El 5 de marzo de 1994, un bufete de abogados norteamericano enviaba un
mensaje a diversos grupos de noticias ofreciendo sus servicios a los
interesados en participar en el sorteo de permisos de trabajo para
inmigrantes en los Estados Unidos.
Si en el párrafo anterior
eliminamos la fecha, el resto de la frase difícilmente nos llamaría la
atención. Casi todas las personas que disponen de acceso al correo
electrónico reciben a diario varios mensajes con un contenido similar.
Mensajes que en la mayoría de los casos son borrados casi de forma
instintiva, prácticamente sin ver su contenido.
Han pasado
10 años. Lo que en su día fue vista como una muestra de mala educación
se ha convertido en una autentica lacra que pone en peligro la
viabilidad del correo electrónico.
En la actualidad, según
diversas estadísticas, el correo comercial no deseado ya representa más
de la mitad del volumen total del correo electrónico. En el caso de
aquellos que vemos nuestra dirección de correo publicada en diversas
páginas web seguramente superamos este porcentaje.
A pesar
de que a primera vista el correo basura no es otra cosa que un incordio
y una muestra de mala educación por parte de aquellos que utilizan
tácticas comerciales tan poco éticas, a nivel global se trata de un
negocio extraordinariamente lucrativo. Sólo en los Estados Unidos, el
spam consiguió atraer casi 12 millardos de dólares.
Y
por si fuera poco, ahora el correo basura ya no proviene únicamente de
los desaprensivos que basan su negocio en molestar a todo el mundo. Un
volumen significativo de correo basura es generado automáticamente por
algunos de los gusanos y virus más significativos.
Combatir el correo basura
Después de 10 años conviviendo con el spam, todavía no disponemos de
ningún sistema que nos elimine de la tortura diaria de ver inundado
nuestro buzón de correo. Incluso los sistemas más fiables disponibles en
la actualidad, basados en la utilización de algoritmos estadísticos y de
inteligencia artificial, no consiguen identificar con fiabilidad todos
el correo basura. Tienen un elevado porcentaje de acierto y nos libran
de un buen número, pero algunos mensajes logran saltarse estos filtros.
Los que no han optado por aplicar estos sistemas de filtro, han seleccionado
otra opción: el bloqueo de fuentes potenciales, utilizando sistemas de
listas negras. Esta opción todavía se ha mostrado más ineficaz que la
utilización de filtros.
Estamos en un momento de plena
efervescencia en el estudio de nuevos mecanismos y sistemas que
pretenden erradicar el spam. De su éxito dependerá en gran medida que en
los próximos años continuemos utilizando el correo electrónico. Si se
consigue algún sistema para erradicar la recepción del correo basura,
evitando que llene los buzones de correo y consuma un elevado porcentaje
de ancho de banda, el correo electrónico tal como lo entendemos
actualmente, continuará utilizándose.
Si por el
contrario no somos capaces de frenar el correo basura y este continúa su
exponencial crecimiento, deberemos buscar un nuevo sistema de
comunicación. Si entre todos no conseguimos erradicar el spam o como
mínimo frenarlo y reducirlo de una forma significativa, el concepto de
correo electrónico está condenado de muerte.
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