Max Zuckerberg ha llegado con un pan debajo del brazo, que se repartirán entre los trabajadores de la red social Facebook y el mundo en general. Y es que el nacimiento de la primera hija del empresario Mark Zuckerberg y su mujer Priscilla Chan no sólo ha supuesto mejoras en los beneficios a los que se puede acoger la plantilla de Facebook, que recientemente ha ampliado el periodo de baja por paternidad y por maternidad a cuatro meses para cualquiera de sus empleados, sino que también ha sido el desencadenante para que se produzca el anuncio de una importante donación. Mark y Priscilla se han comprometido a entregar la práctica totalidad de su participación en la red social que él fundó hace más de una década para contribuir a la creación de un mundo mejor que éste en el que nos ha tocado vivir. Un mundo en el que ambos esperan que Max acabe creciendo.
Así lo han anunciado a través de una carta dirigida a su primogénita, que se ha hecho pública a través de las cuentas personales de ambos. El CEO de Facebook ha argumentado que se puede avanzar en el bienestar y el equilibro de la sociedad de diferentes maneras. “Curando enfermedades, personalizando el aprendizaje, aprovechando la energía limpia, conectado a la gente, construyendo comunidades fuertes, reduciendo la pobreza, ofreciendo igualdad de derechos y difundiendo el entendimiento entre naciones”, enumera Zuckerberg. Él y Priscilla se muestran “comprometidos con llevar a cabo nuestra pequeña parte para ayudar a crear este mundo” del que podrán disfrutar “todos los niños”. Lo harán utilizando el 99% de sus acciones, cuyo valor asciende a 45.000 millones de dólares en estos momentos.
Aunque eso no es algo que ocurrirá de la noche a la mañana. La donación se irá materializando a lo largo de sus vidas, según se ha explicado, a modo de compromiso permanente por una “responsabilidad moral con todos los niños de la próxima generación”. Tampoco irá a parar a cualquier sitio, servirá para alimentar la Zuckerberg Chan Initiative, una organización que se ha impuesto por objetivo “promover el potencial humano y la igualdad” en la infancia, “con independencia de la nación, las familias o las circunstancias en las que se nace”. Mark Zuckerberg advierte de que “hoy se nos priva del potencial que muchos tienen que ofrecer. La única manera de alcanzar nuestro potencial por completo es canalizar los talentos, ideas y contribuciones de cada persona en el mundo”. Así, las “áreas iniciales de enfoque serán personalizar el aprendizaje, curar la enfermedad, conectar a las personas y construir comunidades fuertes”. Y esto llevará su tiempo.
“Durante cortos períodos de cinco o diez años, podría parecer que no estemos marcando una gran diferencia. Pero a largo plazo, las semillas plantadas en estos momentos crecerán”, confía Zuckerberg, que habla de invertir “por más de 25, 50 o incluso 100 años”. En paralelo, seguirá “ejerciendo como CEO de Facebook durante muchos, muchos años”. Y éste es otro punto a tener en cuenta a la hora de entender el proyecto, ya que la donación será paulatina y la actividad filantrópica no obstruirá las funciones actuales de su protagonista masculino. Mientras que Priscilla, que es pediatra de profesión, podrá aplicar su visión educativa a través del proyecto The Primary School, cohesionando salud y vida académica. “Estas cuestiones son demasiado importantes como para esperar”, en opinión del matrimonio, que ha optado por “comenzar a una edad temprana”.
La Zuckerberg Chan Initiative se establece como una sociedad de responsabilidad limitada, con lo que esto implica a nivel operativo, en vez de tomar la forma de una fundación benéfica al uso sin ánimo de lucro. Y el hecho de que una pareja que ha hecho fortuna a través de la innovación en el sector tecnológico haya decidido implicarse en causas de carácter social traza un paralelismo inevitable con la actividad de Bill y Melinda Gates. Ellos le dieron nombre a la Bill & Melinda Gates Foundation, que desde principios de siglo llevan implicándose en temas de ayuda humanitaria, de cooperación internacional, de caridad. Sus implicaciones son múltiples, con una preocupación especial en la salud. Contribuyendo con sus donaciones, al mismo tiempo, al crecimiento de los países más desfavorecidos.
La fundación de los Gates apoya la investigación científica. Participa en las luchas contra el VIH, la tuberculosis, la poliomielitis y la neumonía infantil. Da una oportunidad a lugares en desarrollo al reducir la mortalidad por dolencias entéricas y diarreicas, amortiguando el impacto de la malaria y atendiendo infecciones ahora desatendidas. Actúa en casos de catástrofes naturales y emergencia. Busca que la gente no pase hambre con el desarrollo agrícola sostenible y que no pase sed, ni enferme, con el acceso a servicios de saneamiento. Fomenta la información sobre métodos anticonceptivos. Se implica con las mujeres embarazadas y los recién nacidos, además de vigilar el tema de la nutrición. Lucha por el suministro de vacunas. Por extender las finanzas digitales. Por tecnologizar las bibliotecas. Y a mayores le quedan recursos para implicarse en la educación dentro de Estados Unidos y combatir el tabaquismo.
¿Combinarán esfuerzos unos y otros? Melinda Gates se pronunció tras el anuncio de Mark Zuckerberg y su esposa celebrando la “decisión de devolver con tanta generosidad, y profundizar vuestro compromiso ahora” y no más adelante. “El ejemplo que estáis estableciendo hoy nos inspira a nosotros y el mundo”, opina Gates, que se ha expresado “con amor y admiración”, segura de que este “trabajo dará sus frutos durante muchas décadas venideras”. Ambos matrimonios aproximan posturas con sus contribuciones. Los propios Bill Gates y Mark Zuckerberg han establecido hace cuestión de días una alianza a favor de las energías limpias y el medio ambiente que lleva el nombre de Breakthrough Energy Coalition. Se trata de un grupo de inversores, dice Gates en su blog, que respaldarán a quienes innoven en esta área, en el que también se encuentran Priscilla Chan, los CEOs de Salesforce.com, Amazon y HPE Marc Benioff, Jeff Bezos y Meg Whitman, los fundadores de Virgin, LinkedIn y SAP Richard Branson, Reid Hoffman y Hasso Plattner o el presidente ejecutivo de Alibaba Jack Ma.
La esperanza de generar energía de manera más eficiente es una constante durante los últimos tiempos dentro del sector tecnológico. Y en la propia vida de Mark Zuckerberg, que en 2011 lideró la creación de Open Compute Project con el objetivo de diseñar centros de datos más eficientes para empresas online como la suya a partir de un proceso colaborativo. Él también se encuentra tras la idea de Internet.org, nacida en 2013 para conectar a quienes aún no son internautas. Y ahora vuelve a insistir en la importancia de “dar a todos acceso a Internet. La gente suele pensar en Internet sólo para el entretenimiento o la comunicación. Pero para la mayoría de la población mundial, Internet puede ser un salvavidas. Proporciona educación si no vives cerca de una buena escuela […] información sanitaria sobre cómo evitar enfermedades o criar niños sanos si no vives cerca de un médico […] servicios financieros si no vives cerca de un banco […] acceso a puestos de trabajo y oportunidades si no vives en una buena economía”. De ahí que asegure que “podemos sacar a cientos de millones de personas de la pobreza”.
No todo es Mark Zuckerberg. Y no todo es Bill Gates. Como se comprueba con Breakthrough Energy Coalition, otros millonarios tech están dispuestos a destinar dinero a causas nobles, ya sea porque ciertos avances benefician al mercado en el que se mueven ellos mismos, y sus negocios, o en realidad movidos por un sentido del deber y la responsabilidad con los demás. En mayo de este año, Tim Cook donó 50.000 acciones de Apple a la caridad. Y también ha declarado que, cuando muera, su fortuna no será heredada por su familia sino que acabará en causas filantrópicas. Eso sí, tras dejar resuelta la educación de su sobrino. También ha participado en acciones originales, al igual que Jack Dorsey, CEO de Twitter, como es ofrecer un rato de su compañía a cambio de dinero. Uno de los creadores de Microsoft, Paul Allen, dio 100 millones de dólares para combatir el ébola. Marc Benioff y su mujer, Lynne, destinaron la misma cantidad, en un par de ocasiones, a hospitales infantiles.
Y la lista de nombre no se queda ahí, ni mucho menos. Basta con recordar que en su momento, por ejemplo, se estableció The Giving Pledge para que fortunas mundiales destinasen la mitad de sus fondos a la caridad y la filantropía, en vida o una vez llegada la hora de su muerte. En la lista actual aparecen los nombres de: Paul Allen, Richard y Joan Branson, Steve y Jean Case, John Caudwell, Larry Ellison, Judy Faulkner, Bill y Melinda Gates, Sheryl Sandberg, Reed Hastings y Patty Quillin, Mo Ibrahim, Irwin y Joan Jacobs, Brad y Kim Keywell, Vinod y Neeru Khosla, Eric y Liz Lefkofsky, Strive y Tsitsi Masiyiwa, Craig y Susan McCaw, Gordon y Betty Moore, John y Tashia Morgridge, Dustin Moskovitz y Cari Tuna, Elon Musk, Pierre y Pam Omidyar, Bob y Renee Parsons, Hasso Plattner, John y Ginger Sall, Henry y Susan Samueli, Craig Silverstein y Mary Obelnicki, Jeff Skoll, Mark Zuckerberg y Priscilla Chan.
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