que son ya motivo de culto. Recientemente un equipo de neurocientíficos ingleses concluía que Apple causa reacciones religiosas entre sus seguidores.
Pero no es sólo este aura que rodea todo lo relacionado con el gigante de la manzana lo que determina su éxito. Apple también tiene, como toda empresa que se precie, rasgos absolutamente mundanos. Esto es: mercados, ventas, ingresos, beneficios.
La firma Strategy Analytics ha calculado la influencia en el mercado desde el lanzamiento del primer iPhone (el 29 de junio de 2007) de la manera más clara posible; con cifras.
En un período de cinco años, Apple ha enviado 250 millones de iPhones a nivel mundial, gracias a lo cual ha ingresado 150.000 millones de dólares, como recoge TechCrunch.
Si estas cifras parecen sorprendentes, la compañía elaboradora de estos cálculos estima que el próximo lustro será aún más impactante. La marca ya está consolidada y asociada a términos como calidad, seguridad, diseño.
Esta asimilación del producto y devoción que causa no puede más que traducirse en una escalada en ventas.
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Su cometido pasa por consolidar y ampliar el ecosistema industrial en España y Portugal.