La opinión de directivos y empleados sobre el grado de digitalización de sus compañías no encaja.
Así se desprende del estudio The Digital Culture Challenge; Bridging the employee-Leadership Disconnect elaborado por Capgemini y el analista Brian Solis. Mientras un el 40 % de la alta dirección cree que su organización tiene una cultura digital, el porcentaje de empleados que está de acurdo baja al 27 %. En España la situación todavía es más cruda: con un 5 % de la alta dirección y el 0 % de los empleados.
A la hora de valorar la cultura digital se tiene en cuenta desde la innovación al entorno de colaboración, la existencia de una cultura abierta, las habilidades y mentalidad digital, la agilidad y la flexibilidad, la orientación al cliente y también el uso de datos para tomar decisiones fundamentadas. En el caso de la innovación, por ejemplo, solamente un 7 % de las empresas tendría capacidad para concebir ideas, probarlas de manera continua y ponerlas en práctica con rapidez.
Además, a la hora de localizar el problema, un 62 % de los directivos señala que la cultura corporativa reinante es el principal obstáculo en su proceso de transformación digital. En 2011 ese porcentaje era del 55%.
“Las tecnologías digitales pueden aportar un importante valor, pero las empresas sólo podrán aprovechar ese potencial si adoptan la cultura digital adecuada, desplegada y sostenida en el tiempo”, indica Cyril Garcia, director de Servicios Digitales y miembro del Comité Ejecutivo de Capgemini a nivel mundial.
“Las empresas deben utilizar un modelo que apoye e inspire a todos los empleados para propiciar un cambio cultural de forma conjunta”, resuelve Garcia. “Reducir la falta de conexión entre alta dirección y empleados es un factor clave para el crecimiento. Las empresas que hagan de la cultura digital un eje estratégico verán mejorar sus relaciones con los clientes, atraerán el mejor talento y se situarán en el camino hacia el éxito en el mundo digital de hoy”.
El experto Brian Solis también comenta que, “para competir a futuro, las empresas deben invertir en una cultura digital que impregne y alcance a cada empleado”.
“La cultura puede ser el mayor inhibidor, pero también el gran catalizador para la transformación digital y la innovación”, continúa Solis. “Muchos directivos creen que su cultura ya es digital, pero si se pregunta a sus empleados vemos que opinan lo contrario. Esta disparidad pone de manifiesto la falta, desde la alta dirección, de una visión realmente digital y de una estrategia y un plan de ejecución adecuado”.
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