No cesan las nuevas tecnologías, técnicas y materiales que cada día aparecen con la capacidad de revolucionar por completo lo que hoy tenemos que, por otra parte, supone ya de por sí una revolución con respecto a lo que era cotidiano hace unos pocos años. Y si no que nos lo pregunten a quienes empezamos a acceder a Internet con módems de 14,4 Kb.
La cuestión no es nueva y de hecho hace algún tiempo que ya funciona de manera más o menos experimental, pero ahora un grupo de la universidad de St. Andrews ha desarrollado una serie de polímeros capaces de potenciar de manera exponencial la capacidad de transmisión y la velocidad.
La primera ventaja de emplear luz visible para transmisión de datos es que la información queda codificada en pulsos de nanosegundos, es decir, un umbral que el ojo humano es incapaz de percibir, aunque a cambio sí hay una gran desventaja: debe existir una línea recta de visión libre de obstáculos entre emisor y receptor, aunque esto paulatinamente se va solucionando mediante sistemas de reflexión del haz luminoso.
Lo que han conseguido el grupo de investigación de St. Andrews es crear un sistema de LED construido con unos nuevos polímeros que, al mismo tiempo que permite el envío de información proporciona iluminación. La frecuencia de oscilación es tan alta que a ojos del ser humano no llega a percibirse lo que a menor frecuencia podría semejar una luz estroboscópica. Y eso que por el momento la máxima velocidad alcanzada es de 4 Gbps pero tienen previsto que a final del presente año pueden llegar a los 15 Gbps.
Los LED normales emplean un recubrimiento de fósforo para matizar el color azulado de manera que proporcione un espectro luminoso más agradable al ojo humano, pero ese material ofrece una oscilación de microsegundos, lo que impediría obtener estas elevadas tasas de transmisión de datos que mediante el uso de los referidos polímeros alcanza cotas en la escala de los nanosegundos, mucho más adecuadas para la efectividad del LiFi.
Se ha conseguido un polímero orgánico es capaz de filtrar parte de la luz del nitrito de indio-galio del LED y reemitirla en color verde mientras que otro tipo de polímero puede absorber la energía derivada del primero y emitirla como luz roja-anaranjada, obteniendo como resultado final una luz blanca de alta calidad que ha podido alcanzar tasas de transmisión de información de 350 Mbps aunque por el momento únicamente a 5 cms de distancia. A pesar de ello ya se trata de una velocidad 35 veces superior que los LED equivalentes sin el empleo de estos revolucionarios polímeros que, además, utilizaban luces azul, verde y roja en lugar de blanca, por lo que no hubieran servido para este doble propósito de proporcionar adicionalmente iluminación.
La importancia de esta última cuestión es esencial puesto que supondría un paso importantísimo para llevar el LiFi al gran mercado de consumo en forma de, por ejemplo, bombillas capaces de iluminar estancias al tiempo que ofrecen cobertura de datos. Para tener acceso a Internet en una habitación a oscuras bastaría con encender la luz, matando dos pájaros de un tiro.
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