Las compañías buscarán alternativas durante los próximos meses para hacer que los centros de datos sean más sostenibles. De hecho, el especialista en esta área Data4 cree que la reutilización del calor residual para mejorar la eficiencia energética será un de las tendencias clave en materia de centros de datos para 2023.
En esto tiene que ver la influencia de la métrica ERE, que muestra cómo se aprovecha la energía en diferentes partes de la instalación o en edificios cercanos, desde oficinas a hogares y restaurantes. Data4 cree que ERE actuará este año como complemento al PUE, que no tiene en consideración la energía recuperada.
“Para los centros de datos, conseguir un ERE inferior a 1 debe convertirse en un imperativo”, dice Juan Vaamonde, Country Director de la compañía. “Debido a la situación energética actual en Europa, los centros de datos tendrán que ser mucho más eficientes” en el consumo.
Una de las consecuencias será la aplicación de nuevas tecnologías de refrigeración. “Una de las estrategias implementadas para reducir el PUE que hemos visto en los últimos años y que se mantendrá con fuerza en 2023, es el aumento de la temperatura de funcionamiento”, señala Vaamonde. “Fabricantes y proveedores están cerrando cada vez más acuerdos en torno a la refrigeración líquida y la refrigeración directa, así como la refrigeración por inmersión”.
La previsión es que “los datacenter aportarán valor a las comunidades y a la sostenibilidad“. Esto quiere decir que se levantarán en zonas urbanizadas e intentarán mejorar el entorno local a nivel energético pero también en la parte social y económica, como con la creación de empleo directo e indirecto.
La progresiva descentralización que está experimentado la capacidad de computación se dejará notar. Data4 cree este será el año de “la consolidación del datacenter nacional”, como consecuencia de la evolución hacia el edge.
“Ahora es el momento de que el sistema digiera la capacidad que se está creando. Una vez pasada la ola de digitalización incrementada en la pandemia, se debe asentar la demanda actual necesaria en los grandes proveedores cloud, en un momento en el que muchas empresas se están planteando dónde quieren estar con relación al teletrabajo”, apunta Juan Vaamonde.
Otras dos tendencias que cabe esperar para 2023 son, de hecho, el auge del edge computing, por la necesidad de dispersar los puntos de proceso y los servidores para atender las necesidades de internet de las cosas, y la apuesta definitiva por el cloud computing, con una tendencia hacia la hibridación que combina la colocación en espacios existentes con la nube pública.
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