No hace mucho conocimos de la visita del propio Jeff Bezos con su familia más próxima al pueblo español del que proceden sus ancestros. Un dato quizá desconocido por casi todos hasta que estuvo por aquí. Recientemente se ha publicado en Estados Unidos el libro escrito porBrad Stone “The Everything Store: Jeff Bezos and the Age of Amazon” (“La Tienda de Todo: Jeff Bezos y la Era de Amazon”) en el que se repasa la historia del personaje y su obra. A continuación vamos a repasar algunos de los datos más curiosos y/o sorprendentes contenidos en dicho libro.
Cuando Amazon apareció en 1995 era simplemente una página web que vendía libros pero ya su fundador tenía la visión de una futura expansión y un incipiente proyecto de dominio del comercio mundial. De hecho desde el principio Bezos sabía que Amazon tenía que convertirse algún día en una tienda donde se vendiera de todo. Lo que no estaba tan claro desde los inicios era el propio nombre, que inicialmente iba a ser Cadabra. Afortunadamente el primer abogado de la empresa, Todd Tarbert, logró convencer a Bezos de la similitud fonética con la palabra “cadaver”. Bezos tenía otro nombre candidato, “Relentless” (implacable). De hecho si accedes a www.relentless.com ya imaginarás dónde terminas. La elección de Amazon (Amazonas) se decidió finalmente por las concomitancias asociadas al nombre del río más largo del mundo.
Para dar cuenta del pequeño tamaño inicial, al comienzo de la actividad en Amazon sonaba una campana cada vez que alguien compraba un libro y todos acudían a comprobar si el comprador era algún conocido. Pasadas unas pocas semanas la campana ya sonaba con tanta frecuencia que tuvieron que desactivarla. Quien tuvo que hacer unos cuantos sacrificios personales en esos primeros momentos fue el propio Bezos, que tenía los servidores de Amazon instalados en su propio domicilio. Consumían tanta energía que en casa no podían ni encender el secador del pelo sin hacer que saltasen los plomos. En ese primer mes Amazon ya consiguió vender libros en 45 países diferentes.
Un ingenioso truco permitió que en sus primeros tiempos Amazon no fuese a la bancarrota. Uno de los principios esenciales de su negocio era no acumular stock, pero los distribuidores de libros tenían una estricta política que obligaba a hacer pedidos de un mínimo de diez libros en cada ocasión, lo que hubiera ocasionado un contratiempo a la política de funcionamiento de la empresa de Bezos. Pero descubrieron el “fallo del sistema”. La obligación era de pedir diez libros, pero no era obligatorio recibirlos. Por tanto se aseguraron de identificar un título que estuviese descatalogado del que pedían nueve unidades y adicionalmente pedían una unidad del libro que había solicitado el cliente.
Precisamente la competencia en el sector de la distribución literaria, Barnes&Noble, mantuvo conversaciones al principio de la vida de Amazon con Bezos. En una cena de negocios en 1996 los ejecutivos le confesaron que admiraban su trabajo pero que tenían pensado lanzar su propia página web y que no tardarían en “aplastarle”. Bezos debe estar aún riéndose.
Quien quizá no se ría sea alguno de los empleados de Amazon, puesto que Bezos no parece muy partidario de la conciliación laboral y familiar. Espera que sus empleados trabajen al menos 60 horas semanales. Se cuenta el caso de un empleado de los primeros tiempos de funcionamiento de la empresa que tras 8 meses de agotadoras jornadas de trabajo de sol a sol, se dio cuenta de que había olvidado por completo que tenía un coche y que lo había dejado aparcado cerca de su apartamento. Cuando tuvo 5 minutos para leer su correo electrónico personal descubrió que en esos meses había recibido un buen número de multas de aparcamiento, la grúa se lo había llevado, se lo habían notificado, y como no lo había reclamado el automóvil había sido vendido en subasta pública. Casi como en “Los Simpson”.
El éxito llegó a lo grande por primera vez en la Navidad de 1998. Los pedidos eran tantos y el personal tan escaso que muchos trajeron a amigos y familiares para que les ayudaran y algunos salían tan tarde de trabajar que se quedaban a dormir en el coche a la puerta del centro de distribución en el que trabajaban. A partir de ese momento en Amazon decidieron que nunca volvería a suceder algo similar por lo que iniciaron su política de refuerzo laboral en campañas especiales como Navidad contratando personal temporal.
Una tentación a la que casi sucumbió Jeff Bezos fue a la de tener “su propia eBay” cuando la popular web de subastas (y ventas) online apareció. Le encantaba la idea pero finalmente no se llevó a la práctica. Lo que sí consiguió fue implantar un curioso método de distribución de equipos de trabajo, denominado “Equipo de Dos Pizzas“. Los grupos deben tener menos de diez componentes, el número perfecto para tener suficiente con dos pizzas para cenar si la reunión de trabajo se alarga. Los equipos reciben tareas que se les asignan con metas muy concretas y el éxito en el desempeño se mide mediante la aplicación de ecuaciones de evaluación. Puede sonar bien pero al parecer los empleados odian este método de trabajo.
Al parecer esta y otras exigencias hacen que muchos empleados definan a Bezos como excesivamente exigente y en ocasiones tiránico, llegando a mostrarse hirientemente sarcástico con sus empleados cuando no resulta de su agrado lo que le comentan. Bezos está al corriente de esta opinión y habría contratado a un asesor personal que le ayude a moderar su comportamiento. En el libro se cuenta la anécdota de que tras una monumental bronca a varios de sus empleados a los que terminó espetando “marchaos a casa y volved dentro de una semana cuando sepáis lo que lleváis entre manos” Bezos se dio la vuelta dispuesto a marcharse. Tras unos pasos se detuvo a medio camino, como si se le hubiese ocurrido algo. Dio la vuelta, se acercó de nuevo a sus empleados y con otro tono más calmado les dijo “pero habéis hecho todos un buen trabajo” antes de marcharse definitivamente.
En cuanto a innovación hay que reconocer que Bezos fue un visionario aunque algunos proyectos finalmente no alcanzasen el debido desarrollo. Pocos saben que antes de que Google popularizase StreetView en Amazon tenían BlockView, un recorrido visual por manzanas de edificios. Recordemos que Amazon lanzó un motor de búsqueda llamado A9 (por cierto, de muy eficaz funcionamiento) dentro del cual existía un apartado llamado BlockView, una especie de Páginas Amarillas enlazado a una galería fotográfica de los bloques de edificios a nivel de calle que permitía ver los escaparates y las puertas de los locales que aparecían en las búsquedas de A9. Con un presupuesto inferior a $100.000 Amazon contrató a una serie de fotógrafos para que recorriesen 20 de las ciudades más importantes de Estados Unidos y desde vehículos alquilados tomasen fotos desde la calle de la fachada de los restaurantes. El proyecto no avanzó más quedando aparcado en 2006. Al año siguiente Google presentaba StreetViwe.
vINQulo
The Everything Store: Jeff Bezos and the Age of Amazon
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