Un nuevo año ha llegado, y con él los interrogantes sobre qué pasará durante los próximos doce meses en materia de tecnología. Empresas de la industria y expertos han pasado las últimas semanas intentando predecir algunas de las tendencias que marcarán este 2018. Lo han hecho Trend Micro, OpenText, WatchGuard Technologies o también Huawei, que en su caso considera que la inteligencia artificial (IA) tendrá mucho que decir en el futuro. Con motivo de su campaña I Am What I Do (Soy lo que hago), el gigante chino está colaborando con emprendedores europeos en distintos ámbitos, desde la moda a la agricultura, y ha dado la palabra a sus embajadores para pronosticar el devenir de las últimas tecnologías.
Por ejemplo, la firma de consultoría Hy.am apuesta por una relación diferente entre los seres humanos y las máquinas en la que ambas partes aprenderán la una de la otra. Y lo harán, posiblemente, a niveles hasta ahora desconocidos. “Creo que, en 2018, veremos cómo la humanidad y las máquinas llegarán a una relación simbiótica de la mano de la inteligencia artificial”, dice Oliver Bronner, fundador de Hy.am. “El uso continuado de nuestros dispositivos permitirá a las diversas IA ir absorbiendo cada detalle de nuestro día a día: qué noticias leemos, qué música escuchamos y qué contenidos vemos; para luego procesar esta información y ofrecernos así experiencias más personalizadas”. Con el paso del tiempo, la inteligencia artificial “no sólo nos hará recomendaciones en lo que respecta a nuestras aficiones: qué medios seguir, qué listas de reproducción escuchar y qué series ver; sino que pasará a tener influencia en lo que realmente nos importa”, según Bronner, “permitiéndonos mejorar a nivel personal, ya sea abandonando hábitos perniciosos o ayudándonos a hacer realidad nuestras ambiciones”.
En cuanto a las omnipresentes redes sociales, “pasarán de ser unidimensionales a convertirse en experiencias totalmente inmersivas en las que los usuarios podrán interactuar más allá del simple ‘Me gusta’ o retweet“, indica Steve Bartlett, fundador y consejero delegado de la también consultora Social Chain. Avanzarán hacia el 4D. “El volumen de contenidos de 360 grados irá en aumento, lo que brindará a los consumidores la capacidad de compartir contenidos que otros podrán explorar a su propio ritmo”, sigue Bartlett, que ve un futuro en el que estas redes “acabarán superponiéndose a la realidad, ya sea mediante aplicaciones con funcionalidades de realidad aumentada, como Snapchat e Instagram, o compatibles con visores de realidad virtual y, en un futuro próximo, puede que hasta con lentes de contacto”. Por otra parte, las relaciones en estas plataformas orbitarán “en torno a la conversación, con asistentes por voz cubriendo nuestra presencia en la red, según nuestras necesidades”, añade el directivo de Social Chain. “Los consumidores gozarán de las experiencias más naturales posibles”, inmersivas y realistas, “que conectarán con nosotros a través de varios sentidos, hasta el punto en que las redes sociales ya no se entenderán como un fenómeno cibernético, sino como una realidad en sí misma”.
¿Y qué pasa con el internet de la cosas y sus dispositivos conectados? Que “va a revolucionar nuestras formas de producir y consumir alimentos”, contesta Erez Galonska, fundador y consejero delegado de la start-up de agricultura vertical InFarm. En la industria agropecuaria, “las granjas actuales ya utilizan sensores inteligentes para interconectar las explotaciones, el ganado y las cosechas, garantizando con ello que la producción es más eficiente. El siguiente paso es conectar a la humanidad con la cadena de producción alimentaria”. Galonska explica que “nuestros wearables y smartphones podrían detectar qué estamos consumiendo y tener cierta intuición de qué nutrientes pueden faltarnos. Esto permitiría a nuestros dispositivos transmitir esta información a agricultores, ganaderos y comerciantes de alimentación de nuestro entorno, que podrán ofertarnos alimentos ricos en nutrientes que se adecúen perfectamente a las necesidades específicas de nuestro cuerpo, nuestro modo de vida y nuestros gustos”. El siguiente paso para InFarm sería “cultivar alimentos a la medida exacta” para mejorar en salud.
Sin salir del campo de la naturaleza, la tecnología debería incidir en la demanda de materiales obtenidos éticamente. “A lo largo de 2018, seguiremos asistiendo a un incremento el número de empresas de tecnologías limpias que buscan abrirse paso en el mercado y que aspiran a comprender mejor cómo hacer un uso eficaz y ético de los recursos naturales, garantizando con ello que la humanidad estará equipada para la nueva era tecnológica”, determina Timothée Boitouzet, fundador y consejero delegado de la start-up de energías limpias WOODOO. “Las grandes empresas tecnológicas, por su parte, realizarán considerables inversiones en proyectos de I+D, con el fin de abordar las mismas problemáticas”. A mayores, “los consumidores también aspirarán a que sus productos estén producidos con recursos limpios y naturales. Tal y como hemos visto con la revolución de los alimentos orgánicos y biológicos, la era de las tecnologías limpias va a convertirse en la próxima gran tendencia entre los consumidores”, prevé Boitouzet.
Volviendo a la inteligencia artificial, y sumándole otras tendencias como la realidad virtual, otra área por explotar es la de la moda. “La llegada del comercio electrónico ha transformado para siempre nuestra forma de comprar. Ahora, gracias a la IA y a las realidades virtual y aumentada, las compras online están sufriendo una nueva transformación. Así, en un futuro no muy distante, veremos cómo los grandes nombres de la moda irán integrando tecnologías de realidad virtual y aumentada en sus experiencias de compra online, permitiendo a los consumidores probarse prendas en cualquier lugar”, cuenta Monica Calicchio, fundadora de la marca de moda centrada en tecnología TailorItaly. Para estas experiencias de compra personalizadas, “lo único que necesitarán es contar con su smartphone. Se espera, de este modo, una revolución en las interacciones. “La IA podrá recabar los datos de los clientes y aprender de sus hábitos, haciendo así recomendaciones personalizadas”, de acuerdo con “medidas, estilo y preferencias”, enumera Calicchio, que recuerda que “estas experiencias asistidas por IA” ya existen ahora en las apps de música o de restaurantes.
Tampoco falta la predicción de la propia Huawei. Esta compañía cree que la era del smartphone se acaba y comienza la de los intelligent phones o los teléfonos “genuinamente inteligentes”, más inteligentes. “La inteligencia artificial está contribuyendo a hacer de nuestros smartphones compañeros más próximos que nunca, permitiéndoles predecir con acierto qué queremos hacer y cuándo y ofreciéndonos exactamente la información y experiencias que buscamos, en el momento indicado”, indica al respecto Peter Gauden, responsable y director de marketing de productos a nivel global para Huawei. Eso es en la actualidad. En el futuro se basarán en interacciones proactivas y permitirán “hacer posible lo imposible”. Así, “a medida que vamos descubriendo qué es posible hacer con la IA, esta irá ganando en proactividad, volviéndose menos pasiva y haciendo nuestras vidas más sencillas que nunca”, concluye Gauden.
Girará en torno a tres temáticas: desinformación, contrainteligencia y credenciales expuestas.
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