Cifrar para descifrar, y ganar el Nobel de la Informática
Whitfield Diffie y Martin E. Hellman, cuyo trabajo conjunto dio forma a la criptografía moderna, son los vencedores de una nueva edición del Premio Turing.
Alan Mathison Turing murió a los 41 años y con su honor manchado. En los últimos compases de su vida tuvo que enfrenarse a un juicio por ser homosexual, algo que a mediados del siglo pasado era motivo de delito en base a las leyes del Reino Unido, su país de origen y residencia. Turing incluso se llegó a someter a un tratamiento de castración química durante el periodo de libertad condicional. Sus trayectorias personal y profesional quedaron truncadas. Tuvieron que pasar hasta seis décadas, y la negativa previa de las autoridades, para que la Casa Real británica se animase a conceder el perdón póstumo a este protagonista destacado de la historia de la computación. Fue a finales de 2013.
Aunque a los organismos oficiales les costó restablecer el nombre de un hombre que ha pasado a los anales por su competencia en diversas áreas del saber, en 1966 ya se había dado un primer paso para honrar sus contribuciones a la sociedad. Ese año la ACM, siglas de Association for Computing Machinery o Asociación para la Maquinaria Computacional creaba el Premio Turing. Este premio se entrega anualmente a una figura destacada del mundo informático, como en su momento lo fue el propio Turing.
Uno de los logros más recordados de este pionero fue ayudar a descifrar durante la II Guerra Mundial el código de Enigma, una máquina que era usada por los militares del bando alemán para sus operaciones. También formalizó el concepto de computación a través de su máquina no menos célebre, la máquina de Turing. Aunque eso fue sólo una parte. Turing estuvo implicado en diversos proyectos. De las matemáticas a la criptografía, nada parecía resistírsele.
Whitfield Diffie y Martin E. Hellman
El último Premio Turing ya sido resuelto. Esta vez el reconocimiento ha sido doble: para Whitfield Diffie y Martin E. Hellman. Ambos elaboraron el paper “New Directions in Cryptography” (“Nuevas direcciones en criptografía”) que justo diez años después de la fundación del Premio Turing, en 1976, cambiaba la forma de entender la seguridad de los datos. Diffie y Hellman contribuyeron a proteger las comunicaciones en base a dos ideas. Por un lado, con la formulación de un algoritmo que demostraba la viabilidad de la criptografía de clave pública o criptografía asimétrica. Mientras una clave pública era empleada para las tareas cifrado, otra privada activaba el descifrado, manteniendo la confidencialidad.
Por otra parte, Hellman y Diffie apostaron por revertir el proceso para proporcionar las firmas digitales, y la consecuente autenticación. Esto ha servido para ir conformando los protocolos de seguridad que se emplean profusamente en Internet en la actualidad. El galardón de 2015 guarda vinculaciones con Turing más allá de su nombre. Mientras esta pareja de profesionales ha dado pie a la criptografía moderna, la habilidad del matemático británico fue fundamental para realizar el criptoanálisis de Enigma.
“Hoy, el tema de cifrado domina los medios de comunicación, es visto como un asunto de seguridad nacional, afecta a las relaciones entre el gobierno y el sector privado, y atrae miles de millones de dólares en investigación y desarrollo. En 1976, Diffie y Hellman imaginaron un futuro en el que la gente se comunicaría regularmente a través de redes electrónicas y serían vulnerables al robo o alteración de sus comunicaciones. Ahora, después de casi 40 años, vemos que sus previsiones fueron extraordinariamente proféticas”, valora Alexander L. Wolf, presidente de la ACM.
Con el avance de la web y la aparición de negocios que se relacionan con información sensible continuamente, como datos privados de los usuarios en aplicaciones de mensajería instantánea o compras de productos a través de tiendas online, proteger las comunicaciones es crucial. Los usuarios no sólo deben sentirse seguros, sino que tienen que estar seguros. Y sus datos, permanecer a salvo de terceros.
Esto requiere de protocolos que atestigüen con certeza la identidad de las personas, entre otras cosas. Al final lo que se busca es una comunicación íntegra. Y eso es lo que hace el protocolo Diffie-Hellman, convertir información legible en ilegible para todos menos aquella persona a la que va dirigida. La ACM ha querido reconocer la importancia de este hito para la industria de la seguridad online y la sociedad en general. También ha destacado el hecho de que la criptografía ha acabado establecida como una disciplina informática más, en parte gracias a sus galardonados.
Ésta no es la primera vez que Whitfield Diffie y Martin E. Hellman ven recompensados sus esfuerzos. En 1996, recibieron el ACM Paris Kanellakis Theory and Practice Award junto a Leonard Adleman, Ralph Merkle, Ronald Rivest y Adi Shamir. En 2010 les fue otorgada la IEEE Richard W. Hamming Medal, que también tuvo en cuenta a Merkle. Diffie, que ha intervenido en el Senado y la Cámara de Representantes de Estados Unidos en varias ocasiones justo por temas de criptografía, fue director de seguridad de la desaparecida Sun Microsystems. Hellman es profesor emérito de Ingeniería Eléctrica en la Universidad de Stanford, donde se doctoró y ejerció durante 25 años. Y cuenta con una docena de patentes a su nombre.
Otros galardonados
El Premio Turing se conoce también con el sobrenombre de Premio Nobel de la Informática. Otorga pedigrí y 1 millón de dólares al vencedor, que aporta Google. Hellman ha declarado en su blog que sus 500.000 dólares irán destinados a la consecución de un mundo más pacífico, libre de amenazas nucleares. Y espera conseguirlo, comparando dificultades y posibilidades de éxito con el cambio de rumbo que supuso la criptografía asimétrica en su día.
Aunque Turing era británico, a lo largo de la historia este premio ha recaído sobre todo en ciudadanos de Estados Unidos. Pero también se ha acordado de profesionales de Canadá, Latinoamérica, Europa y Asia. El primero de ellos fue Alan J. Perlis, uno de los miembros del equipo que desarrolló el lenguaje ALGOL, por haber influido en las técnicas de programación y la construcción de compiladores. Y el primer europeo de la lista no tardó en llegar, ya que en 1967 Maurice V. Wilkes recibió su particular homenaje tras haber diseñado el primer ordenador con programa almacenado en memoria interna, el EDSAC.
Otros premiados han sido los expertos en inteligencia artificial Marvin Minsky y John McCarthy. El científico Edsger W. Dijkstra, que cuenta con un premio bautizado en su honor, también ha recibido el Premio Turing. Al igual que lo han hecho Kenneth L. Thompson y Dennis M. Ritchie, creadores de UNIX; John Cocke, inventor de la arquitectura RISC; Douglas Engelbart, que ideó el ratón; o Vinton G. Cerf y Robert E. Kahn, padres del conjunto de protocolos TCP/IP. El venezolano Manuel Blum es el único sudamericano que lo tiene. Y Frances E. Allen, Barbara Liskov y Shafi Goldwasser, las únicas mujeres.