Con el 10º Aniversario de Red Hat OpenShift, Joe Fernandes, vicepresidente de productos
y la unidad de plataformas cloud para empresas de Red Hat, ha querido realizar un repaso histórico de la trayectoria del servicio cloud para empresas.
El desarrollo inicial de OpenShift 1.0 comenzó a principios de 2010 y se aceleró con la adquisición de Makara a finales de ese mismo año. Para noviembre de 2012, la solución de Red Hat ya estaba disponible de manera general.
Es entonces cuando los desarrolladores acudieron a los nuevos servicios de PaaS en la nube pública, que permitían el despliegue de aplicaciones de autoservicio y una mayor agilidad. Los CIO’s vieron el valor de PaaS como estándar para herramientas y entornos de los desarrolladores de aplicaciones empresariales y crear una base de aplicación común, independientemente del propósito o la base de código de la aplicación resultante.
Red Hat permitía a los clientes funcionar en cualquier entorno de la nube híbrida, incluidos sus centros de datos o cualquier nube pública. La primera versión de OpenShift Enterprise se basaba en Red Hat Enterprise Linux (RHEL), que podía desplegarse en cualquier lugar en el que RHEL estuviera certificado y utilizaba contenedores Linux basados en RHEL para desplegar aplicaciones, mucho antes de que Docker existiera.
De esta forma los desarrolladores podían elegir los lenguajes y marcos de aplicación para desplegar sus aplicaciones, desde Java empresarial con JBoss Enterprise Application Platform 6 o Tomcat, hasta Ruby, Python, Node.js y otros. En su momento OpenShift era único en ofrecer una plataforma PaaS de código abierto que ofrecía herramientas y capacidades políglotas para desarrolladores, construidas sobre la estabilidad y la seguridad mejorada de RHEL.
OpenShift Enterprise 2, ya ofrecía capacidades mejoradas para desarrolladores y mayores controles administrativos hasta una mayor integración con OpenStack, entre otras plataformas de infraestructura. De hecho, OpenShift utilizaba gears para ejecutar sus aplicaciones, que eran esencialmente el predecesor de OpenShift a los contenedores de Linux como los conocemos.
Gears empleaba tecnologías subyacentes en RHEL para ofrecer una plataforma de aplicaciones escalable y en contenedores con una seguridad mejorada. OpenShift también añadió “cartridges” para ofrecer nuevos tiempos de ejecución para aplicaciones de terceros empaquetadas. Esto demostró la eficiencia que se puede obtener mediante el uso de contenedores en lugar de tener que emitir máquinas virtuales (VM) para construir y desplegar aplicaciones.
Todo cambió con el auge de los contenedores Docker y, poco después, de Kubernetes. En 2013 se produce el lanzamiento del código abierto Docker. Momento decisivo en la industria tecnológica, ya que permitía que los contenedores fueran más sencillos y accesibles para los desarrolladores y facilitó el empaquetado de nuevas aplicaciones para su ejecución en contenedores.
Red Hat fue una de las primeras empresas en unirse a Docker. RHEL fue el primer sistema operativo Linux comercial en anunciar la compatibilidad con sus contenedores, y colaboró para impulsar el estándar de la Open Container Initiative (OCI), que hoy es el estándar de la industria.
En aquel momento, la mayoría de las aplicaciones requerían de la orquestación de múltiples microservicios y su vinculación para formar una aplicación más grande y sofisticada. Aquí es donde Kubernetes entra en escena. Fue entonces cuando Red Hat se unió a Google para lanzar la comunidad de Kubernetes y, con OpenShift 3, Kubernetes se convirtió en el motor fundacional de la plataforma OpenShift.
En los primeros días de OpenShift 3 el mantenimiento de la aplicación y la plataforma todavía sufrían problemas de escala. A comienzos de 2018, Red Hat adquiere CoreOS y juntos desarrollan la plataforma Tectonic, que integraba el sistema operativo CoreOS Container Linux, y el concepto de operadores de Kubernetes.
Los operadores de Kubernetes, construidos sobre Definiciones de Recursos Personalizadas (CRD) proporcionaron un patrón para actualizar las aplicaciones nativas de la nube que se ejecutan en la plataforma como un servicio nativo de Kubernetes.
Por otro lado, la integración de RHEL con CoreOS Container Linux dio lugar a RHEL CoreOS, que junto al marco de trabajo del operador facilitaron el despliegue de la plataforma OpenShift y la entrega de servicios a la plataforma a través de la nube híbrida abierta.
Durante el Red Hat Summit 2019, la compañía lanza OpenShift 4, que se centra en la forma en que los desarrolladores construyen, despliegan y actualizan su próxima generación de aplicaciones.
A día de hoy, Red Hat OpenShift para WS, Azure e IBM Cloud, se centra en un modelo de servicio gestionado donde las organizaciones de TI pueden obtener beneficios de una plataforma cloud híbrida con las mismas herramientas a través de su propio centro de datos y múltiples nubes públicas.
A medida que el edge computing crece en importancia para las empresas en casi todas las industrias, Red Hat ha continuado diseñando modelos de despliegue para OpenShift para responder a este nuevo entorno mediante clústers pequeños y servidores de un solo nodo con OpenShift y que no requieren de intervención para el hardware configurado con OpenShift. Para ello, la compañía ha introducido Device Edger, que lleva Kubernetes de los servidores a los dispositivos edge.
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