La arquitectura de software monolítica era predominante hasta hace unos años, funcionando con un código único y dependiendo de un solo stack tecnológico. Esta arquitectura daba pie a que cualquier fallo de las funcionalidades afectase a todo el conjunto.
De esta forma nacen los microservicios, una estructura basada en diferentes componentes internos que actúan como servicios con funcionalidades independientes, pero que se comunican entre sí a través de una API definida y siempre accesible. Esta estructura ha permitido el desarrollo de superapps o los entornos multicloud.
Según un informe de Mordor Intelligence, el mercado mundial de los microservicios en la nube alcanzará los 2.700 millones de dólares para 2026 y, según datos de IBM, en 2021 el 81,5% de las empresas ya utilizaban este tipo de arquitectura, y el 17,5% planeaban hacerlo en el futuro. Por su parte, atSistemas ha querido destacar algunas de las ventajas con las que cuenta la arquitectura de los microservicios.
Con la independencia de los módulos se aporta resiliencia a toda la estructura de la aplicación, ya que en caso de fallo en alguno de los módulos del software o haya que realizar algún tipo de mantenimiento, el resto de los componentes de la aplicación no se verán afectados. En definitiva, elimina el riesgo de la pérdida de los datos.
Todos los miembros del equipo que trabajan en el desarrollo de la aplicación dependen de un marco tecnológico específico, lo que permite a cada equipo de trabajo funcionar con su propia herramienta sin afectar al funcionamiento de la aplicación. Por lo que puede probarse la integración y compatibilidad de otras tecnologías, facilita su implementación y hace más fácil volver a una versión anterior y corregir los errores.
Con la posibilidad de modificar cada microservicio de forma independiente, la agilidad en el desarrollo es mucho mayor. De esta forma, la introducción de mejoras, características o integración de otros componentes a la aplicación resulta mucho más sencilla y flexible. Además, el empleo y consumo de recursos es más eficiente y sostenido, debido a que el desarrollo es mucho más específico y hecho a medida de cada necesidad.
La arquitectura de microservicios permite que los equipos de desarrollo sean más pequeños y especializados, la cadena de trabajo sea más rápida, ágil y productiva, y se acorta el tiempo de desarrollo, de implementación y de corrección de errores. Por lo tanto, la estructura de microservicios posibilita satisfacer las necesidades del cliente de una manera más eficiente.
Ignacio Montero Jiménez, Responsable Línea de Negocio de arquitectura y desarrollo en atSistemas, ha querido declarar que “Gracias a los microservicios, podemos optimizar más que nunca la tecnología, adaptarla de forma mucho más específica a los problemas reales de nuestros clientes y, a la vez, mejorar los procesos de desarrollo, tanto en eficiencia como en eficacia”
En resumen, desarrollar aplicaciones con microservicios implica dividir una aplicación en servicios independientes, seleccionar una plataforma de microservicios, definir la comunicación entre servicios, implementar el código de cada servicio y desplegar y monitorear los servicios para garantizar su rendimiento y escalabilidad.
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