Mientras otras marcas de ordenadores pierden cuota de mercado, clausuran plantas o cierran tiendas, el reino de la manzana mordida continúa creciendo, abriendo nuevas tiendas y superándose (aunque en los últimos tiempos también ha comenzado a perder fuelle).
Pero aún queda espacio por el que crecer y no son pocos los proyectos que Apple no ha afrontado y a los que podría dedicar su atención (y sus ingentes fondos, que además son dinero contante y sonante) en cualquier momento. Por ejemplo, y tal como en su momento hizo Microsoft con la cadena NBC, en Apple podrían lanzarse al mercado de los medios. Ya son uno de los mayores proveedores de contenidos en un momento en que Netflix comienza a producir contenidos propios y Google está invirtiendo cientos de millones en material producido originalmente para YouTube, no sería un mal momento para que en Apple se alejasen de ese punto medio de la gráfica en forma de campana para quien producen sus artículos.
Al enfocar el público mayoritario deben llegar a acuerdos con los estudios propietarios de los derechos de los artistas (músicos, cineastas…) más taquilleros y que acumulan más ventas. Subyace por tanto la tentación de establecer acuerdos con productores independientes de manera que se soslaye ese férreo control de la industria del entretenimiento haciéndolo, además, a precios más económicos. El problema tal vez sería evitar las “molestias” que podría causar al grueso de su público con el ofrecimiento de contenidos más minoritarios.
La multitarea no es algo que goce de mucho favor en el ecosistema Apple: un dispositivo, una cuenta, una aplicación, una ventana, una tarea.
Con iOS erigiéndose junto al exitoso iPad como un auténtico “PC killer” y canibalizando un número importante de ventas de ordenadores, si ocupa su lugar en hogares, colegios y hasta algunos puestos (o para algunas actividades) laborales el patrón de flujo de trabajo en el sistema operativo de Apple para dispositivos móviles tendrá que variar. Se hará necesario poder manejar múltiples cuentas de usuario en el mismo dispositivo, mostrar dos ventanas con dos aplicaciones diferentes en pantalla (a la vez) y que ambas puedan interactuar.
Potenciar la experiencia de uso con los dispositivos móviles también pasa por permitir una mayor integración con otros dispositivos o accesorios, algo que realmente ha permitido el crecimiento de una ingente industria auxiliar en torno a iPod, iPhone o iPad, casi limitada por la imaginación y el presupuesto (porque ha quedado demostrado que el buen gusto no tiene límites aquí). Ahora que Dock Connector ha muerto (¡larga vida a Lightning!) Apple debería prestar mayor atención a las posibilidades que ofrecen para ampliar el uso de sus dispositivos.
Uno de estos usos pasa por los wearables, los dispositivos que se pueden llevar encima como parte de la ropa o como un accesorio. Con Google teniendo casi listas sus gafas inteligentes habrá que ver si en Cupertino hacen algún movimiento en la misma dirección, al igual que tras el éxito de los tablets de 7″ (y en contra de la opinión que en su día manifestó el propio Steve Jobs) apareció el iPad Mini.
Después de 25 años también debería comenzar a buscarse un recambio para el formato PDF, por el que Apple ha mostrado su preferencia (entre otras razones por su fidelidad visual) pero se ha tornado lento, pesado y con una integración poco amistosa con el HTML, la lengua franca de Internet. Uno de los candidatos puede ser ePub 3.0, un formato para el que Apple ya da soporte y hasta ha creado extensiones, aunque todavía no resulta tan sencillo componer y publicar contenido para el mismo aunque iBooks Author es un buen comienzo.
Hablando de HTML, en Apple no deberían dejar pasar la oportunidad de prestar un poco más de atención a HMTL5, lenguaje para el que no ofrecen ninguna herramienta que permita a los neófitos poder adentrarse en ese mundillo proceloso sin perder la cordura.
Tampoco estaría mal desarrollar alguna herramienta de descubrimiento que supere la limitación de Genius (o bien evolucionar este significativamente) un poco al estilo de lo que consiguen con acierto y éxito Spotify y otros similares, especialmente si se consigue integrar con las redes sociales. Tras el fracaso de Ping y con la reciente integración con Facebook y Twitter se ha atisbado cierto interés por la parte social, pero queda mucho camino por recorrer.
Después de que olvidemos el desacertado nacimiento de Apple Maps queda superarse con algo en lo que, de hecho, Apple lleva tiempo tabajando, las capas en los mapas, una herramienta personalizable e interactiva que ensalza las posibilidades de la navegación y los mapas.
Un accesorio que muchos ya ni recordarán de los primitivos PDA es el punzón o stylus, desterrado cuando el primer iPhone hizo gala de necesitar simplemente el dedo del usuario, pero lo cierto es que hay determinados momentos o usos (tomar una nota a mano alzada, hacer un dibujo…) en los que resulta más práctico disponer de algo más fino y preciso. Ya existe en el mercado un buen número de soluciones en este sentido pero quizá algo más de atención por parte de Apple no estaría de más.
Quizá esto podría complementarse con la bifurcación de los dispositivos móviles al estilo de los portátiles: Air y Pro. Nada hace sospechar que algún día exista un iPad Pro a pesar de que hay millones de usuarios que lo usan (lo usamos) como herramienta de trabajo. Mejoras en seguridad, distribución de aplicaciones, manejo de cuentas de correo, multitarea, hardware más potente y robusto… probablemente venderían unos cuantos.
En lo que sí que hay un extenso terreno por cubrir es en el concepto de plataforma de juegos, especialmente desde que al AppleTV ha llegado el nuevo procesador A5X capaz de manejar videojuegos que trascienden los actuales estándares de dispositivo móvil visto en iPhone o iPad acercándose ya a los que serían comunes en videconsolas. No se tiene noticia de que Apple esté trabajando en esa dirección, pero Microsoft, Nintendo y Sony tendrían motivos para preocuparse si AppleTV o los futuros e hipotéticos televisores Apple se decantasen por entrar a competir en el sector de videoconsolas domésticas.
Cualquiera de estos caminos está expedito para ser transitado por Apple, una empresa que casi podría construir una piscina de dinero con la del Tío Gilito puesto que cuenta con unos fondos en dinero contante y sonante de más de 140.000.000.000 dólares (ciento cuarenta mil millones) además de una cuenta de resultados más que saneada. En Cupertino aún no han desarrollado un dispositivo con tecnología NFC que permita el pago inteligente ni han creado sus propias “divisas” como AmazonCoins o FacebookCredits. No tienen una tarjeta de crédito propia ni han sacado partido como pasarela de pago a su incipiente Passbook. Lo que sí tienen es una patente para un sistema de pagos y transferencias virtuales mediante la cual los usuarios de iOS pueden enviar y recibir (incluso de/a gente que no conozcan) dinero, una especie de PayPal. Y recordemos que cuentan con una base de datos de quinientos millones de tarjetas de crédito de usuarios, la mayor del mundo.
Con esta última posibilidad Apple puede permitirse abordar casi cualquier empresa, muchas de ellas insospechadas, incluso fundar su propia compañía telefónica o su propio banco. Casi podría decirse que esto ni ha empezado.
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