En la era digital, proteger los activos de una empresa contra las crecientes amenazas cibernéticas se convierte en una prioridad ineludible. En este escenario, colocar la seguridad de la identidad en el epicentro de la estrategia de ciberseguridad se vuelve más crucial que nunca. La premisa es clara: garantizar que las personas adecuadas accedan a la información pertinente en el momento oportuno. Las consecuencias de descuidar este aspecto pueden ser desastrosas, desde filtraciones de datos hasta la pérdida de confianza del cliente y sanciones financieras, problemas que minan la gestión de servicios digitales.
La seguridad de la identidad no se limita a la autenticación y autorización, sino que también abarca aspectos de visibilidad, gobernanza y cumplimiento. Es el pilar central de la ciberseguridad, delineando qué comportamientos se consideran maliciosos y cuáles son legítimos. Las estrategias de seguridad deben adaptarse a diversas identidades, como empleados, clientes, socios, dispositivos y aplicaciones, cada uno con niveles de confianza y requisitos de acceso distintos.
Frente a desafíos como la dispersión de identidades, cuentas huérfanas, abuso de privilegios de acceso y fraude de identidad, un enfoque que priorice la seguridad de la identidad se vuelve indispensable. CyberArk destaca cuatro beneficios principales de implementar este marco de seguridad:
Reducción de la superficie de ataque al garantizar el acceso adecuado a recursos y la correcta utilización de privilegios. Además, se mejora la visibilidad y el control sobre datos y sistemas mediante la monitorización y auditoría de actividades.
Las organizaciones pueden cumplir con regulaciones y estándares de seguridad, asegurando la precisión y actualización de identidades y privilegios de acceso, y demostrar transparencia a través de informes de cumplimiento.
Optimización y automatización de procesos de seguridad de la identidad, eliminando tareas manuales propensas a errores y reduciendo la complejidad y costos de mantenimiento de soluciones diversas.
Proporciona una experiencia de acceso segura y fluida, permitiendo el acceso a recursos desde cualquier dispositivo y ubicación, e incluso habilitando capacidades de autoservicio para administrar identidades y solicitudes de acceso.
Priorizar la seguridad de la identidad en las estrategias de ciberseguridad permite determinar quién accede a qué recursos y bajo qué condiciones, fundamental para establecer un marco sólido y eficaz en materia de ciberseguridad.
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