La gente pasa cada vez más tiempo consumiendo contenidos online. Esto significa que los diseñadores de experiencias web deben tener en cuenta los hábitos de los usuarios para proporcionar una experiencia agradable y que llame su atención frente a la competencia.
El especialista en experiencias digitales Liferay determina que son tres los principios básicos de psicología que influyen para lograr esa sensación positiva en las interacciones de los internautas.
El primero tiene que ver con que “lo obvio puede pasar desapercibido”. En base a la ley del punto focal, cualquier elemento que destaca a nivel visual puede captar y mantener la atención del espectador. En las plataformas digitales es posible dirigir los pasos del usuario a través del juego de colores, tamaños y distribución, que debe realizarse de forma coherente y sin olvidar que la “atención es selectiva”.
“Para lograr una experiencia digital óptima es necesario ir más allá de un diseño correcto. Más allá incluso de conocer a nuestro usuario”, señala Miriam Manso, investigadora de diseño en Liferay. “Tenemos que comprender cómo funcionan los procesos de la atención en el cerebro y trabajar con ello para conseguir buenas experiencias de interacción”.
Otra pauta es que “sólo vemos aquello que nuestro cerebro reconoce” por modelos mentales adquiridos previamente y que permiten tomar decisiones. Así, un sitio web tiene que facilitar el reconocimiento de aquello que los usuarios ya conocen y tienen claro cómo usar.
“Se buscará un diseño eficiente y específicamente definido para el perfil del usuario al que nos dirigimos”, apunta Manso. “Cada vez que tengamos que incluir un elemento nuevo, por ejemplo, tendremos que ayudar a que el usuario lo identifique y comprenda, prestar atención a las posibles interferencias con otros elementos necesarios en la acción y tener en cuenta sus experiencias previas y modelos preestablecidos”.
Por último, es importante recordar que, “si nos sentimos incapaces, abandonaremos”. Aquí entra en juego el estado psicológico de la “indefensión aprendida” que aparece cuando alguien no es capaz de cambiar una situación a través de su conducta, lo que genera impotencia.
“Las oportunidades de cambiar están ahí, y pueden existir múltiples opciones para lograr los objetivos, pero sencillamente el usuario es incapaz de encontrarlas”, comenta al respecto Miriam Manso. “Llevar al usuario a un estado de indefensión aprendida es lo opuesto a una buena experiencia de usuario”, porque “se sentirá completamente frustrado y se hallará en un estado de bloqueo que debemos evitar”.
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