Esta semana se cumplieron tres años desde que el primer iPad se puso a la venta, tres meses después de haber sido presentado por Steve Jobs. La situación fue la de siempre: colas en las Apple Stores, expectación, alegría de los fanboys y las fangirls. Pero esta vez había algo más, algo distinto, una ola de escepticismo y crítica que rodeaba al iPad desde el día de su presentación. El iPad iba a fracasar porque era un dispositivo sin mucho sentido, al que le faltaban demasiadas funcionalidades y que, en definitiva, no añadía nada nuevo a los usuarios.
Los palos le caían al iPad desde todas partes, muchas venían de los medios especializados, pero otros muchos de una competencia que no se imaginaba que en unos meses ellos mismos estarían buscando sus propios iPad-killers. Microsoft fue una de las compañías más críticas, con Steve Ballmer diciendo en julio de 2010 que la gente acababa intentando hacer que los iPads funcionasen como portátiles o Bill Gates explicando que no era algo revolucionario como había sido el iPhone. “Es un lector que está bien, pero no hay nada en el iPad que me haga mirar y decir ‘Oh, ojalá Microsoft hubiese hecho eso'”. Dos años después, lanzaban su Surface.
Otro de los críticos del iPad fue Eric Schmidt, que siendo todavía CEO de Google pedía que alguien le dijese “la diferencia entre un teléfono grande y un tablet”. Satoru Iwata, presidente de Nintendo, también tenía problemas para distinguir el iPad de otros dispositivos. “Es un iPod Touch más grande”, indicó poco después de la presentación del tablet. Jim Balsillie, por su parte, en aquel momento todavía co-CEO de la todavía RIM, explicaba que el hecho de no soportar Flash acabaría por matar al iPad. “Creemos que los consumidores se están cansando de que Apple les diga qué hacer”.
3 años después: las predicciones de muerte continúan
Ahora que el éxito del iPad es innegable, ahora que nadie se atreve a decir que el tablet de Apple no ha revolucionado el mercado, ahora que todos los fabricantes tienen su propia tableta, sería fácil creer que las críticas han terminado. Pero no es así: el éxito del iPad no se cuestiona, pero son cada vez más los que predicen su muerte. Las ventas se han ralentizado, la competencia está cogiendo fuerzas, el hype ha pasado…
Las críticas vienen de los mismos, ahora todos ellos con sus tablets bajo el brazo explicando que los suyos son mejores que el iPad. “Ahora estamos ganando esa guerra de forma bastante clara”, atacaba Eric Schmidt en diciembre del año pasado. Steve Ballmer, por su parte, explicaba en octubre que en poco tiempo que el dominio de Apple en el mercado de los tablets tenía los días contados, ya que la gente busca más “diversidad”.
¿Cómo serán los próximos tres años del iPad? ¿Seguirá siendo uno de los productos estrella de Apple o, como predicen todos sus detractores, acabará hundiéndose en su propia burbuja de éxito? La concesión del iPad mini, algo que Steve Jobs había jurado que nunca existiría, podría ser una señal de que la propia compañía es consciente de que la competencia les podría hacer mucho daño. Cumpleaños tras cumpleaños, veremos si el iPad sigue sobreviviendo a los augurios que lo rodean desde su lanzamiento o si finalmente todos los críticos aciertan.
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